-He subido en el ascensor con un tío bueno que flipas –dijo Amy nada más abrir la puerta. Había vuelto muy morena de la playa. Además, se había recogido su negro pelo en pequeñas trencitas y le sentaba muy bien. Amy tenía un estilo muy diferente al de Holly o al mío, más híppy. Llevaba un pearcing en la nariz y siempre vestía pantalones anchos o faldas largas que disimulaban su delgadez.
- ¿Qué tío no está bueno para ti? –repliqué burlona, pues eran pocos los chicos que no le gustaban.
-Siempre hay excepciones… Te lo digo en serio, era un bombón. Se ha metido en la puerta de enfrente.
-Será el nuevo vecino. ¿Cómo te puede parecer que está bueno? Si me lo encuentro de noche me cruzo de acera.
-¡Mira que eres rancia! –me reprochó con una mueca de desdén-. Como solo tienes ojitos para Harry…
-¡Cállate! Mi madre e Israel están en el salón –la insté en voz baja-. Vamos a mi cuarto tengo que contarte algo…
Allí le relaté lo que había sucedido la noche anterior. Amy era la única persona a la que le había confesado mis sentimientos hacia Harry, aunque tampoco me había atrevido nunca a contarle todo.
-Es un cerdo –dijo cuando terminé- , aunque, por un lado, se le puede entender. Si Holly no insistiera en esperar para hacerlo con él, no andaría como loco entrándole a todas las tías.
-¿Tú has escuchado lo que acabas de decir? –miré al techo, incrédula-. Holly es muy libre de decidir cuándo quiere meterse en la cama con él. Como si no lo hace nunca, pero eso no le justifica.
-Es verdad. No ñe de dónde me he sacado esta vena machista. Pero que es un cerdo no me lo puedes negar.
- Y ¿qué hago? ¿ se lo cuento a Holly?
Se tomó un rato antes de responder.
-Tú eres la que tiene el problema, Adriana. Estás enamorada del novio de una de tus mejores amigas. Independientemente de las intenciones que tenga Harry contigo, ¿estás preparada para confesárselo a Holly?
Negué con la cabeza.
-¿Y estás segura de que estar con él merece tanto la pena? Ya te digo yo que no, ninguno merece la pena. Además, piensa en la que se montaría.
No, no merecía la pena. Era evidente. Pero todas las razones que ahora tenía tan claras se disipaban en cuanto él estaba cerca.
-Pasa millas de él. Te lo digo en serio. ¿Qué tipo de persona intenta liarse con la mejor amiga de su novia? Un capullo como él.
Bajé la mirada. Tenía razón en sus argumentos, aunque solo sabía parte de la historia.
-Mira, Adriana, si quiere algo, que tenga huevos, que deje a Holly y después que venga a hablar contigo. Lo más grave es que se te nota un montón. Menos mal que Holly está en la parra, que si no, ya se habría coscado.