Fugace

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Me gusta tener los pies descalzos

Así es como me gusta sentir el paso del tiempo, caminando y no corriendo, sin premura al sentir que mi única esperanza es los pocos momentos positivos que llenaran mi vida por fracciones de segundo incontables, que quedarán grabados en el pedregal de mi memoria al momento de verme convertido en cenizas.

¿donde está dios?

Es mi tierra prometida el vacío que nos llena al reducir nuestros sueños a polvo de estrella, buscando algo relativamente mas realista en un mundo que se ha mecanizado a si mismo, dejando de lado la única barbarie que nos acercaba a la naturaleza. Buscamos respuestas a preguntas ahora que el ocio no es cosa de eruditos, buscamos en el hambre la única necesidad que sigue volviéndonos iguales al resto de nuestra especie.

Vuelve a caer otro grano de arena

Pisas de nuevo el suelo que te trajo a este mundo, hierves en un caldero sin que aun tengas el augurio de sentirlo mientras quema tu piel lentamente. Veo que el mundo sigue siendo el mismo al mover sus piezas de ajedrez, cambiando su nombre. La revolución es el seguimiento de la naturaleza humana por buscar libertad sin salir del corral. Donde que hagas y que creas te hará superior a las acciones que en verdad ayudaron a otros, y sin importar que busques realmente no saldrás de ese circulo. 

Abres los ojos

Parpadeas preguntándote que pasó, viendo ahora bañado en sepia los recuerdos que pasan en tu mente casi como si fuese una película. El grano de esta solo es fruto de lo que un ligero sonido de la caja musical en el vientre de el yugo de la pena logró liberar en forma de luz. Logro recordar cual es mi nombre, pero no el de todos, y veo como sus caras se borran cual dibujo en la arena tras pasar una ola, este se disuelve y solo se torna en cosas que creí que pasaron, sin tener la certeza de si en verdad alguna vez quise recordar.

Apago la luz de mi habitación

Ahora la película ha terminado, es la hora de dormir. Ahora solo están las sombras de mis errores abrazando una vez más la almohada donde poso mi cabeza, pues las lagrimas acabaron y ahora solo se mezclan con el aire. Cierro pacíficamente los ojos aun viendo la oscuridad que me arrulla en la inmersa soledad de mi cabeza. Ese temor fulgurante que rodea a las personas que aun no saben mirar a su al rededor, importando al viaje del subconsciente la inhibición de la realidad, de nuestra propia marca en el mundo, de que somos reales. Nuestros huesos se vuelven uno a la tierra y esta da a nosotros devuelta. 

No soy Eterno 

Y aun así contemplo la eternidad, como la madre a su hijo recién nacido, puesto el legado sea en el papel o la piedra. El jubilo de mi alma poco agraciada aún muestra en la valía como avanzo a través del reloj sin pisar las manecillas, sin temer a ser golpeado por estas una y otra vez, de forma etérea al descubrimiento del ser autárquico de las emociones, plasmando el recuerdo en acero y sangre. Pase lo que pase mi legado perdurará si dejo que así sea, si dejo que la marea se lo lleve. 

Es mi hora de marchar.

El sol inunda una vez más la ventana

Mis demonios duermen

La sonrisa vuelve a dibujar en las comisuras de mi rostro.

Es hora de montar el reloj una vez más.


MestiziaWhere stories live. Discover now