El páramo oscuro de los sueños grises

7

Siete días consecutivos trató de hallarla.

Ese domingo permaneció hasta el anochecer en aquella banca frente al mar. Los siguientes días después del trabajo, lo primero que hacía era correr directamente al muelle. Y pasó lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado...

Quería ver a la chica...

Caminaba cerca de una de las carreteras que daban justo al mar. En un instante notó a una chica justamente al otro lado de la carretera, encima de un tanque de agua encima de una estructura, a más de 15 metros de altura. Se le notaba una mirada de tristeza y desolación. La chica tenía cabello pelirrojo, una piel blanca y era bajita y muy delgada. La chica estaba intentando saltar.

El amargado hombre corrió directamente al tanque, comenzó a subir por las pequeñas escaleras que estaban colocadas en la estructura y mientras trataba de subir gritaba una y otra vez: "¡No saltes por lo que más quieras!"

Fueron 12 segundos que se sintieron como una larga eternidad. Tomó a la chica como pudo y, aunque de manera un poco brusca, la apartó de la orilla de la plataforma del tanque.

La chica rompió en llanto.

-¡IDIOTA! ¿Por qué no me dejaste saltar?

Intentó empujar a Akerot, pero en el momento que lo tocó, sucedió exactamente lo mismo que Akerot sintió cuando tocó a la chica el muelle: Esa extraña energía y esa extraña sensación por parte de ambos de sentir lo que había dentro del ser de cada uno... La pelirroja también tenía la maldición.

La expresión de sorpresa fue demasiado para ella... Las lágrimas corrían por su mejilla.

-Tú también... – Ambos expresaron al mismo tiempo.

Se miraron fijamente. Ambos se incorporaron y después de un pequeño silencio, ella dijo:

-Debiste dejar que saltara.

-Eso no te va a llevar a ningún lado ¿Sabes?

-Tal vez no –comenzó a sacudirse el vestido negro – Pero... ¡Eres un idiota! – Su rabia estaba más que marcada en su rostro.

También el comenzó a sacudirse.

-Supongo. Al menos ahora entiendo que no soy el único.

La chica respiró profundo. Se recargó en el barandal de la plataforma y por fin dijo después de un instante:

-Eres la segunda persona que conozco con ella...

La cara de sorpresa de nuestro amargado hombre fue algo sorprendente.

-¿Te refieres a una chica bajita de cabello corto, de piel morena y algo caderona?

-Ella misma. Aunque solo la he visto una vez en mi vida... Creo que se llama... Otoño, o algo así. No entiendo cómo es que ella supo todo de mí con solo tocarme.

-¿Y si bajamos de aquí? No me gustan las alturas...

-De acuerdo. Ven... acompáñame por una bebida.

***

Ambos caminaron a la playa, en una pequeña tienda, ambos compraron una botella de refresco de cola.

-Me transmites confianza... y... me transmitiste... algo raro... como una especie de... tristeza.

-¿Cómo te llamas?

La joven frunció el ceño.

-Creí que también sabrías todo de mi con solo tocarme...

-Ojalá tuviera esa facultad. Lo único que supe- Da un sorbo a su botella – Es que también tenías esta estupidez.

Cambió su rostro enojado pro uno más amable al escuchar eso.

-Ok... me llamo Stara, ammm... Tengo 20 años y mi vida no es tan... ¿POR QUÉ DEMONIOS ME TRANSMITES TANTA CONFIANZA? ¿De dónde nos conocemos? ¡Sé que te conozco de algún lado!

El amargado hombre resopló fuertemente.

-No recuerdo nada de los 20 hacía atrás. Solo se... que una mujer me trajo desde la horrible Zeloria... Si te conociera, te recordaría- Sorbió un poco de refresco- A propósito ¿Cómo obtuviste la maldición?

Stara se quedó en silencio por un momento.

-No se... mira, solo recuerdo que el pueblo de Ekiara fue bombardeado:

"Mi familia estaba emigrando a Twain con la esperanza de una mejor vida, como muchos lo han intentado. La guerra zeloriana no fue muy grata para mí, porque el día del atentado, Sentí dolor. Sentí que había muerto también en aquella explosión.

Recuerdo las bombas caer sobre el pacifico pueblito. Recuerdo a la gente quemándose... incluyéndome...

Solo sé que desperté junto con algunas personas, entre ellas, hombres, mujeres, algunos niños y ancianos. Todos estaban mal heridos, algunos de gravedad. Pero a muchos les sorprendió que no tuviera ni un solo rasguño... solo tenía la ropa muy sucia. Tenía solo 12 años.

Toda mi familia murió calcinada... ME sentía destrozada... Casi no comía.

Una noche, una extraña silueta se apareció en mis sueños. Lo único que se pasó repitiendo una y otra vez en ese sueño era la frase "No puedes morir hasta que seas feliz"

No sé si fue instinto... o no sé. Pero era como si creyera ciegamente en esa estúpida frase. Esa noche me lancé por un acantilado... morí pero desperté como si nada al siguiente día.

Un par de meses después, un hombre me adoptó y me llevó a Twain, para ser exactos, al pueblo de cervantes. Creí que sería una oportunidad para comenzar de nuevo...

Sufrí abusos por parte de él. Físicos, emocionales y sexuales.

Así durante 8 años.

Intenté huir... pero siempre me encontraba.

Hasta hace un par de años, logré irme. Llegué a Tolkien y todo estuvo mejor... pero la herida estaba ahí... No se iba jamás..."

-...A pesar de todo, ha mejorado todo. Hasta hace un par de días... Que... Ese hombre apareció.

-No vuelvas a huir...

Realmente estaba molesta.

-¿Y DEJAS QUE ME VUELVA A HACER DAÑO? ¿ESTAS TONTO O SIMPLEMENTE ERES IDIOTA?

Akerot deseaba gritar, pero solo dijo:

-Me refiero, a que busque ayuda... No puedes pasar huyendo si al final de cuentas va a seguir libre y te va volver a encontrar. Piensa ¿Qué tal si te vuelve a lastimar? ¿Y qué tal si comienza lastimar a alguien más?

Solo se quedó en silencio.

-La voz me dijo algo más- Sorbió- Dijo que solo la gente buena tiene la maldición. Pero... No solo por eso me generas confianza... Sé que hay algo más...

-No sé. Déjame llevarte a casa.

-De acuerdo...

-Te daré mi número. Por cierto, me llamo...

-Akerot. Y no, no sé cómo es que se  tu nombre... A lo mejor pasó lo mismo que con la tal otoño...

-Si necesitas ayuda... Aquí estoy...

Por primera vez en mucho tiempo, Akerot no se sintió tan solo...