Acto 3: El Trago Más Amargo. (Editado)

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El suelo gris, las tinieblas a mis pies, mirar hacia todas la direcciones y sólo encontrar un vacío negro abrumador, éste se había convertido en mi consultorio

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El suelo gris, las tinieblas a mis pies, mirar hacia todas la direcciones y sólo encontrar un vacío negro abrumador, éste se había convertido en mi consultorio.

Antes de darme cuenta donde me encontraba, sus palabras me cautivaron como siempre solían hacerlo.

—Créeme que lo intenté y sabes, llegué a odiarte, al menos eso creí, pero aquél día que me pediste hablar, yo accedí. —Suspiró. —Aún te tenía compasión, si yo había salido de tal manera de la relación, ahora tú, que tenías menos experiencia, Kerry. —Cruzó sus piernas, ambos estábamos en sillas de mesa.

—¿Andrea? Por favor tú no, ya cerré éste capítulo, no pienso revivirlo en un sueño.

—Yo sé que no, Kerry. Me fui con dudas, me fui con dolor ¿Viste mi rostró cuando me marché? ¿O sólo esperaste a recibir la noticia?

—Me dolías. —Junté las manos en mi pecho. —Me dolías de una manera desagradable e incómoda. ¡Tú, maldita mujer encantadora! ¡TÚ! Fuiste una de las pocas decisiones que he tomado bien, pero luego volví a lo habitual y la cagué.

Sonrió levemente, amargamente para ser concretos, inclinó un poco su cabeza con su sonrisa sarcástica.

—¿Kerry Joshua Santos pide disculpas? ¿Tú, pedazo de patán?

—¡Para ahí! —Grité. El pecho se me apretaba abruptamente. —No puedo convencerte de que soy una buena persona, porque ni yo lo creo y de seguro no lo soy, pero si supieras donde estoy, lo que ha pasado, dirías tus palabras más despacio, para que al menos tenga tiempo de digerirlas o de verte mejor.

—Recordarías mejor mi rostro, si me hubieras dado la prioridad en tu vida, que yo te dí en la mía.

Y de pronto la rabia se vuelve tristeza, sus ojos se cristalizaron, sin percatarse, limpió sus lágrimas, parpadeó un par de veces.

Tragué mi saliva y podría jurar que de todo el licor que he bebido, éste es el trago más amargo.

Y con el corazón sangrando y la mirada nublada por las lagrimas, lo solté...

—Te extraño. Lo juro por el cielo y la tierra que te extraño Andrea y elegiste el peor momento para irte. —Limpié mi nariz con mi antebrazo. —Pero de todos modos tenías planes con alguien más y estoy harto de fingir que no duele; Me dolió, me dolió pensar que lo que llamabas algo especial entre nosotros podrías tenerlo con alguien más.

—Yo te extrañé cada momento que estuve contigo... Y aún lo sigo haciendo. —Suspiró. —Tú me apartaste, me cambiaste por mujeres, por cervezas, por fiesta, por amistades, eres un piloto de carreras que va demasiado rápido, para ver que ya cruzó la meta o para ver las curvas que vienen y evitar estrellarse.

—Lo sé. —Dije quejándome y roto. —Pero ya es tarde.

—Lo es. —Se levantó de la silla y se inclinó sobre mí, con su cabello rubio. —Pero debes aceptar que perdiste, y más importante aún: Que me mataste. —Besó mi frente.

Ángel Oscuro| Hijos Del Cielo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora