El camino de regreso a casa de los Katsuki fue algo tenso para el japonés, por un lado estaba Viktor que lo había besado, algunos podrían pensar que era una niñería exaltarse por el pequeño rose que le dio pero esa era la primera vez que él lo experimentaba. Por el otro lado
Al llegar a casa encontraron al padre de Yuuri y a algunos vecinos viendo el fútbol en el salón principal.
- Hijo que bueno que llegas, siéntate con tu viejo a ver el partido – grito su feliz padre el probablemente tenía uno o dos vasos de sake encima - Entre la caída, el entrenamiento y el semi beso lo último que el chico necesitaba era pasar alguna vergüenza por culpa del alcohol, además la tensión generada en el trayecto de regreso a casa no le había caído nada bien, lo mejor sería tomar un baño caliente para despejarse. – padre estoy algo cansado por el entrenamiento, veámoslo la próxima vez -
- Mmm y que hay de ti Viktor - pregunto el sonriente hombre
- Claro padre, me encantaría pasar tiempo con usted -
- Excelente hijo tu nos ayudaras a apoyar a nuestro honorable país –
- Yurio que hay de ti, deberías de convivir un poco –
- Señor usted sabe que no le puedo seguir el ritmo, será mejor que me retire –
- Es verdad, será mejor que el pequeño yurio valla a dormir -
Tras tomar un largo baño Yuuri tenía toda la intención de encerrarse en su cuarto a ver una película, pero al pasar por el cuarto del rubio vio la puerta entre abierta donde pudo apreciar la espalda desnuda ancha y blanca, con algunos rasguños y moretones. Sintió un pinchazo en el pecho si bien los moretones se los había hecho esta tarde, los rasguños llevaban un poco más de tiempo allí.
- Que es lo que miras cerdo pervertido – pregunto el molesto rubio cuando sintió la mirada del chico –
- No yo no veía bueno si, pero solo pasaba por aquí, si veía, pero no apropósito– el chico estaba rojo y no podía formular una oración completa hasta que escucho al rubio reír alto, claro, fuerte y encantador, en todos los años que lo llevaba conociendo jamás lo había escuchado reír, bueno en realidad sí lo había escuchado, pero jamás eran para él esas risas.
- Se que solo pasabas por aquí, que es lo que quieres – el tono familiar y relajado ayudo a Yuuri a calmarse y pensar claramente – no me di cuenta que te lastimaste cuando caí sobre ti, es por eso que estabas molesto ¿verdad? y además de aplastarte ni siquiera me disculpe contigo – el chico bajo la mirada, su cabello mojado y desordenado, el pequeño sonrojo que cubría sus mejillas le daban un aire adorable – tranquilo Katsudon ya paso, olvídalo – ante tal escena el chico sintió el impulso de acariciar el rostro del japonés pero antes de ceder, el contrario levanto la mirada – espérame un momento – el chico salió corriendo de la habitación hacia algún lugar – estúpido cerdo – susurro con satisfacción. Continuo buscando una camiseta que ponerse cuando encontró una lo suficientemente grande como para que pudiera dormir sin sentir molestia por los golpes que se había hecho en la espalda, se detuvo cuando el chico japonés apareció nuevamente en su puerta – espera no te pongas la camisa aun, bueno yo traje algo de ungüento, te ayudara con el dolor y bueno – nuevamente puso una linda expresión de pena, y con la mirada baja continuo – quieres que te ayude a ponértelo –
- Claro – se sentó en la cama y volvió a dejar su espalda descubierta entonces sintió las cálidas manos del otro chico recorrerla, a su mente regresaron los recuerdos de sus primeros días de preparatoria, en particular el momento en el que conoció al japonés, lo aterrado que se sintió al ver ese hilo materializarse entre ambos, para él fue una burla de la vida que aquello que una vez se había robado toda la felicidad de su vida volviera nuevamente a hundirlo a él también. Estaba tan enojado y resentido con la vida o el destino que descargo toda su ira y enojo con Yuuri. El aún era muy joven para poder procesar lo que pasaba, sus heridas aún estaban frescas, aunque no se atrevería a decir que se arrepentía de sus decisiones por que el adoraba a Otabek, pero algunas veces en la oscuridad de su habitación desde algún rincón obscuro de su alma, él se preguntaba lo que hubiera sido de su vida de aceptar a Yuuri.
Aunque ya era muy tarde para pensar en eso, sin darse cuenta todo había cambiado, Yuuri que en la preparatoria le sacaba 20cm ahora era mucho más pequeño que él, las clases de baile que había tomado desde que aprendió a caminar (o eso era lo que la señora Hiroko decía) habían dado resultados, el cuerpo del japonés atraía miradas donde quiera que se paraba y no es que antes fuera feo pero tenía unos kilos de más que no le sentaban para nada bien, por su parte él también había cambiado, su pequeño y delgado cuerpo se había estirado de la nada, sus facciones femeninas de las que algunas vez se burlaron habían desaparecido, ahora sus rasgos eran los de un muchacho sin dudarlo. Incluso esa situación era un poco irreal, la pequeñas manos del japonés a las que hubiera huido en otro momento ahora recorrían delicadamente su espalda desnuda. El rubio salio de su ensoñación cuando escucho que una voz irritante llamaba a su acompañante.
- ¡Yuuri mi corazón ven pronto por favor! – se escuchó la voz de Viktor, segunda la de Hiroko - Yuuri cariño puedes bajar por favor – el estúpido viejo gritaba en ruso y seguramente ya estaba borracho.
- Yo, lamento no terminar de aplicarte la pomada, pero me llaman – el chico estaba tan sonrojado que parecía un tomate, esto hizo hervir la sangre del rubio. la pequeña burbuja que se había formado alrededor de ambos se había roto, la química creada segundo atrás se había vuelto tensión el rubio molesto solo pudo contestar en su típico tono hostil - Has lo que quieras – Aun si por años había negado el lazo invisible que los unía jamás pudo evitar la atracción que sentía hacia el chico, lo que jamás espero fue que cuando lo volviera a ver regresaría más lindo y con un imbécil correteándolo por todas partes
- estúpido cerdo -
Lo único que tengo para decir ahora es que el nombre lo puse porque fue lo primero que se me ocurrió aunque no tiene nada que ver. bueno igual te agradezco por leer
***Sonríe***
YOU ARE READING
El lazo que nos une
FanfictionEn el momento en el que nacemos un hilo invisible nos ata a nuestra pareja destinada, la vida pondrá todo de lado de estas personas para que puedan encontrarse, aun así son pocas las personas que tienen la fortuna de encontrar el final de su hilo, d...