#5: Michael

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Narra Michael;

—¿A dónde crees que vas dulzura?.— dije casi en susurro.

—¡Sueltame imbécil!.— dijo e intentó zafarse de mi agarre, cosa que no pudo lograr.

—Antes me responderás algunas cosas.— dije arrastrándola por entre los árboles y arbustos de la zona.

Ella lo único que hacia era pegarme y insultarme en un intento fallido de escapar de mi agarre.

A lo lejos visualicé una cabaña, era la vieja, la que nadie usaba, la que siempre estaba sola, y también esa que era famosa por todas las cosas que los jóvenes iban a hacer allí, y no hablo sólo de beber hasta morir, también tenían sexo, y de vez en cuando esos pequeños grupos de amigos que se emborrachaban terminaban teniendo una orgía allí dentro.

—¿¡Acaso eres sordo!? ¡Te he dicho que me sueltes idiota!.— gritó antes de que abriera la puerta de la cabaña y la empujara dentro.

Entré y encendí la luz, cerrando la puerta con la llave que estaba colgada detrás de la puerta.

—¡Si no me sueltas te juro que grito!.— dijo elevando la voz.

—¡Callate y responde las malditas preguntas que te haré! Luego te iras con el imbécil de tu amigo.— grité.

Ella solo me observaba sin pronunciar palabra alguna, su cara era de horror, como cuando alguien ve un fantasma.

—¿Qué quieres saber?.— dijo ahora más calmada.

Narra Claire;

—¿Así que me odias?.— preguntó él, guardó la llave en su bolsillo y se acercó a mí lenta e intimidadoramente.

Realmente no tengo miedo, tengo todo fríamente calculado, éste niñito que se cree cool por teñirse el cabello de colores no me vencerá tan fácil.

Éste lugar es asqueroso, horrible y mugroso, esta todo húmedo, hay hongos por todos lados, y como si fuera poco hay botellas de cerveza, y basura aquí dentro, esto me da un muy mal rollo.

—¿Qué te importa?.— respondí en su mismo tono.

—Aquí el que hace las preguntas soy yo, tú sólo te encargas de responderlas.— dijo acercándose agresivamente a mí.

Reaccioné haciéndome para atrás, pero al parecer a él no le gustó mucho.

—Sí, te odio, ¿feliz?.— respondí irónica.

—También te odio.— dijo acercándose más.

Me volví a hacer para atrás, pero para mi suerte, la pared húmeda y llena de hongos chocó contra mi espalda. Ya no podía escapar.

Se volvió a acercar a mí, a tal modo que nuestras respiraciones chocaban.

—¡Alejate!.— dije tratando de empujarlo, lo que fue imposible.

—¿Así que ya no eres tan mala Claire?.— dijo con una voz ronca casi rozando mis labios.

En menos de dos segundos tenía los labios de Michael pegados a los míos, se movía con agresividad, por alguna razón le respondí el beso de la misma forma.

Cada vez era más feroz, más agresivo.

Nos separamos y mi pecho subía y bajaba muy rápidamente, al igual que es de Michael.

Lo miré con odio, y él igual a mí.

Sus labios estaban rojos e hinchados, supuse que los míos igual o tal vez peor.

Esto fue extraño.

Él me miró y habló;

—Vete.— dijo extendiendo su mano con las llaves.— antes de que no me pueda controlar.

Las tomé sin decir nada y salí de allí lo antes posible.

Corrí hasta donde supuse que estaría el bastardo de Ross con Calum, y como podía esperarse si estaban allí.

Ross tenía a Calum contra un árbol.

—¡Sueltalo!.— grité.

—¿Qué haces aquí?.— habló el rubio.

—¡Sólo sueltalo!.— grité otra vez más.

Ross rápidamente sacó sus manos de Calum y éste corrió hacia mí.

Tomé su mano y corrimos sin rumbo unos diez metros lejos de allí, a donde se encontraba la cabaña de Calum.

—¿Estás bien?.— preguntó Calum agitado  igual que yo.

—Eso creo.— respondí tratando se tranquilizarme.

—¿Te ha hecho algo ese idiota? Si te ha tocado le partiré la cara en mil pe.— lo interrumpí.

—No, no me ha hecho nada Calum.— dije tocando su hombro.

—Está bien.— dijo el moreno ahora más calmado.

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¡Nuevo capítulo! :)

Camp for rebels ➸ Michael CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora