Centro comercial

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Danny, Peony y Axlin salieron de casa y fueron a la parada del autobús de su calle, para ir al centro comercial de su ciudad, que se encontraba a 15 minutos.

Con suerte había suficiente espacio en el autobús para sentarse, y así pudo reflexionar sobre lo que acababa de pasar.

Quiza tenía miopía y no llevaba nada para poder ver bien, ya que se veía a kilómetros que Danny era de los nerds de la clase, que solo se hablaba con nerds de cosas de nerds y miraban hacia abajo al pasar cerca de uno de los populares.

Y Christian era uno de esos populares.

Su habitación tenía medallas y trofeos de todo tipo y una foto con su equipo de fútbol, donde claramente llevaba una banda azul con el símbolo de su Instituto en amarillo.

Definitivamente iban a estudiar en el mismo centro ya que el símbolo de la banda era el mismo que le enseño su madre, pero seguro que Christian era mayor y no lo vería mucho.

—Hey, ya hemos llegado.—Dijo Axlin, que también miraba por la ventana.

—Bueno, ¿qué vamos a comprar?

—Vamos a comprar cosas para los gatos, ya te lo dije. Esta tarde mamá hará la compra por Internet, pero esa tienda no tiene servicio a domicilio.

—Entonces vamos rápido, en una hora llega el próximo autobús.—Y seguramente Christian vendrá en cualquier momento, pero esto no lo dijo en voz alta.

—¿Solo una hora? Yo que quería pasar por más tiendas—Se quejó Peony.

—Bueno ya veremos.

Antes de entrar se fijaron en el edificio, era muy grande, estaba cubierto por mucha vegetación que trepaba desde el suelo hasta el techo y tenía varias torres, cuya función no pudo deducir.

Una vez entraron se asombraron de nuevo.

Había enormes ventanales que no pudieron ver desde el exterior, y algunas hermosas vidrieras.

Acto seguido entraron en la tienda de mascotas que estaba cerca de la entrada principal.

Empezaron a coger cosas, y en ese momento se dió cuenta de algo

—Esto... ¿Cómo vamos a pagar todo esto? Yo no he traído nada.

—Tranquilo, mamá me dio la tarjeta de crédito, podemos comprar lo que queramos.—Dijo Peony mostrando una tarjeta con un brillo dorado. En ese momento Axlin lo cogió y se lo guardo en el bolsillo—¡Eh!

—Así no se perderá, se la has ido enseñando a todos los chicos con los que nos hemos cruzado.

—E-Esto... —Su hermana empezó a sonrojarse, pero después comenzo a coger cosas.

—Bueno, me parece que ella lo va a coger todo, así que me voy a sentar aquí.—Dijo Danny que, por algún motivo, se sentía muy cansado.

Axlin asintió y buscó a su hermana, que llevaba las manos llenas.

En ese momento, vio a Christian entrar al centro comercial. Con suerte no podía verle dentro de la tienda, aun así se puso el gorro de la sudadera y miró hacia otro lado.

Pero no se pudo contener y volvió a mirar.

El chico estaba saludando a un chico rubio, que seguramente estaría en su instituto.

También saludo a dos chicas, una rubia y otra morena.

Si todo el mundo en su Instituto era así, seguro que todos se hacían modelos.

Después los 4 empezaron a caminar hacia la tienda de animales

Danny se asustó y miro hacia otro lado, aunque no paraba de mirar cada poco.

Cada vez se acercaban más pero, cuando prácticamente estaban dentro, se pararon.

El rubio dijo algo y de pronto se fueron hacia otro lado.

Se había salvado esa vez, pero aún tenía que quedarse otro rato.

Sus hermanas habían terminado de comprar las cosas.

—Oye, no te vas a librar, coge esas 4 bolsas.—Dijo Peony.

Danny se puso blanco al ver que había, al menos 10 bolsas.

—Bueno, pero mejor nos vamos a casa ahora, tenemos muchas bolsas.—Dijo, la verdad es que quería salir lo más pronto de allí

—No.—Dijo Axlin—Mamá me dijo que podía comprarme un libro, y no me voy a ir sin el.

—Bueno, si ella se compra uno de esos yo podré comprarme algo de ropa.

—Mamá no te deja, recuerda que estas castigada—Dijo Axlin, reprimiendo una risa.

Peony puso mala cara, pero aún así no dijo nada, sabía que no podía ganar.

Aunque Danny no quería, fueron a la librería, que era un edificio fuera del centro comercial.

Al menos no se encontraría a Christian allí.

En ese momento, una señora muy mayor llegó y empezó a mirar fijamente a los tres.

La mujer llevaba una especie de vestido muy largo, de color violeta. Apenas podía ver su cara, pero vio que tenía una trenza de pelo blanco encima del hombro.

En ese momento, la señora se acercó a ellos.

—¿Os apetece que os cuente una pequeña historia?—Dijo la anciana, que tenía una sonrisa de oreja a oreja.

En ese momento pudo ver mejor su rostro, estaba arrugado, pero muy bien cuidado. El pelo también estaba muy bien cuidado, y tenía varias flores en su trenza.

Él miro a sus hermanas, y al ver a Axlin con los ojos brillantes no se pudo negar.

—Vale, de todas formas aún quedan 30 minutos para que venga el autobús.

—En ese caso poneros cómodos.—La señora los guió por la biblioteca hasta que llegaron a una pequeña habitación, que tenía varios sillones y muchos cojines.

Peony se sentó en un sillón y abrazó un cojín y Axlin y Danny se sentaron en el suelo, rodeado de cojines.

—Érase una vez, en un mundo muy lejano...

Mi CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora