LA LLAMADA

12 0 0
                                    







No ha pasado ni un día de nuestra pelea y se siente cómo si llevarmos semanas separados. Tampoco me he tomado tiempo para pensar en ello ni hemos hablado, ahora lo único que cruza nuestra mente es el caso. Los exámenes toxicológicos demostraron que efectivamente se trata de veneno, uno que se puede ingerir a través de la comida o la bebida, así que mis padres nos enviaron un antídoto para posibles emergencias. Revisamos a fondo el teléfono que encontramos y descubrimos que el amante de Elif es el director, así que estamos yendo a visitarlo a su fiesta de cumpleaños, en el bar. Cuando llegamos vemos que esta bailando junto a su esposa, pero nosotros venimos a aguar la fiesta.

-Director Kundakçi, lamentamos interrumpir, pero necesitamos hablar con usted -le replico muy seria.

El pestañea sin decir nada, parece que lo he atrapado con la guardia baja y por alguna razón, esto me hace seguir:

-Es el principal sospechoso por la muerte de Ekmekçi y los hermanos Koç.

Se hace el silencio. Me mira de una forma muy extraña y automáticamente cae rendido a mis pies. Lo envenenaron. Y no sólo eso, sino que perdimos a nuestro único sospechoso. Rápidamente, Yakin le da el antídoto y nos disponemos a hablar con su mujer.

La información que nos plantea es muy básica, pero al menos sabemos que tomó su marido y podemos evitar que los clientes sigan bebiendo. Vamos a tener que revisar el vaso de su marido. Al hacerlo encontramos hielo, pero el bartander insiste en que el nunca mezclaría vodka con hielo, así que deducimos que alguien más podría haberlo puesto en el vaso. Cuando termina su explicación, revisamos alrededor del bar y hallamos una servilleta manchada de sangre con una señal de culpable. Más pruebas para analizar.

El bar quedó practicamente vacío por nuestra llegada, pero el director, que al fin despierta, y su esposa siguen aquí. Sin poder evitarlo, lo miró de reojo y me acerco a interrogarlo.

-Director Kundakçi, soy la detective Arap y es el Yakin Badem -le informó antes de que realice cualquier pregunta.

-¿Qué me pasó?

-Creemos que han intentado envenenarlo, pero por suerte teníamos un antídoto a mano.

-Ha tenido suerte director, pero debemos hacerle unas preguntas. -Y, en efecto, es Yakin quien habla esta vez.

-¿Puede decirnos que hacía usted en la casa de Elif Koç?  -Al acabar la frase, me doy cuenta que Yakin no para de mirarme.

-No sé de que me habla- dice él con su sempiterna seriedad.

-No creó que sea buena idea mentirnos... -Ahí esta la maldita intimidación de Yakin, quien sostiene el reloj del director en su mano.

-No puedo creerlo. Necesito salir de aquí -dice su esposa intentando no perder la compostura.

-Usted fue el último en ver a Elif con vida, así que es el principal sospechoso -lo incito amenazadora. Vuelvo a sentir como el frío me corre en las venas-. Será mejor que nos cuente la verdad.

-Es cierto, yo he estado acostándome con Elif - confiesa con timidez.

-¿Y qué puede decirnos de las pastillas? -pregunta Yakin con seriedad antes de ponerse a caminar por el bar.

-¿Qué pastillas? -pregunta el director.

Al ver que me quedo callada, Yakin vuelve a nuestro lado. Y menos mal que lo hace, necesito dejar esta conversación de una vez. Ya no confío en las palabras de nadie, ni siquiera en las de Yakin, así que creo que es hora de resolver el caso por mi cuenta.

-No me mienta director -suelta Yakin con un bufido. Apenas una respuestas y ya está perdiendo la paciencia, o eso quiere que pensemos.

-Es bueno en su trabajo detective. Cuando Murat se enteró de que estaba con su hermana, el y su amigo intentaron sacar provecho. Querían mis contactos -dice el director, que parece disfrutar de delatarlos. Yakin lo mira de arriba a abajo con una sonrisa maligna, creo que algo lo incomoda.

-¿Y usted se los dio?

-Claro que no, yo soy la víctima -responde el director cada vez más alterado.


-¿Hola?

-Hola Sem, necesito que vengas a ayudarme -exclamo al teléfono dando vueltas por la habitación.

-¿Qué paso? -susurra, y me sorprendo a mi misma empezando a llorar.

-Creo que estoy embarazada -digo con la voz cargada de angustia.

-Pasa. -No me dio tiempo acabar la frase, Sema tardo solo cinco segundos en entrar a la habitación y dejar una bolsa con test de embarazos sobre la cama. Sonrió, ese es el tipo de amiga que necesito en estos momentos.

-¿Cómo fue que sucedió?

Ahogo una risita, pero sigo inmóvil en la cama, me niego a mirarla a la cara. Sema me abraza por los hombros.

-También me alegra verte.

Vaya, parece que el sarcasmo nunca se va de mi vida.

-Si, hola. Ahora, ¿Cómo fue que paso?

-¿En serio quieres que me ponga a explicarte como paso? -Veo como Sema se agarra las manos con fuerza.

-Bueno, ahora tomate el agua y hazte los tres test que te compre.

-¿Puedes verlos tu? -hablo finalmente para romper el silencio.

Sema asiente secamente y mira los test, como no hay respuesta de su parte me asomo detrás de ella. Todos dieron positivo.

Tulay: La Vida SigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora