La dueña de la voz era una mujer, de mediana edad. Estaba a contraluz y no distinguía sus rasgos .
Jeremy, se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, se giró:
- Le presento a mi madre, la señora Tyson. Madre, la señorita White. Se alojará en la buhardilla, si lo consiente madre. La mandan de la Sanzio, para el proyecto de final de curso.
La señora Tyson me analizó de arriba a abajo. La verdad, no había mucho que ver, una chica del montón.
- Claro, se podrá alojar.- luego se giró para mirarme y me dijo secamente - la cena se sirve a las seis, sea puntual.-Acto seguido abandonó la estancia, dejándola perfumada con un olor a lavanda que resultaba un tanto empalagoso.
Jeremy me miró con cara de complicidad, lo había conseguido. Y subimos hasta la buhardilla, una sala pequeña pero acogedora con un gran ventanal y un poyete donde habían dos tiestos de margaritas. A la derecha una puerta de madera que Jeremy me dijo que conducía a un pequeño baño.
- Te dejo sola para que te acomodes, luego subiré para que bajes a la cena. Si hay una cosa que a mi madre le irrite es la impuntualidad, sobretodo en la cena. - se despidió con un ligero gesto con la cabeza.
Me quedé sola. Abrí una ventana, ante mí se extendían varias hectáreas de campos bien cuidados, de cestos verdes, de árboles frondosos, de fuentes con aguas cristalinas. Me miré en un espejo de cuerpo entero y me retoqué los pliegues del vestido. Me senté en el poyete de la ventana, con cuidado de no tirar los tiestos de margaritas, apoyé la cabeza en la ventana. El sol me daba de pleno en los ojos y producía en mí un efecto bastante adormecedor, caí en el sueño, lentamente mis párpados se cerraron y mi mundo de sueños tomó el control.
Dos golpes en la puerta me sacaron de mi profundo sueño, abrí la puerta a pesar de que mi aspecto no fuese nada decente. En la puerta se encontraba Jeremy, me saludo y me quitó con un suave movimiento un mechón de mi castaño pelo de delante de la cara. Mis mejillas se ruborizaron. Un incómodo silencio reinaba en la sala, solo se oía el tic-tac del reloj, hasta que una niña pequeña de rubios cabellos y blanca piel entró, Jeremy la cogió en brazos y dio dos vueltas sobre si mismo. La niña chillaba.- Mi hermana, Rosaline. - dijo un agotado Jeremy- Rosaline, la señorita Grace White.
- Encantada señorita Rosaline - dije con mi voz más dulce.
-Aún soy pequeñita para ser señorita, solo tengo seis años. - dijo esta muy orgullosa. - Llámame simplemente Rosaline.
- Claro que si, es un nombre muy bonito, ¿sabes?
La pequeña de los Tyson sonrió.
-Vamos a bajar o madre se enfadará. -dijo Jeremy tomando de la mano a Rosaline.
Llegamos hasta una gran sala con una gran mesa adornada como para dar un gran banquete. Un hombre mayor se acercó a Jeremy.
- El mayordomo de la casa, el señor Farrel, su familia lleva sirviendo a los Tyson desde tiempos inmemorables, y es considerado más un amigo que un mayordomo. - dijo Jeremy.
Saludé y me senté al lado de Jeremy en la mesa al mismo tiempo que un señor bastante serio se sentaba a presidir la mesa.
- El señor Tyson, mi padre. - dijo finalmente Jeremy.
El señor Tyson vestía con un traje de chaqueta negro, lo que acentuaba la seriedad de su cara, tenía los ojos claros (que había heredado Jeremy) y pequeños.
Por lo que parecía, una singular velada me esperaba, y no me imaginaba cuanto.
Todo empezó a salir mal a raíz de aquel comentario, ese maldito comentario que siempre recordaré.* Siento no actualizar tan a menudo, pero estoy muy ocupada. Espero que os guste la historia, no os preocupéis se va a liar más. He recibido quejas de las fotos, os explico. PASO de buscar fotos para Wattpad. Y son fotos de la época para que se vea como vivían.
Gracias por leer, comentad y así podré mejórala. 😇
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Aunque el tiempo nos separe
RomanceSiglo XXI, el mío. Siglo XVIII, el tuyo. Viajé en el tiempo, te conocí, nos enamoramos profundamente y , finalmente, nos separamos con gran pesar. Casualidad o destino, eso ya no importa. Nuestro destino estaba escrito en el momento en el que nues...