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16 de noviembre de 2015

Me desperté debido al molesto sonido de mi alarma indicándome que el día lunes había llegado, uno de los días más molestos para mí. Estuve a punto de posponerla, pero parte de mi sabía que si lo hacía me quedaría totalmente rendida en cama y terminaría no yendo al liceo o simplemente me dejaría el autobús. Me senté en mi cama a estirarme esperando las fuerzas para poder finalmente levantarme de la cama y apagar la alarma que aún seguía sonando, en lo que entro mi papá.

—Por momentos pensé que seguías dormida —dijo aun en la puerta—. Quita esa alarma. —Ordeno antes de salir del cuarto, sin darme tiempo de siquiera abrir la boca, aunque sinceramente no lo iba a hacer.

Quite la alarma y me levante con todo el sueño del mundo mientras pensaba qué razones tenia para ir al colegio, demasiadas eran mis ganas de seguir durmiendo. No tenía razones para ir al colegio a excepción de que normalmente no me gustaba faltar porque me gustaba estar al pendiente de todo y sentía que si faltaba aunque sea un día, el día siguiente llegaría perdida. Estaba a punto de decidirme por no ir hasta que recordé que vería a Henry y eso fue un impulso no solamente para decidirme por ir al colegio, sino también para alistarme con mayor rapidez. Mis ganas de verlo y hablar con él eran más que mis ganas de quedarme en casa durmiendo y eso solo fue el comienzo. Me duche, vestí y comí exageradamente rápido por lo que me quedo bastante tiempo de sobra, sin embargo mi hermano no estaba listo. Para pasar el rato, agarré mi teléfono y apenas lo hice note el mensaje de buenos días de Henry, pero decidí no responder, al igual que el día anterior, ya que lo vería en la parada.

Después de un rato, una vez que mi hermano ya estaba listo, todavía era relativamente temprano por lo que me dio tiempo de ponerme nerviosa. Mi hermano notaba mi comportamiento extraño, pero no decía nada al respecto, parte de él, como siempre, también estaba sumergida en sus pensamientos. Con cada paso mi nerviosismo aumentaba y al estar a punto de llegar a la parada estaba que explotaba de nervios, extrañamente jamás me había sentido así por una persona en específico. Los nervios se transformaron con decepción al llegar a la parada puesto a que no lo vi allí, no estaba, sin embargo, Angie sí.

— ¡Hola! — Exclamo ella antes de darme un fuerte abrazo, yo solo le correspondí—. Tema preguntar, pero... —No la deje seguir puesto que ya sabía lo que me quería preguntar, por lo que le di mi teléfono para que leyera la conversación. Yo solía ser de pocas palabras en ese entonces, mayormente hablar no era lo mío. Angie se quedó leyendo por un buen rato ya que ni quise hablar casi eso la vez que nos vimos, mientras yo simplemente la veía esperando a que terminase.

Entre toda esa distracción por mi parte, puedo sentir perfectamente como alguien me toca el hombro y en ese momento estaba casi segura de que era él, por lo que mis nervios volvieron rápidamente. Me paralice totalmente en ese momento, por lo que termine volteándome a verlo muy pero muy despacio mientras intentaba que se me pasaran los nervios.

—Hey —fue lo que me dijo cuándo nuestras miradas hicieron contacto y pude ver la gran sonrisa en su rostro—. Por fin nos podemos conocer como es debido. —Dijo antes de ofrecerme su mano para estrecharla. Nos quedamos un rato así, viéndonos, nuestras manos aun juntas y yo todavía sin decir una sola palabra. Extrañamente él no parecía incomodo por la situación, sin embargo me dio un beso en la mejilla antes de que nuestras manos se separaran.

— ¿Qué te pasó en las manos? —Le pregunte una vez que logre hablar, no se me había ocurrido otra cosa en el momento.

—Ah, el futbol —respondió él—. Soy el portero de mi equipo, mis manos son un tanto sensibles y jugamos rudo al practicar —explico poniéndose las manos en el bolsillo, en ese momento lo noté nervioso yo a él, seguidamente llego un amigo suyo. Se saludaron sin decir absolutamente nada hasta que su amigo empezó a hacer señas supuestamente disimulas con respecto a mí. Henry lo miro feo, antes de girarse a mí—. Bueno, Alex, te presento a Hannah. Hannah, te presento a Alex. —Dijo señalando a cada quien.

—Mucho gusto, Hannah. —Dijo una vez cerca de mí ofreciéndome su mano para que la estrechara.

—El gusto es mío. —Le dije con una sonrisa amable mientras estrechaba su mano. Después de eso se fue, pero no sin antes susurrarle algo a su amigo al oído, razón por la cual sus mejillas se tornaron de un color rojizo y note como sus nervios aumentaron. Nos quedamos un rato en silencio hasta que decidió hablar yo, interrumpiendo su mirada pérdida—. ¿Sabes algo curioso?

— ¿Qué pasó? —Preguntó mirándome ya un poco más calmado.

—Creo que no te había visto antes del viernes. —Le respondí y él abrió la boca para decir algo, pero en eso llego el autobús.

—Ehmm —dijo mientras se acomodaba—. ¿Te quieres sentar conmigo en el autobús?

—Bueno —hice una pausa mientras pensaba bien si debía irme con él o con Angie y mi hermano—, sí.

—Si no quieres, está bien. —Dijo percatándose que dude.

—No, sí quiero, solo que dejaré a mi hermano y Angie relativamente solos. —Dije dejándolo con la palabra en la boca debido a que me subí al autobús.

—No sé si me gusta la idea de que hayas dejado a tu amiga por mí. —Dijo una vez que me alcanzo.

—Está bien, no te preocupes. —Dije antes de sentarme, él refunfuño un poco antes de sentarse junto a mí.

El resto del camino fue bastante entretenido, tanto que no me di cuenta de que ya habíamos llegado al liceo.

—No nos bajemos todavía —me dijo—. Deja a la gente pasar.

No me queje, no pregunte, solo me quede ahí hasta que el autobús se despejo lo suficiente.

— ¿Qué harás ahora? —Le pregunte una vez que nos bajamos del autobús.

—Bueno, pensaba en pre... —Empezó a decir, pero lo interrumpió un grito.

— ¡Henry! —Gritaron antes de saltarle encima, me miraron después de ello, pero decidieron ignorarme exageradamente—. ¿Nos acompañas a buscar a Jessica? —Preguntó la rubia aun pegada a él.

—Lo siento, Melanie —dijo él quitándose a la rubia de encima—, estoy ocupado, tengo compañía. —Dijo señalándome, ellas se giraron a verme con desagrado y pusieron los ojos en blanco.

—Ayy, no te había visto —dijo la rubia hipócritamente—. Perdona, necesitamos a gente, así que te lo robamos un rato. —Después de eso ambas lo jalaron para que las siguiera, él se quejó, pero al final cedió.

— ¡Te busco más tarde! —Grito a lo lejos, yo refunfuñe por dentro, pero fingí que no me molesto para nada ello. Me despedí con un gesto y me fui a buscar a mis amigas.

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