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COMO UN LÍDER

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    ERA YA UNA SEMANA donde Hiccup lo único que podía preguntarse era cuándo llegarían los soldados de de DunBroch a Berk, y qué era esa sensación que se le creaba cada vez que estaba con Mérida

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    ERA YA UNA SEMANA donde Hiccup lo único que podía preguntarse era cuándo llegarían los soldados de de DunBroch a Berk, y qué era esa sensación que se le creaba cada vez que estaba con Mérida. Porque sí, cada vez que estaba con la pelirroja sentía como si su compañía le llenase, como si estuviese completo. Y no era algo nuevo en realidad, siempre estuvo, desde el principio de todo, pero en ese momento prefería ignorarlo.

Ahora ya no podía hacer más eso, principalmente porque la sensación de volvía más fuerte y le hacía ser más dependiente de Mérida; lo cual se le hacía un placer peligroso, porque la dependencia a algo o alguien podría traerte problemas, ¿verdad? Mérida le había mencionado algo así cuando le mostró el diario mojado de su madre. Ni siquiera con Astrid le había pasado aquello, y eso volvía a la emoción algo desconocido e inexplorado para el joven vikingo.

Una vez había dicho que no le tenía miedo a lo desconocido, y en realidad no lo tiene. Solo le preocupa, porque no quería que aquella sensación tan bonita pudiese causarle problemas a él, o a Mérida.

Esa mañana Hiccup se había quedado más de la cuenta en la cama, la razón se debía a que esa mañana llovía a cántaros y estaba seguro de que no saldría de su casa a menos que fuese de vida o muerte, como Mérida le había dicho la semana pasada. Chimuelo estaba a su lado, y el fuego de la chimenea de abajo encendido. Su padre seguramente atendiendo asuntos de un jefe, y todo el pueblo y sus dragones encerrados en sus casas, esperando que la tormenta se calmase.

—¿Tú qué crees, amigo? —Exclamó el vikingo aún tendido sobre su cama, mirando de reojo al dragón que descansaba en el suelo. Chimuelo ni siquiera se inmutó, y siguió dormitando.

De pronto la puerta de su habitación se abrió, y ni siquiera se había dado cuenta de que alguien había entrado a su casa. Bocón estaba allí, con un rostro asustado y todo mojado por la lluvia. Hiccup se incorporó, porque se preocupó al ver el rostro del mejor amigo de su padre.

—¿Qué pasa?

—Están aquí.

Apenas las palabras salieron de Bocón, Hiccup saltó de su cama y le ordenó a su dragón esperarlo allí. Se vistió apresuradamente, envolviendose con una capa negra, y solo por si acaso, se cargó en su cintura una vieja espada que solía utilizar cuando más jóven, aparte de su cuchillo.

—¿Papá sabe?

—Seguro ya le informaron.

Hiccup asintió.

—Iré a alertar a Mérida, encargate de distraerlos, sacaré a Mérida de aquí. 

Sin esperar respuesta, Hiccup salió de la casa topandose con una lluvia torrencial, más sin importar qué corrió hasta afuera en busca de la casa de Mérida. Pudo verlos, los barcos de DunBroch queriendo entrar al muelle de Berk. Hiccup llegó a la cabaña junto al risco y en vez de tocar la puerta, simplemente entró.

VALIENTE ━ mericcupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora