III

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Eugeo ya acababa de quitarse la armadura y sobre un colchón color carmesí oscuro, entonces una risita cómica, infantil y un tanto chillona se hizo presente, Eugeo sabía a la perfección a quien le pertenece esa risa, se volteó y evidentemente se encontró con Chudelkin quien había irrumpido el combate Eugeo contra Bercouli, el era un individuo muy bajo y bastante regordete vestía una ropa de bufón compuesta de lineas gruesas de color rojo y azul esta más que decirlo pero ese atuendo le quedaba como anillo al dedo a Chudelkin, a pesar de su apariencia Chudelkin en verdad era muy poderoso, pero su apariencia no le hacia justicia...

-Hohihi... Hihoho...- la risa del bufón era tan infantil como arrogante - Pienso que hiciste un buen trabajo, tu armadura sufrió algún golpe, pero parece que ahora tengo a un ganador en mis manos al hacer papilla a esos traidores, thirty-two...-.

-Los lastime y los encerré en bloques de hielo, señor dignatario..

-Oh eso esta muy bien, pero ¿los golpeaste hasta matarlos, verdad thirty-two?-.

-No, mis ordenes eran detenerlos a toda costa, pero si hubiera sido matarlos, lo habría hecho sin titubear, señor dignatario...-.

-Ya veo, bueno es tu primera misión, pero la próxima exterminarlos, ya iré yo mismo a rematarlos...-.

Chudelkin da un pequeño baile acrobático antes de aterrizar sobre la plataforma y descender por ella hacía los subsuelos..

Ya habiendo habandonado ese mismo piso, Eugeo solo podía preguntarse a si mismo, como es poder soportar a una cosa como él, 5 minutos parecían 5 siglos. Decidió ignorarlo y acercarse a la emperatriz.

-Estimada Clérigo mayor- Eugeo habló relajado.

-Bienvenido de nuevo, Eugeo.. ¿Hiciste el recado que te encargué?-.

-Si..-.

-Buen chico.- parecía alegrarse por esa respuesta -Te mereces una recompensa Eugeo. Entra a la cama..-.

Eugeo se desabrochó la placa metálica que había en su cuello y acatando su orden entró a la gran cama.

-Ven Eugeo. Te daré lo que anhelas como prometí..- Eugeo queda enfrente suyo.. -Un amor únicamente para ti..-.

-Si- estaba serio, parecía tener aún ciertas dudas sobre su promesa, aun así se le acercó más, hasta que la emperatriz se dio cuenta de la herida que traía en su hombro izquierdo.

-Pero antes te sanaré esa herida- levantó el brazo derecho y extendió su mano para regenerar tanto el tejido muscular como el de su camisa azul.

-Y déjame tener una buena vista de tu cara- desplazó su mano hasta el mentón del chico haciendo que se mirarán a los ojos, con una linda sonrisa por parte de ella y jalar su cabeza y dejarla en sus piernas dobladas- ¿Te sentiste bien golpeandolos sin que te haya insertado el módulo?-.

-Si-.

-¿Ves? Haver decidió que no te lo insertará fue un acierto-.

-Si Quinella-.

El que él dijera su nombre fue suficiente para que se le dibujara una sonrisa de alegría en los labios, parecía que estaba empezando a descongelar ese corazón dolido por el pasado.

-Bueno, ahora te daré la recompensa-.

...................

En un buen rato después Eugeo se encontraba vestido con su ropa azul y la armadura que llevaba estando sentado en el reborde de la cama.

-¿Buscas hacerles daño?-.

-Busco venganza-.

En ese momento el bufón sale disparado del elevador completamnete quemando y dañado, Eugeo y Quinella solo se miraron confundidos, pero en ese momento salen de la puerta del elevador Alice y Kirito. Y Eugeo al verlos se levanta mirandolos desafiante.

-Esa es la Clérigo mayor, es tal y como siempre pensé que era desde el principio, también a puesto a Eugeo en nuestra contra, seguramente ella solo lo utiliza para poder librarse de Kirito y de mi. Ella es en verdad un demonio por todas las canalladas que Kirito me contó sobre ella..- Alice habló para si misma.

-Bufón ¿¡Qué significa esto?!-.

-L-lo siento mucho, pero me equivoque de Art y sin querer los descongele, he intentando matarlos pero~-.

-¡Silenció! ¡Ya no hables más, oírte es peor que el verte!- estaba furiosa -¡Eres patético bufón! ¡No se ni porque te eh tenido que soportar tanto tiempo! Supongo que fue por pereza, ¡Pero ahora que me eres tan inútil como para cometer un error tan grave, ya no merece la pena dejarte vivo!- extiende uno de sus brazos hacia el bufón y al susurrar algo que era inaudible ese bufón se desintegro hasta desaparecer por completo sin dejar ni las cenizas.

Eso era una muestra de que su poder no era para tomarlo a broma, luego ella se sentó en el aire como si hubiera una silla invisible.

-Clérigo mayor- Alice la encaró sin miedo -¿Qué le hiciste?-.

-Solo le di el amor que ustedes nunca le disteis, después de eso él encontró lo que es la verdad-.

-¡Tú mataste a demasiados de los que te sirvieron, no te dejaremos que uses a Eugeo para tus ambiciones y luego lo mates!- grito Alice.

-Deverian agradecerme, gracias a mi el sabe lo que quiere de verdad y es destruirlos, los hechos son los hechos y lo serán siempre-.

Alice solo la miro con el odio más profundo que se podría tener.

-Eugeo es mío-.

Alice se puso furiosa y saca su espada y corre a rebanarla, pero es detenido por Eugeo, que después de detenerla le patea el estómago haciéndola caer al suelo.

-No vayas tan rápido- le levanta la cabeza y lo hace mirar a los ojos -la única mujer que morirá aquí eres tú- en un acto de "piedad" apunta su espada contra el corazón de ella, pero Kirito lo detiene a tiempo.

-Eugeo detente- suplicó Alice.

-Nunca- él les mostró la mirada más fría y insensible que podrían desprender sus ojos verdes.

Los tres se separan.

-Acabemos ésto-.

Kirito y Alice traigan bien grueso.

-Eso es Eugeo, acaba con esos malagrecidos y demustrame tú amor por mí-.

-Si Quinella-.

-¡Te odio, Clérigo mayor por esto!-.

....................

La emperatriz y el caballero de hielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora