Mis Siete Pajuos

#2.

—Epa chamita, ¿tú no estás escuchando el timbre que anuncia el mejor momento de la escuela aparte de la salida? —oí que una amiga se paró en frente de mi pupitre y tocó éste como si fuera una puerta.

—¿Ya? Nawebona, y a esto le faltan 4 minutos más —dije llegando a la tierra luego de volver de un hermoso mundo de chinos. Estaba viendo cracks, vainas pa' buenas vale.

—No me digas que estabas... —asentí antes de que terminara, sabiendo lo que vendría después —Que bolas le echas, y de paso que estábamos con la profesora más jodida.

—¿La vieja de historia? Esa bicha si me cae mal vale, y más desde que me raspó en un examen porque puse mi apellido como "De Jung" en vez del real. Aunque bueno, próximamente seré De Jung así que no entendí su picadera e' culo —bloqueé mi celular y agarré mi bolso para salir del salón junto a mis panitas e irnos a la cancha donde le tenía que ver la cara a medio liceo, toditos me caían mal, contaba los días para ya salir de este retén.

Me fui directo a la cantina mientras ellas se fueron a buscar un lugar donde sentarnos, porque ese era otro peo, a veces se llenaba tanto que teníamos que sentarnos en el asqueroso piso donde además cagaban las malditas palomas que se la pasaban volando por el techo, una vez dos se dieron sendo coñazo por pajuas y me reí tanto que hasta tuve que irme para el baño.

—¿Qué lo que? —saludé a la chama que atendía, era una de las pocas personas que me caían bien aquí, porque del resto si me pongo a nombrar a la directora, coordinadora y profesores, eco —Un tequeño y una malta, por fa. Ay coño, verdad que el efectivo aquí está pasado de moda. Toma —le di la tarjeta de crédito y guardé los bolívares en la cartera. Que bicha pa' pegada era.

—Los chinos te tienen loca —se burló y me reí con ella.

—Pa' qué decirte que no si sí —alcé mis hombros a la vez que ladeaba mi cabeza a un lado.

Me devolvió la tarjeta cuando todo estuvo listo y luego un señor me dio lo que pedí. Ahora volteé y duré media vida buscando a las pendejas de mis amigas que no sabía pa' dónde coño habían cogido, hasta que por fin las encontré a una esquina sentadas en una banca.

—Mana, y que uno de tus chinitos se compró un Lamborghini —dijo Michelle jartándose una arepa con queso.

—¡Marica sí! Ahí es donde va a montar a Namjoon y harán chaca chaca, tan' claras —hice cara perversa dándole una mordida al tequeño que hizo que ellas mal pensaran la vaina, coño vale ahora uno no puede comer tranquilo pues. Lo peor es que después quería comerme una chupeta, no pero mejor me la guardo pa' la salida y evito el chalequeo.

—Tengo ganas de mear marico, acompañenme ahí, ¿si va? —María se paró agarrando su bolso y nosotras la seguimos como las propias jalabolas.

Maricos el baño de mi liceo olía...no, corrección, hedía peor que un basurero webón, era una vaina que tú entrabas y te daba un yeyo asegurao'. Arrugué mi cara y sacudí mi mano frente a ésta para darme oxígeno, nawebona se apurara la pajua aquella vale. Mientras que María echaba su meadita y Michelle revisaba su celular me dispuse a leer lo que escribían en la pared, las carajitas de primer año normalmente rayaban esa vaina como si tuvieran problemas mentales, una vez la directora descubrió a unas y les puso senda acta que me provocó fue decirles "por pajuas, rescaten". Mis ojos dieron sendo frenazo cuando vieron escrito a un ladito "BTS son maricos y no la dan", quien sea la dueña de esa vaina la tenía que ver cara a cara pa' zamparle sendo coñazo y dejarla sin pelo, es que ni Maduro era tan cara e' tabla vale. Yo puedo pasarte que digas libros y libras pero mis chinos, maricos y no la dan en una misma oración era senda falta e' respeto a la patria qué lo que.

Busqué un lápiz con intensiones de responder abajo: "marico el hueco del culo tuyo, chavista". Pero en eso, cuando ni siquiera había terminado de completar la última palabra, vi como entraba alguien más al baño, y era la coordinadora menor.

Ay chamo.