— ¡No me importa si quieres estar aquí encerrada en tu habitación!— su agarre en mi brazo se hizo más fuerte. — ¡No sé cómo pude dejar que mi hija se convirtiera en esto!— quería llorar pero ya no podía, cada día era peor escuchar los comentarios despectivos de mi madre.
Yo no podía hacer lo que ella me pedía, mi estilo siempre había sido este, "desaliñado" como ella lo llamaba. Nunca hacia mucho por mi aspecto, pero en otro cualquier sentido daba mi mil por ciento.
— ¿A dónde vamos?— el que me sacará de mi habitación debía ser malo, por lo general sólo me gritaba y me dejaba sola de nuevo. A eso era a lo que yo estaba acostumbrada.
—A donde no pueda ver tu horrible rostro, no al menos que estés presentable— la mirada que me dio nunca la había visto. Parecía como si la mujer hubiera llegado a su propio límite de tolerancia y la única que debería pagar por ello era yo, pero honestamente ¿Debería ser yo la que tenía que disculparse? Ella era quien no podía aceptar que así es como soy.
¿Cómo era que mi propia madre me hiciera aquello?, ¡A su propia hija!, mi padre ni estaba en la ciudad por asuntos de negocios, el me defendía cuando mi madre se comenzaba a portar de esta manera.
—Espero que cuando te vea no seas la vergüenza de la sociedad— quería reírme de sus palabras, la sociedad se resumía a sus cinco amigas materialistas sin una pizca de razón tolerable.
—Pero mamá— me hizo callar con un sólo gesto.
Todo eso se lo debía a él gran control que tenía sobre mí a pesar de ya tener veintiún años, había vivido para mis padres, era su única hija, les debía mi amor y devoción ¿No?
— ¡Pero nada Juliet!— no podía quedarme con las palabras en mi boca, debía hablar ahora.
— ¡Cambiaré mamá, lo prometo!— quería volver a casa, mi lugar seguro.
— ¡Claro que lo harás!— su mirada aun así no cambió al decir aquellas palabras — ¡Pero lo harás en otro lado!— parecía que le importaba poco lo que pensará.
El chofer no se podía interponer entre las órdenes de mi madre hacia mí, ojalá alguien tuviera el valor de desafiarla. Pero si ni yo podía ¿Quién en realidad lo haría?
El viaje no fue largo pero aun así tuve que mantenerme en silencio ya había perdido esta guerra, mi madre me ignoro en todo momento. No entendía porque ella no me quería tal cual era yo, una chica con otras cualidades que no eran la moda precisamente.
El portón metálico color negro se abrió para dar paso a la camioneta y dejar a la vista una gran casa. Nunca había estado aquí y eso que había visitado demasiados lugares gracias a que mi madre amaba visitar cualquier lugar costoso.
— ¿Qué es aquí?— pregunté cuando la camioneta se detuvo en la entrada.
—Aquí te quedarás Juliet y espero que aprendas algo de... modales— su mirada me recorrió totalmente, pura desaprobación había en ella. —O de lo contrario olvídate de que tu padre y yo existimos— y sin decir una palabra más, George, el chofer abrió mi puerta y extendió su mano para que bajará.
El me dio una mirada apenada, todos lo hacían en casa.
—Mamá...— no pude decir una palabra más ya que ella misma extendió su brazo para cerrar la puerta, George sabía que debía irse pero aun así me susurró un "cuídate" y se marchó junto a mi madre.
Ni siquiera podía tener una buena despedida, sólo me dejo en este lugar que hasta el momento desconocía.
— ¿Qué hago aquí?— mire a entrada, la puerta se abrió como si ya supieran que estaba por venir aquí.
— ¡Bienvenida señorita Juliet Morrison!— una mujer elegante me recibió, su tono de voz nunca fue alto pero aun así parecía efusivo ¿Eso era tener modales?
¿Dónde demonios estaba?
Besos. Sam. ❤
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Juliet Morrison
Capitulo Editado.
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