Hace algunos años, Zeloria, el país vecino de Twain tuvo una gran guerra. Aquel país estaba separado por la mitad por una enorme barrera de hielo indestructible. Era un país conocido por tener grandes avances tecnológicos... Aunque no era tecnología, sino magia.
Magia real...
Hubo una guerra. Provocada por insignificantes y estúpidas diferencias acerca de cómo debe ser usada la magia y por quien debería ser usada, el gobierno buscaba oprimir al pueblo, quitándoles el derecho a utilizarla. Esto fue lo que hizo que el país se dividiera: Aquellos que estaban a favor de quienes mandaban gracias a que ellos creían ciegamente las mentiras de los líderes y la gente que estaba a favor del uso del poder mágico de manera libre, en otras palabras, los que luchaban por sus derechos. La hambruna, el odio, la muerte y la miseria fueron invadiendo lo que alguna vez fue un país próspero.
La gente se defendió. Solo querían una vida digna y tranquila. El pueblo sabía que la magia no era para crear guerras. Curiosamente el poder mágico dejó de ser lo que se supone que debe ser: algo bello.Pero esto tendría que llegar a su fin. Dos seres descendieron del cielo. Era un hombre y una mujer. El hombre tenía una armadura dorada, en los hombros un par de cuervos, un cabello canoso pero con una barba pronunciada y una bella dama con el cabello corto y un vestido blanco deslumbrante junto con una belleza indescriptible.
El hombre con palabras breves anunció que los humanos perdieron el derecho a la magia. Todos los elementos mágicos, rastros de poder y todo lo que caracterizaba a la hechicería desapareció con solo un chasquido del misterioso hombre de los cielos. "Tal vez hicimos enojar a dios" Era una de las tantas frases que se escuchaban. Los seres se elevaron al cielo y la guerra terminó con horribles secuelas.
Como su estabilidad económica dependía de la magia, la población entró en una gran crisis. Pocas fueron las ciudades que lograron levantarse como Zatera. Las leyes eran severas, pues quienes iniciaron la guerra seguían a la cabeza. La gente estaba atrapada en la hambruna y carencias. Muchos han intentado emigrar a mejores lugares, como Twain, pero... El castigo por abandonar Zeloria es la muerte.
Se dice que el hombre no desapareció la magia como tal, pues cuenta la legenda que la magia fue preservada en una niña y en un niño... Ellos serán los que regresarán ese poder como un regalo... un regalo que tendremos cuando desaparezca el odio y esa sed de muerte y destrucción que muchos humanos poseen.
-... Solo las personas que aún creen en la magia y aquellos que están dispuestos a usarla para el bien... Serán las que reciban ese regalo tan preciado. La gente que hace buenas acciones por otros y que se preocupa por sus semejantes son los que recibirán tan preciada recompensa.
Los niños que estaban escuchando a Akerot siempre lo seguían. Siempre estaban atentos a las historias que él les contaba. Este joven Akerot tenía 20 años y después de sufrir muchas penas en aquella guerra por la magia, el aun no decaía. Siempre tenía una sonrisa en el rostro.
-¿Entonces crees que algún día regrese la magia, Akerot? –Preguntó una pequeña niña de unos 9 años.
-¡Por supuesto que...!
-¡NO! ¡Ya deja de meterles ideas en la cabeza a estos mocosos! ¡No va a cambiar nada! –Entró un hombre Muy grande, sin cabello y una barba de 5 días.
Todos los niños suspiraron tristes.
-Este... Niños ¿Por qué no van a jugar? –Agregó Akerot.
Todos asintieron y fueron corriendo con una leve sonrisa.
-¿Por qué demonios no dejas de ser tan amargado? ¡Solo son niño, maldita sea! –Se levantó Akerot.
-Pues que de una vez aprendan que la vida es una mierda si vives en Zeloria.
-Bueno...pero son niños, tienen entre 9 y 12 años ¡Ya llegará el momento en el que vean la realidad!
-Si sigues así, solo conseguirás que te maten.
El hermano de Akerot se llama Sith, 24 años de edad y demasiado realista para el gusto del Akerot de ese entonces.
El amargado hombre fumaba mientras Akerot lo seguía a través de las destrozadas calles del pueblo de génesis. El ambiente era lúgubre, todos eran fríos y amargados, el cielo siempre estaba gris y siempre hacía frio.
La mentalidad de esta gente es extremadamente cerrada. La mayor parte de las personas del pueblo no tienen ideas propias.
-Dicen que encontraron indicios de quien era el tipo que nos arrebató la magia – Dijo Sith mientras expulsaba el humo de la boca.
-¿Quién?
-Ves que los de aquí dicen que fue el mismo lucifer, pero no. Tal parece que encontraron una piedra con runas talladas en Twain, las fotos se filtraron –Saca su viejo móvil – Y además que mencionan a los dioses como padre Odín y Tyr, hay una que llama la atención donde está escrito... ¡Aquí! –Señala con su dedo a la imagen.
-Dice... ca... ¿Qué?
-Caleb.
-¿Dices que el hombre que descendió del cielo podría ser ese tal Caleb? ¿De dónde sacaron la hipótesis? ¿Y quién es la mujer?
-Por eso – Cambia la imagen deslizando la pantalla – Mira.
Era otra piedra enorme con un dibujo pintado. Un hombre con una armadura y dos cuervos junto con una mujer con un vestido de un blanco que apenas se apreciaba.
-Pues si se parecen.
-Pues sí, pero dudo que averiguando quienes son, vamos a tener poderes de nuevo... a propósito ¿Ya pensaste en lo que te propuse? –Dijo Sith mientras escupía humo.
-No lo sé... podríamos morir.
-Emigrar a Twain es lo mejor, allá tendremos mejor vida, podríamos salir de esta mierda.
-Y ¿Qué hay de mamá adoptiva?
-Eso lo resolveremos cuando estemos en Twain. –Tira la colilla de cigarro- Piénsatelo, porque mañana me voy...
Akerot miró a su alrededormientras veía como su hermano se alejaba.
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El páramo oscuro de los sueños grises
FantasiAkerot es un hombre totalmente infeliz y alcohólico con ese enorme sentimiento de vacío . Su único deseo es ser feliz. Su amnesia le limita su búsqueda por algo que ni siquiera sabe que es pero que debe encontrar sin la garantía de poder volver a so...