Me quedé estática en mi lugar por unos segundos tratando de contener mi ira.-Tu rostro se ve mejor sin mi puño estampado en el- dije sarcástica.
-¿Siempre tan ruda?- pregunto con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.
-Solo con pocos hombre que tienen que comprar a una mujer ya que no la pueden encontrar por si mismos- me crucé de brazos, si Madame Josephine me escucha ahora de seguro me pone un castigo.
-Cariño, créeme serás la mujer más feliz del mundo- tenía una estúpida sonrisa cubriendo completamente su rostro.
-¿Me dejaras libre?- pregunte inocentemente.
-No, serás mi esposa eso ya es mejor que nada- gire mis ojos en desacuerdo.
-Lo que digas, parece que no haré cambiar tu opinión, ahora si me disculpas tengo otras cosas que hacer- y sin decir una palabra más me retire a mi habitación, debía prepararme mentalmente para la llegada de mi madre, los argumentos que tendría para defender mi libertad.
Camine de un lado a otro por toda la habitación y era enorme, solo escuchaba el repiqueteo de mis tacones sobre el piso de madera.
Un par de minutos mas tardes escuché unos pequeños golpes sobre mi puerta.
-¿Si?- fui a abrir acomodando mi vestido para estar lo más presentable posible, parecía que después de todo si estaba aprendiendo una otra que otra cosa.
-Juliet, Madame Josephine te quiere en su oficina- era una de las chicas que con una educación superior a la mía se presentaba en mi puerta para darme aquel mensaje.
-Ire en un momento, gracias- dije siguiendo el protocolo impuesto.
Aún estando lo más presentable posible salí de mi habitación, de seguro mi madre se llevaría una gran sorpresa.
Aunque quisiera odiar a mi madre por todo lo que me estaba pasando no podía guardar tal rencor para mi progenitora.
Toque dos veces suavemente la puerta antes de girar la perilla h entrar en la oficina de Madame Josephine.
-Aqui estoy Madame Josephine- coloque mis manos juntas una sobre la otra frente a mi.
-Parece que han hecho un trabajo asombroso- dijo mi madre desde su asiento sosteniendo con su mano delicadamente una taza de té. -Eso merece una buena donacion- dejo la taza sobre el escritorio de Madame Josephine.
-Es mejor dar las buenas nuevas- dijo Madame Josephine con una sonrisa cubriendo su rostro. -Juliet ha sido elegida para ser desposada por Maximiliano Daniels, me imagino que debe de conocerlo- miro a mi madre fijamente.
-Por supuesto, ese hombre si hizo rico de la noche a la mañana- la sonrisa e impresión en el rostro de mi madre dejaban una extraña combinación.
-Si, hablando de eso...- mi madre me detuvo con su mirada retadora.
-Parece que un par de cosas aún nos aprendes como lo es no hablar si no te lo piden- parecía que mis cinco minutos de orgullo hacia mi madre se habían desvanecido. -¿Como pudo elegirlas, aún no está preparada?- me miro de arriba a abajo. -Solo mirela- me señaló.
-Le hice saber las reglas al señor Daniels pero aún así acepto, dijo que no tendría prisa alguna, así que sometere a Juliet a un programa intenso para ser educada como la novia modelo, una esposa a la medida-
Y para eso era mi sufrimiento en silencio, para ser la novia a la medida que un hombre necesitaba, una simple chica convertida en su peor pesadilla.
Besos. Sam. ❤
20 votos próximo capítulo.
ESTÁS LEYENDO
NOVIA A LA MEDIDA (DISPONIBLE COMPLETA EN "SUEÑONOVELA")
RomanceCrear la chica perfecta no es facil, pero Máximiliano lo hará, encontrando que prefiere a la mujer imperfecta que intenta cambiar, que una perfecta.