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El silencio es tanto que se puede escuchar. Cuesta trabajo creer que en tan poco tiempo la vida de una persona puede cambiar demasiado. Los pasos retumban, las casa vacías exageran los sonidos, en especial aquellas que extrañan a sus dueños. Aquel que parecía el mejor de los días se tornó mal, y al parecer el clima sabía cómo reflejar aquel estado de ánimo. Hacía un rato que había dejado de llorar, en esos momentos las palabras de mi amigo sonaban en mi cabeza, como si él mismo me las hubiera recitado.

Querida Jo,

Escribí estas líneas mientras mi conciencia me lo permite, antes de comenzar a desvariar. Si estás leyendo esto es porque quizás ya habré muerto, puedo decir que duré lo necesario para verte feliz, es por ello que te dejo estas líneas, para acompañarte en el día más feliz de tu vida. Perdón por no llevarte al altar, por no caminar en esa alfombra roja mientras todos los demás miran lo bella que estás, mientras ese hombre afortunado te espera. Yo lo fuí, tuve suerte de encontrarte, de conocerte, pero sobretodo de amarte.

Nunca olvides que siempre estaré cuando más me necesites, a lo mejor no de la forma que esperas pero lo me sentirás presente al igual que toda mi vida a tu lado. No tengo mucho que decirte, tú me conocías y yo a ti, agradezco que te hubieras enterado de todo, que estuvieras a mi lado para afrontar esto conmigo. Lamento haberte hecho pasar los malos ratos, pero quiero que sepas que fuiste una parte importante en mi vida.

Sé feliz con Owen, que a pesar de no haberlo conocido, te puedo asegurar que te ama demasiado, peleó por tu amor y tengo que admitir que lo intimidé aquella vez que nos conocimos, lo suficiente para que se decidiera a no perderte. Permítete ser feliz, te lo mereces, la vida fue demasiado dura contigo y no quiero que por mi culpa se arruine. Te quiero, gracias por ser mi apoyo, mi confidente, mi mejor amiga, por ese vínculo de hermandad que creció en nosotros.

Por favor, no llores. No arruines el maquillaje, ya has derramado suficientes lágrimas en esta vida, hoy te toca ser feliz, hoy y siempre. Sonríe, que te estaré viendo desde algún lugar.

Charlie.

Mi corazón se encogió y esas palabras terminaron por herirlo más. Aquella carta la había encontrado entre mis papeles de la escuela, junto con otra. Sentía un extraño presentimiento, estaba tratando de tranquilizarme cuando recibí esa llamada, y fue cuando todo se derrumbó dentro de mí. Escuchar a Collins desesperada porque mi amigo no reaccionaba de ninguna manera, me había dicho que estaba siendo trasladado a un hospital, así que salí para allá. Al llegar ví que toda su familia estaba reunida en esa pequeña sala de espera, con ese semblante de preocupación, esperando buenas noticias, pero yo sabía de antemano que nada bueno saldría.

Todos preocupados, esperando noticias. Me acerqué a los tres hermanos de mi amigo, los mayores trataban de distraer a la pequeña Annie, mientras que Collins estaba un poco apartada de todos, yo sabía que ella era la más afectada de todos.

—¿Cómo estás? —era una pregunta muy tonta.

—Tengo miedo, no sé qué pasó.

—Si hay algo en que te pueda ayudar.

—Pasamos una noche hermosa, estaba feliz y lo único que deseaba era despertar en los brazos de mi novio —suspiró, trataba de contener el llanto —Pensé que estaba preparando otra sorpresa, uno de esos detalles que sólo él sabe dar.

—Charlie siempre ha sido tan detallista.

—Lo encontré sentado afuera, en el patio. Pensé que estaba durmiendo con una libreta. —fue en esta ocasión que yo dejé escapar un suspiro —Tú sabes algo, lo noto.

La muerte susurradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora