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PRIMER ACTO. CAPÍTULO TRES.

 CAPÍTULO TRES

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BARBARA

    El sol no salía en todo su esplendor cuando las caricias en mi brazo generadas por Steve me hicieron abrir los ojos

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    El sol no salía en todo su esplendor cuando las caricias en mi brazo generadas por Steve me hicieron abrir los ojos.
    —Buenos días, preciosa.

    No conteste a su saludo, solo me acomode aún más en su pecho para poder recibir mejor el calor corporal, la habitación estaba con poca iluminación y de fondo se escuchaba una suave ventisca otoñal.

    —¿Qué hora es? —pregunté.

    —Aún es muy temprano —comenzó a darme pequeñas caricias en mi hombro—Volvamos a dormir, tu amiga ya se fue.

    Con los suaves mimos y la respiración lenta que me brindaba el castaño pude volver a caer dormida esperando que mis amigas hayan llegado bien.
      
       
    En medio del profundo sueño sentí el despertador indicando la hora para levantarnos e ir a la escuela, despertar a Steve fue una odisea pero finalmente mientras hacía el desayuno yo pude darme un baño caliente, la ropa que había traído en mi mochila se encontraba tendida de manera pulcra en la cama. No tarde mucho en cambiarme para poder bajar a la cocina, Steve había tomado un baño en la habitación de sus padres para no retrasar el viaje, la mesada se encontraba servida con jugo de naranja, café y unos tostados con dulce, algo básico pero delicioso.

    —¿Mejor que en los restaurantes Whither? —Steve había aparecido con su característico pelo bien arreglado.

    —Digno de un hotel de lujo— dije riendo

    La conversación fue cálida acompañado del ambiente, el desayuno estuvo estupendo, los rayos del sol ya comenzaban a instalarse lentamente en el cielo cuando el auto arranco 15 minutos antes que dieran la hora de entrada. Se logró conseguir aparcamiento fácil y rápido.

    —¿Te espero a la salida? —preguntó el castaño.

    —No, hoy después de clase tengo que ir a la biblioteca.

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