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Hogar.
Ya no sabía realmente dónde pertenecía, mi corazón le pertenecía a él pero mi cuerpo estaba totalmente en otro lugar.
Ya no tenía un hogar, aunque la placa alado de la enorme puerta blanca indicaba lo contrario.
–¡Frei, volviste! -mi madre me tomó entre sus brazos y mi marido colgó el teléfono para aproximarse a nosotras.
–Te he estado buscando como loco, nadie sabía nada ¿dónde estabas? -tomó mi rostro entre sus manos y no pude evitar romper en llanto.
Había roto la promesa más grande y comprometedora de toda mi vida, no me atreví a seguir mirándolo a los ojos, sabía que debía hablar pero las palabras simplemente no podían salir, tenía un enorme nudo en la garganta y la cabeza no dejaba de darme vueltas.
–La llevaré a dormir y podremos hablar de todo esto más tarde -fuí llevada a mi habitación, tampoco podía atreverme a ver a mi madre, había hecho algo horrible pero es que mi corazón dictaba algo ¿cómo desafiarlo cuando él parece saber a quién realmente amo?
–No fui secuestrada ni abusada mamá, no estoy amenazada ni me ha pasado nada malo... -la miré brevemente a los ojos, lo único que podía hacer era no preocuparla.
–Te creo, llamaron del campamento, Asher llegará el fin de semana, descansa un rato -besó mi frente y se fue.
Había acabado con todo, lastimé a mi pequeño quien siempre hablaba de lo feliz que era teniendo una gran y unida familia, al que creí el amor de mi vida no le dí oportunidad de ser completamente feliz como me lo había planteado antes de leer nuestros votos matrimoniales, en cambio lo apuñale por la espalda con ayuda de nuestro chofer y todo se me venía encima y sólo quería huir, correr.
Salí de la cama y fuí en busca de una embriagadora escencia, la mezcle en la bañera con la burbujeante agua y entré en ella esperando por él hasta que entró y se aferró a mí. No eran risillas falsas las que escaparon de mis labios, el nervio de que mi madre nos pudiera escuchar o ver hizo que todo lo que había pasado antes pasara a segundo plano, me llevó a la cama y me hizo suya aunque tal vez no era totalmente así.
Llegó el fin de semana y con ello mi pequeño Asher, mi platillo maravillo su paladar y sus palabras de amor calmaron la angustia y el dolor con el que debía andar.
La tentación y lo prohibido se debían ocultar, lo debían intentar.
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Sé que tardo en actualizar, lo lamento de verdad pero sólo que ya no es como antes, puf. El pequeño Freddie es tan lindo y tan parecido a Louis. Gracias por leer, votar y comentar, gracias de verdad.
