Encerrado

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Ubicación desconocida



Su cabeza da muchos giros, el dolor le atraviesa como una cuchilla esparciéndose por todos sus músculos al tratar de mover un solo dedo. Su rostro palpita por el dolor, su cuerpo se ha vuelto más pesado, tanto que no puede moverlo y menos con las pocas fuerzas que aún conserva.

Abre sus ojos lentamente y la misma luz que ha visto durante este tiempo que lleva aquí, en este lugar que se ha convertido en su infierno, lastima sus ojos. Ni siquiera sabe qué día es, la hora, mucho menos en dónde se encuentra.

Su garganta y sus labios están resecos por la falta de líquidos, su estómago pide algo de comida, pero apesar de todo, no le han dado ni siquiera las sobras. Está demasiado cansado, adolorido y exhausto como para pelear o al menos hacer el intento. Incluso respirar le es difícil.

Acopla su vista a la brillante luz para observar todo a su alrededor, la misma habitación gris, la misma lámpara. La fuerza con la que lo han amarrado con cintas gruesas está dejando marcas rojas haciendo contraste con su piel pálida en sus muñecas y en sus tobillos sujetos a la fría mesa de metal en la que ha estado desde que lo secuestraron. Porque eso ha sido, un secuestro.

No lo han movido para nada, lo han mantenido ahí desde hace ya varios días, o semanas. Ni siquiera sabe cuánto tiempo lleva encerrado ahí. Lo único que sí sabe con certeza es que un hombre con voz distorsionada entra vestido de negro con un pasamontañas a preguntarle una y otra vez la misma pregunta: ¿Dónde está el dinero que Matt me robó?

Aunque supiera no diría nada, pues es su hermano y no lo traicionaría. Este no es el caso. Él no sabe nada sobre el dinero del que le están preguntando y por ello, por no responder como esta persona quiere, paga con electroshocks causados por un aparato sujetado a su cabeza, golpes en cada parte de su cuerpo y baños de agua helada.

Incluso una vez, lo violaron. No contestó lo que querían y por ello, lo penetraron con fuerza bruta hasta que el otro se corrió dos veces. Por más que él luchaba, su cuerpo reaccionaba al acto sexual. Se sentía y se siente sucio, usado.

Todo es tan confuso para él. Su hermano jamás le habló de algún dinero, y por más que ha negado saber sobre ello, el hombre continúa torturándolo sin piedad.

Recuerda estar en su casa preparándose para ir a trabajar, ahí fue cuando escuchó un sonido extraño en la sala de su casa. Por instinto policíaco, tomó su arma, pero antes de llegar, sintió un fuerte golpe atrás de su cabeza que lo noqueó. Cuando abrió los ojos de nuevo, ya estaba en este lugar.

Desde ese día, no lleva nada de ropa más que sus pantalones, totalmente expuesto por la posición en la que lo tienen. Antes luchaba contra su captor, pero luego de varias veces en las que solo recibía golpes y electroshocks, empezó a perder fuerza y dejó de luchar. Ahora solo esperaba que apareciera y recibir otra dosis de dolor.

Solo quiere regresar a la comodidad de su hogar, con su monito, con el equipo... con Steve. Ese animal del que se ha enamorado y ni siquiera notó cuándo le robó el corazón. Hasta el momento no le ha dicho nada por miedo a derrumbar esa hermosa amistad que llevan, y ahora no sabe si saldrá vivo para poder decírselo. Aunque si aun no ha muerto por la manera de conducir de ese neanderthal, no lo hará aquí.

A pesar de todo este sufrimiento, aun no ha perdido la esperanza de que su equipo pueda encontrarlo. Son inteligentes, astutos y muy intuitivos. Ya han de estarlo buscando, pues no ha aparecido a trabajar en mucho tiempo. Normalmente perdería cualquier esperanza desde el primer día, pero esta vez, solo por esta vez aún no pierde la fe en ellos.

El sonido de la puerta lo tensa al instante. Su respiración se agita y sus puños se cierran al saber lo que se avecina. Como muchas otras veces anteriormente, forcejea intentando liberarse, pero como las mismas veces, el mismo sujeto lo golpea directo en el lateral de su abdomen con mucha fuerza sacándole el aire y un grito de dolor.

—Quieto, detective —dice el hombre con su voz distorsionada.

Rápidamente, recupera el aire y se mantiene quieto. No es que quiera hacerle caso al hombre, pero siente que ya no podrá resistir otro golpe más.

Sin embargo, la quietud desaparece cuando él pone un pedazo grueso de tela en la boca del rubio. Este se altera aún más al saber lo que sigue. Cierra los ojos con fuerza, el pedazo grueso de tela ahoga sus desgarradores gritos cuando choques eléctricos recorren con brutalidad todo su cuerpo.

Es consciente de los movimientos bruscos que su cuerpo hace, obviamente reaccionando a las descargas de electricidad, pero no puede controlarlos. Siente cómo se quema por dentro, cada músculo, cada tendón, cada vena, cada arteria, cada fibra de su piel ser consumida por las abrasantes corrientes. Cómo las ondas eléctricas pasan por cada una de sus extremidades.

Muerde el pedazo de tela con más fuerza gruñendo y gritando ahogadamente, sus manos hechas puños se aprietan aún más tratando de aplacar sin éxito el dolor que está sintiendo. Es incapaz de hacer algo así que solo resiste hasta donde su cuerpo puede. No recuerda un dolor que se asemeje a este, nada en su vida ha sido más doloroso que esto. Y no es como que ahora tenga tiempo de recordar cosas del pasado cuando está muy ocupado tratando de soportar su actual tortura.

Las descargas eléctricas cesan y su cuerpo, antes torcido hacia arriba como un arco por culpa de dichas descargas, cae rendido en la fría mesa metálica. Su cuerpo tiembla debido a la electricidad aun recorriendo su cuerpo. Se mueve de un lado a otro intentando quitarse el pedazo de tela en su boca que lo está ahogando, y como si el otro pudiera leer sus pensamientos, se lo quita. Su boca se abre buscando aire con desesperación.

—¿Ahora sí hablará, detective Williams? —Pregunta él de nuevo a un lado de la mesa.

—Ya te lo dije —responde el susodicho entrecortadamente—. No sé dónde está el dinero del que hablas.

—¿Le gusta sufrir, verdad? —Dice mientras camina hacia la máquina de nuevo.

—Sí, bueno, contigo no es muy divertido.

Sin ponerle el pedazo de tela de nuevo en su boca, vuelve a encender la máquina. Cada choque recorre sus venas a tal punto que siente que van a explotar. Sus dientes rechinan entre sí tratando de aliviar su agonía. Por más que jala las cintas en sus muñecas y tobillos, no logra nada más que hacer más fuerte el nudo.

De repente, siente su cuerpo debilitarse cada vez más a causa de las fuertes convulsiones que tiene. Él hombre detiene la máquina al ver los ojos del detective girar hasta tornarse blancos. La oscuridad termina llenando el campo de visión del rubio quien se desmaya dejando su cuerpo completamente endeble.

El hombre se acerca a su oído al mismo tiempo que toma su pulso en su cuello para saber si sigue vivo. Y sí, aun respira.

Se queda ahí de pie junto al desmayado pensando en que posiblemente esté diciendo la verdad y no sepa sobre su dinero. Su hermano se lo robó y se fugó, y hasta el momento ha sido muy bueno escondiéndose de él. Aun así, él pagará por esas mismas deudas.

Si no es con su dinero, que es obvio no tiene, será con su vida.





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¡Hola! He aquí el fic prometido XD

Se supone que lo publicaría ayer, pero no tuve tiempo. Estaba muy cansada y no andaba muchas ganas de escribir. Así que aquí está, denle mucho amor <3

No olviden dejar sus votos y comentarios, me encanta leerlos y saber sus reacciones ^-^

Los amo con todo el kokoro 737

KattaLuna🌙

Trust in me - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora