inicios

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-Mamá, solo digo que no sé si me gusta o no - íbamos en el carro, ella me había ido a recoger del instituto.
-Amor, por favor piensa que, tal vez ella se siente igual de confundida... tal vez por eso no te quiere hablar en persona - "No puede ser, ¿ahora le da excusas?" pensaba, ni siquiera me estaba apoyando a mí.
- Según sus amigas, yo le gusto. Pero todo lo que puedo ver en ella es desinterés total. Cuando la veo, ella no quiere ni verme - solté un lento suspiro y la conversación se cortó. Mi mamá estaba ocupada conduciendo y viendo el semáforo que se aproximaba, yo solo podía ver hacia la ventana y observaba como las personas iban caminando. Era algo tarde, mi madre nunca era muy puntual a la hora de recogerme. Mi relación con ella tal vez no era la mejor, pues nos la pasábamos discutiendo constantemente. Pero al menos ella me apoyó cuando salí del closet, y eso es mucho más de lo que pude haber esperado en esta sociedad tan cerrada de mente en que viven la gente de su edad. Con los chicos del instituto tampoco había problemas, todos sabían y jamás hicieron comentarios hirientes ni me trataron de menos. Era perfecto.

Lo que no era perfecto era la terrible y extraña "relación" que tenía con una chica de la escuela. Su nombre era Nayeon. Un año mayor que yo, pero íbamos al mismo grado, pues estaba repitiendo tras haber sido transferida. Recuerdo el día que llegó, Mina y yo la vimos entrar y se hizo notar desde el primer momento. No sólo porque nadie nuevo aparece en segundo año, sino por lo linda que era. Destacaba de entre las demás. Era atlética e inteligente. Todos los chicos babeaban por ella, y se llevaron una gran sorpresa cuando confesó que los hombres no eran exactamente de su gusto.

Las cosas iniciaron muy bien. Nos llevamos desde el primer momento en que decidimos hablarnos. Sin embargo, no puedo recordar el instante exacto en que las cosas comenzaron a desmoronarse, en que cambiaron... En que ella cambió. Aún así, estaba totalmente negada a dejarla, o a escuchar los rumores de pasillo que me hacían ensordecer cuando pasaba.

Mi mamá llamaba a eso "síndrome de corazón sin dueño", decía que aunque ella no me gustara, yo sentía la necesidad de hacerlo, de forzarme a querer a alguien y darle mi corazón. Nayeon definitivamente no fue una buena opción. Pero yo... seguía estancada en el pozo sin fondo de una relación inestable con alguien que era deplorable en cuanto a sentimientos hacia mí.

-¿Me ayudas a bajar las cosas? - su voz me sacó del trance en que me había quedado inmersa el resto del trayecto cuando se quedó sin consejos. Ella realmente era buena dándolos, pero últimamente el hospital la consumía demasiado, se la pasaba distraída y cansada; no la culpo por no poder decirme algo inspirador en este tipo de momentos.
-Sí - asentí y, realmente no tenía otra opción. Subíamos desde el sótano del parqueo hasta el quinceavo piso, y el elevador hizo al menos tres paradas hasta llegar ahí. Muchos eran repartidores y otros, niños que subían a la sala de juegos. Mamá iba cargando las bolsas más ligeras, siempre hacíamos una especie de competencia para agarrar esas bolsas, pero hoy, ella había ganado, y yo cargaba con cosas muy pesadas mientras comenzaba a sentir cómo mis dedos se entumecían.

Por fin, luego de un eterno tiempo en el elevador, llegamos al piso, caminamos a nuestro apartamento y yo dejé las cosas en la cocina para luego irme a mi habitación. Me encerré como siempre.
-¿vas a cenar? - se escuchó del otro lado de la puerta.
-No tengo hambre - mentí. Sí que la tenía, y mucha. Pero mi cabeza estaba en un conflicto y prefería dormir y olvidarme de todo.

Tomé el teléfono para revisar mis mensajes. Nayeon me había escrito. Todas nuestras conversaciones eran muy dulces, básicamente ella y yo diciéndonos lo linda que era la otra y otras veces mandando mensajes sucios coqueteando. Dios, en verdad odiaba la monotonía de la situación, y aún así seguía respondiendo cada mensaje que llegaba con otro aún más meloso o más seductor. Mina y Chaeyoung solían decir que nosotras nos veíamos bien juntas. Aunque Jihyo, mi mejor amiga, hacía énfasis en que lo que teníamos hacía más mal que bien. Y tenía razón. Pero por otro lado a mi cerebro le gustaba lo que tenía, lo poco que me daba y lo mucho que yo daba a esa relación.

I Don't Want A Puppy [SaMo/SaNayeon] 🌺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora