I. El principio de todo

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(Flashback)

El despertador sonó arrancándome de mi mundo de sueños. Estiré perezosamente el brazo, tratando de llegar hasta este para apagar el incansable pitido que emitía. Poco a poco, los rayos de sol se filtraron por las rendijas de la persiana, hasta llegar a mi cama. Oí pasos subir la escalera, era mi madre que venía a despertarme, como todas las mañanas. La puerta se abrió:

- Vamos cariño, es hora de levantarse.

Me di la vuelta hacia la pared.

- ¡Amelia White, no te lo vuelvo a repetir! - gritó mi madre.

No me quedó más remedio, me levanté lentamente y me dirigí tambaleándome hacia el baño con el uniforme bajo el brazo. Me miré en el espejo y me vi. Una chica normal, con el pelo castaño y ondulado, y los ojos azul grisáceos como una laguna, que me miraba desde el otro lado del espejo.
Bajé las escaleras de mi casa y me dirigí a la cocina, donde mi padre estaba leyendo el periódico mientras giraba la cucharilla del café.

- Parece que alguien ha dormido más de la cuenta...

Ignoré el comentario sarcástico de mi padre y me preparé el desayuno, saqué un bollo, un gran vaso y una botella de zumo. Estaba a punto de dar un mordisco al bollo cuando sonó el timbre de casa.

- Qué madrugadora está hoy Nicole. - dijo mi padre. Y era cierto, normalmente tardaba tanto que me daba tiempo a desayunar y leer el periódico varias veces.

- Entonces me voy ya.

- Disfruta de la visita.

- Lo haré.

Ese día íbamos a un museo, a la National Gallery. Sí, vivo en Londres. Una ciudad maravillosa llena de cultura. Me encanta vivir en ella. A lo que iba, abrí la puerta y salí. Me encontré a una emocionada Nicole.

- Amy, Amy. ¿A qué no sabes qué?

- Dime Nicole, dime.

- ¿Te acuerdas de Jason? Jason, el tío buenorro que va a la otra clase. Si Amy ese, ojos azules, pelo rubio, sonrisa perfecta; no pongas esa cara. Bueno, pues lo que te iba contando, que me ha pedido salir mañana a tomar algo. ¿Te lo puedes creer?

- No Nicole, no me lo creo.

Odiaba cuando Nicole estaba tan eufórica. Era desesperante. Se ruborizaba cada momento y soltaba profundos suspiros no disimulados, la gente se giraba a mirarnos y no me gustaba ser el centro de atención. Y así continuamos nuestro camino al instituto.

- ¿Qué me pondré? Ay, por qué es tan difícil. Si me pongo el vestido rojo, pensará que soy una fresca, si me pongo el otro conjunto pensará que soy una monja. Y además ese no combina con el color de pelo.

Así era Nicole hacía de nada un mundo. Nicole era una chica bastante bonita, tenía el pelo negro y liso, bastante largo; sus ojos eran de un color azul muy intenso y destacaban sobre su blanca piel.

- Ponte con el que estés más cómoda.- dije para conseguir concluir la conversación, ya que habíamos llegado, un gran autobús amarillo nos esperaba, alrededor de este estaban todos mis compañeros de clase y nos unimos a ellos.

La señorita Nelly, la profesora de arte, tocó sus silbato azul enérgicamente y subimos ordenadamente al autobús. En poco tiempo habíamos llegado. Atravesamos la puerta de cristales verdes y amarillos, y por fin entramos.

Era mucho más hermoso de lo que me imaginaba, pero mi sueño duró poco, ya que nuestra guía, una señora con expresión severa, se acercó a nuestro pequeño grupo y nos hizo un gesto para que la siguiésemos. Recorrimos varias salas mientras la chillona voz de la guía nos explicaba los cuadros. Esa mujer era casi inhumana, explicaba a la velocidad de la luz, por no hablar de lo rápido que andaba. A este paso acabábamos la visita en media hora.

- Niños, niñas. Ahora os dejaremos un breve periodo de tiempo para que almorcéis, habléis, cotorreéis y molestéis todo lo que os venga en gana. A las once y media os espero en el hall. -dijo y se fue andando (más bien corriendo).

Nicole y yo nos miramos con cara de "qué mujer más rara". Íbamos a dar una vuelta para ver mejor los cuadros, cuando vino Jason. Vi como Nicole se ponía cada vez más roja.

- Hola Nicole. -Oye yo también existo, pensé - Me preguntaba si te apetecería dar una vuelta conmigo.

Nicole estaba muda, así que respondí yo por ella.

- Le encantaría. -dije mientras notaba una mirada asesina en mi nuca.

Así que Nicole se fue con Jason, dejándome sola vagando por las salas. Entré en una de color añil que exponía una de cuadros de la época victoriana. Parecía acogedora y la verdad es que estaba bastante vacía, apenas llegaban a las diez personas aunque era una sala bastante grande y ni veinte personas la hubieran llenado. Tan solo habían una madre con su hija de trenzas doradas que lloraba porque su caramelo se había caído al suelo, un señor mayor con su mujer, una ancianita de cara menuda y sonrisa encantadora, un crítico de arte con gafas de montura negra y una libreta repleta de escritura y anotaciones, un fotógrafo con una gran cámara que retrataba algunos de los cuadros, parecía que acompañaba al crítico de arte, y el viejo guarda sentado en una silla, que dormía plácidamente una siesta.

Me senté en el banquillo y me puse a observar el cuadro que tenía en frente mía, mientras mis manos abrían presurosamente el bocadillo que me había preparado mi madre. La obra retrataba a una joven sentada en una silla de madera; iba engalanada con un hermoso vestido verde esmeralda, estilo victoriano, con el pelo castaño recogido con dos graciosas peinetas de plata; tenía los ojos grises como el alba y albergaban una gran tristeza. En sus manos sujetaba una especie de colgante acabado con un pequeño, pero gracioso corazón; a sus pies un perro color canela jugaba con una pelota. El fondo era lo que parecía el estudio del pintor, pequeño pero acogedor, había pintado parte de lo que parecía una ventana. Estaba muy bien pintado, con sus matices, sus sombreados, sus pequeños e insignificantes detalles, sus objetos cotidianos..., me fije más detalladamente en la expresión de la joven hasta que percibí un hecho innegable: se parecía a mi. Era imposible. ¿Qué hacía yo en la época victoriana? Iba contra las normas científicas y físicas. Me asusté haciendo caer el bocadillo de mis rodillas, y salí de la sala acalorada, me aflojé la corbata del uniforme a rayas en un intento de refrescarme.
Entonces lo sentí, un mareo que me revolvía el estomago,. Comencé a ver doble y borroso. Me apoyé en lo primero que encontré a mano que creo recordar que era una silla. Y de repente una luz amarillenta me envolvió. Cerré los ojos unos minutos y cuando los abrí vi algo que me dejo muda de asombro. Solo era el principio de lo que me iba a pasar, pero yo para entonces no lo sabía. Vivía una aventura, y la vivía al limite, si supiera lo que me iba a pasar, ¿lo cambiaría? No, ni por todo el oro del mundo.

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Por fin actualizo el capítulo I, habréis visto que he cambiado algunos nombres, la chica ahora se llamará Amelia, abreviado Amy, y su amiga ahora se llama Nicole. Él seguirá siendo Jeremy Tyson, a ese no le voy a cambiar el nombre. Estoy haciendo retoques y ajustándolos a los actores que iré cambiando y añadiendo, asi que las descripciones de los personajes Irán variando. Avisaré cuando sean las de descripciones definitivas.

Gracias por leer y espero que os haya gustado este cambio radical que he querido hacer. Bueno realmente no es radical, porque conserva la historia. Seguid leyendo si queréis saber cómo continúa. 😇😇

Aunque el tiempo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora