—Residencia McGarrett, Oahu—
Un nuevo día se alza por el horizonte con sus resplandecientes colores sobre las olas despertando a muchos en la isla menos a Steve. Este ya se había levantado desde hace rato para ir a nadar. Las frías aguas lo recibieron cuando entró, pero al salir estaba lleno de energía, como una batería recargada.
No se había tomado la libertad de continuar con su rutina desde que Danny había sido secuestrado. Le había dedicado cada día y cada noche a encontrar cualquier pista o indicio que lo llevaran a él. Y ahora que el rubio está a salvo, ha vuelto a dormir mejor. La masa corporal que había perdido, regresó. Sus ojeras habían desaparecido, ya no parecía tan demacrado.
De regreso al interior de su casa, se prepara su batido de proteínas mientras se prepara un desayuno alto en proteínas y con el menor colesterol posible. Incluso la comida se siente mejor para él. Lo único que su estómago había digerido las últimas semanas era café. Mucho café. Pues ni siquiera hambre había sentido.
Ya vestido con sus clásicos pantalones cargo, una camisa azul y sus botas militares, se adentra a su auto de camino al cuartel. Se pasa las manos por sus pantalones limpiándose el sudor, está nervioso. Después de casi un mes, Danny regresa a trabajar. Volverá a verlo, y posiblemente pueda hablar con él para aclarar todo el embrollo de su rescate.
Estaciona su auto donde siempre y se adentra al edificio. Al abrirse las puertas del ascensor, busca a Danny con la mirada, mas no lo encuentra.
"Talvez aún no llega". Piensa.
En la computadora central están los primos con el caso del día. Ambos habían ido a ver a J. C. Decker, un vendedor de armas tras las rejas gracias a 5-0, quien supuestamente tenía información importante que darles.
Kono empieza a explicar lo que sabe y entonces, Danny hace acto de presencia posicionándose detrás de todos observando las pantallas y escuchando atento la información que la isleña dice. Al verlo entrar nota que los días que estuvo en el hospital le ayudaron mucho. Sus heridas —al menos las físicas—, se han cicatrizado y ya no está tan delgado como cuando lo encontró en aquel lugar. Sin embargo, aquel brillo que tenía en sus ojos ha desaparecido.
—Muy bien, Decker dijo que un gran cargamento proveniente de Filipinas viene a Hawaii con semiautomáticas de primera, sin seriales, no rastreables.
—La entrega sucederá dentro de una hora —agrega Chin.
—¿Algo más? ¿Les dijo dónde será?
—Bueno tuvimos que acceder a sus condiciones: transferirlo a Waiawa, seguridad mínima y reducir su sentencia —responde de nuevo el isleño.
El moreno hace una mueca por lo que escucha. No es de su agrado aceptar las condiciones de personas como ese tipo. Esperaba algo de sarcasmo de parte del detective, sin embargo no hay nada. Ni siquiera una sonrisa.
—Aseguró que era buena información, jefe.
Libera un suspiro.
—Ok. Kono, Chin, irán con Lou a los alrededores por si alguien quiere escapar. —Señala a los mencionados mientras explica—. Danny, yo y los demás oficiales entraremos. Prepárense.
Dicho eso, cada uno se va a sus oficinas a prepararse. Desde la suya, puede observar a Danny completamente neutro, pero puede notar ciertos cambios. Muecas de tristeza y dolor. Además de que sus ojos, aun sin verlo, muestran lo que está escondiendo.
Le duele en gran manera que Danny ni siquiera pueda verlos a los ojos. A ninguno de los del equipo. Quiere explicarle que ellos sí fueron a buscarlo, que ellos lo sacaron de ese infierno, que ellos jamás dejaron de buscar. Que él nunca dejó de buscar. Que él nunca perdió la fe.
Pero Danny se ha vuelto retraído con todos. Tanto por el hecho de que no quiere que nadie lo toque, cosa que lo hace enfurecer y que sus músculos se tensen porque aquel colombiano lo dañó de tantas maneras que lo hacen temblar de la ira, como porque él cree que ninguno de ellos lo buscó, siendo esto una farsa. Todo Hawaii podría corroborar eso.
Armados, protegidos con sus chalecos y acompañados por los oficiales de la HPD, se adentran a sus autos. Steve se adelanta para tomar el auto de Danny como el piloto que ha sido desde que se conocieron. Tiene que hablar con él, explicarle que él ha entendido mal las cosas. El rubio cuando lo ve, duda en entrar por unos segundos pero aún así se sube al auto.
Steve no lo puede evitar y lo mira por unos segundos, pero este tiene su vista al frente, así que arranca.
—Danny, ¿podemos hablar? —El susodicho no contesta. Simplemente no aparta la vista de la ventana—. Sé que... estás molesto pero...
—¿Molesto? —Repite con sarcasmo para después soltar una risa sin gracia negando reiteradamente—. Solo conduce, Steven.
Aprieta sus labios para no agregar nada más. No quiere presionarlo, y menos ahora que nada entre ellos está bien, así que guarda silencio y se concentra en llegar a su destino.
~...~
—Edificio abandonado—
Con un sigilo digno de un depredador, se mueven escaleras abajo dirigiéndose al estacionamiento donde se llevará a cabo la entrega. Pasan por la puerta con los músculos tensos de solo imaginar lo que les espera: decenas de hombres armados dispuestos a matar todo lo que se les cruce.
Grande es su sorpresa cuando encuentran absolutamente nada. Ni un alma en pena.
—Nos mintieron —suelta Steve molesto.
Todos bajan sus armas, decepcionados y a la vez aliviados.
—No puede ser. —Escucha el murmuro de la más joven y el suspiro de su primo.
—Creo que alguien tiene serios problemas y no con sus compañeros de celda —agrega el hombre de Chicago.
—Bien, todos, retírense —ordena el moreno y todos hacen lo dicho.
Antes de poder atravesar la puerta que los llevó ahí, escucha un leve pitido que lo hace detener sus pasos.
—Danny —lo llama y este se detiene para verlo.
Sigue el sonido hasta otra puerta. Le hace una seña para que guarde silencio y ambos sacan sus armas. Steve abre la puerta y se encuentra con un hombre afroamericano amarrado a una silla. Su rostro presenta varios golpes y parece inconsciente. Entran sin bajar sus armas y el hombre despierta tratando de hablar pero solo escuchan leves murmullos. Danny se acerca y entonces lo escucha mejor.
—Bomba...
Y antes de que puedan asimilar sus palabras, una onda de explosión los golpea y el edificio se viene abajo.
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¡Hola! ¡Hi! ¡Bon jorno! ¡Bon jour! ¡Haooo! Y todos los holas del mundo 😅😅
¿Cómo están, amig@s? ¿Qué tal les va en sus casitas?
Espero que vayan disfrutando de la trama tanto como yo disfruto escribirla :3
Me he dado cuenta que voy más lento en la cuestión de los encuentros amorosos de este par que en los otros fics que he hecho, ¿qué les parece eso?
Bueno, ya no les interrumpo más, nos leemos pronto 👋👋
KattaLuna🌙
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Trust in me - Fanfic McDanno
أدب الهواة-No lo repetiré otra vez, ¿¡dónde está!? -Vuelve a gritar con todas sus fuerzas, pero al otro lado de la línea el sujeto guarda silencio por unos segundos que le parecen eternos. -Jamás lo sabrá. -Y por consiguiente, se corta la llamada. _________...