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Durante el curso, Amy solía venir a menudo a comer a casa. Sus padres tampoco estaban al mediodía y, como era incapaz siquiera de hacerse un huevo frito, prefería comer conmigo. A mí siempre me ha encantado cocinar y a ella le entusiasmaban mis platos, sobre todo las patatas con puré de limón y un buen solomillo, aunque tampoco le ponía pegas a las albóndigas, el arroz y la a pasta.

A pesar de su delgadez, comía como una fiera. Siempre estaba picando algo: patatas fritas, oreos, chocolate… Y no engordaba. Hubiera dado diez años de mi vida por tener esa suerte.

Su otra afición era fumar y mi madre odiaba el olor a tabaco. Tenía prohibido terminantemente hacerlo en casa. Tal vez esa aversión venía porque mi padre estaba enganchado a la nicotina y otras drogas y quería borrar cualquier rastro de él en su vida.

Así que, dado que Amy fumaba igual que comía, como si la vida le fuera en ello, siempre preparábamos algo en la cocina y lo subíamos a  la terraza de mi cuarto.

-Cada día cocinas mejor –dijo Amy pasándose la mano por la tripa.

Se había zampado dos tazas de gazpacho y siente albóndigas, así que no era de extrañar que tuviera la sensación de estar a punto de explotar.

-Gracias. Pero si estallas, que conste que no es culpa mía.

-Apártate un poco, no vaya a ser…

Sonrió mientras se quitaba la camiseta y se acomodaba en la tumbona para aprovechar los últimos rayos de sol. El verano se estaba alargando más de lo habitual, ya que estábamos a 20 de septiembre y el calor seguí apretando fuerte.

-Holly está preocupada  -dijo sin mirarme. Tenía los ojos cerrados para evitar que la luz la deslumbrara.

-¿Por qué? –yo también me había tumbado junto a ella en otra tumbona.

-Por Harry. Dice que le nota raro.

-No me ha dicho nada… ¿Tú crees que se habrá dado cuenta? A lo mejor él le ha comentado algo de lo que pasó… -aventuré angustiada.

-Seguro, es lo más lógico, <<Holly, cariño, ¿sabes que me he intentado enrollar con Adri?>> -soltó con un tono burlón-. No, no te preocupes. Me lo habría dicho.

-¿Y por qué no me lo ha contado a mi? Siempre ha tenido más confianza conmigo que contigo, ¿no? ¿A qué viene que ahora no me cuenta nada?

-Porque también está preocupada por ti. Dice que te siente lejos y no sabe si es que ha hecho algo que te haya molestado.

Amy guardó silencio después. Supongo que intía la punzada que había sentido al oír aquello. Yo era la traidora y Holly, sin embargo, la que se preguntaba si habría hecho algo mal.

-No te angusties –continuó-. Es normal que no te sienta tan cerca como siempre. Al fin y al cabo, desde que volviste de las vacaciones has mantenido cierta distancia, ¿no? Pero ahora que le has dejado claro al idiota ese que no vas a tener nada con él, conseguirás relajarte y las cosas volverán a su cauce.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2015 ⏰

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