1

126 6 0
                                    

13 de noviembre de 2015

Era viernes, el día más esperado de la semana para muchos, a diferencia de un lunes al cual más bien aborrecen, me encontraba en clase de biología, ansiosa por salir, mis compañeros presentando exposiciones todavía. Nadie se había percatado de la hora por el hecho de que ese día la profesora estaba de mal humor, nos quería quietos prestando atención a las exposiciones y no nos dejaría salir hasta que terminasen con ellas. Eran ya aproximadamente la 1:00 de la tarde, los conductores de los autobuses establecían marcha a la 1:10, sin embargo a veces les provocaba por colocarse en marcha antes del tiempo correspondido. Los pasillos en total silencio, por lo que parecíamos los únicos allí, pero nadie se atrevía a seguir protestándole el hecho a la profesora.

En ese momento, debido al silencio se oyó claramente como si los autobuses empezaban a ponerse en marcha, por lo que todos se pusieron alertas e inquietos, al punto de casi salir del salón aun si la profesora no lo aprobaba. Aun con toda la situación presente la profesora insistía en que nos quedásemos sentados esperando a que fuese la hora, cuando pues ya era la hora. Entre todo ese escándalo llego el subdirector y como lo agradecí.

— ¿Ustedes qué hacen aquí? —Pregunto él, que además de confundido parecía un tanto molesto. Ver llegar al subdirector con ese comportamiento se nos hiso extraño, tanto a nosotros como a la profesora, aun así, nosotros simplemente nos dispusimos a escuchar.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa? Estamos en exposición. —Dijo ella extrañada por el comportamiento del subdirector. Me empiezo a preguntar si es que ella estaba sorda o simplemente estaba en sus días.

—Sí pero, no deberían estar aquí, los buses ya se están yendo. — Dijo él haciendo una seña con las manos dándonos permiso para irnos. Sin pensarlo, cada quien agarro sus pertenencias y salimos corriendo hacia los autobuses. Para mi mala suerte, en ese entonces eran dos autobuses los cuales se pasaban por la zona en la que vivía y había uno en el cual montarme no era de mi agrado, por lo tanto tampoco sabía con certeza cuál era.

Llegando al estacionamiento en donde se encontraban los autobuses, pude notar uno en el cual había personas de mi zona, los autobuses ya estaban por ponerse en marcha, de hecho, algunos ya lo habían hecho, por lo que no tuve más opción y me subí a ese que era el que se acercaba más a ser el indicado.

Una vez dentro del autobús estaba sumamente agotada por haber corrido de aquella manera, es obvio que me hace falta hacer ejercicio. Mi primer pensamiento fue que los amigos con los que normalmente socializaba no estaban, la mayoría, por no decir que todos, se subían al otro autobús. Me quede parada por unos segundos, hasta que decidí sentarme donde se encontraba un chico distraído pensando en quién sabe qué.

El autobús ya se había puesto en marcha y yo sinceramente en lo único que podía pensar era en que quería llegar a mi casa, acostarme a dormir y olvidarme del mundo, definitivamente estaba demasiado cansada como para hacer algo más que eso. Sin embargo, en ese momento recordé que ese día cumplía mi querido hermano Antonio, no era mi hermano de sangre, pero nos conocíamos desde muy pequeños, por lo que éramos como familia.

Antonio me había dicho ese mismo día que no me olvidase de ir a su casa a celebrar que cumplía 17 años y sinceramente, siendo con él, nunca faltaría a su cumpleaños, por lo que, lamentablemente para mí, no iba a poder descansar sino hasta más tarde. Tenía que llegar a mi casa, comer, bañarme, y alistarme para salir, pues si iba para el cumpleaños de Antonio tenía que llevarle algún detalle. Mi hermano mayor, Joseph, a quien por cierto no había visto, suponiendo que se había ido en el otro transporte, era incluso más apegado a Antonio que yo, por lo que obviamente también iría a su cumpleaños.

Faltaba poco para llegar a la parada y yo sinceramente no quería ni moverme, estaba demasiado agotada, por lo que decidí esperar un poco más, en eso, llego un chico, cabello castaño, la piel de un color que jugaba entre ser morena y blanca, por lo visto quizá mucho más alto que yo. A partir de ese instante no me apartaba la vista de encima, hasta que decidió saludarme con una sonrisa y un hola por lo bajo que casi no logre escuchar, yo me limito a sonreírle. Después de eso siguió mirándome, como analizándome, de la misma manera en que lo había hecho antes, aproveche la ocasión para verle el nombre en su camisa porque, sí, en ese tiempo, en mi colegio se colocaban los nombres en las camisas y los suéteres por sus distintas razones.

Cuando por fin logre ver cuál era el nombre del chico, lo poco que llegue a leer fue que se llamaba Henry, seguido de eso, procedí a bajarme del autobús en lo que choque con él debido a que avanzo justo cuando yo me levante. Supongo que estaba algo apresurado y por eso no estaba sentado, cuando los puestos sobraban, siendo como fuese él retrocedió disculpándose y dejándome pasar por delante de él mientras me regalaba una pequeña sonrisa.

Me baje del autobús mirando hacia atrás en busca de mi hermano, sin embargo en vez de eso, sólo vi a Henry actuando como si estuviese buscando a alguien, hasta que me vio y me sonrió de lejos, esta vez desplazando su mano de un lado hacia otro de manera de saludo. En eso vi a mi hermano que al parecer había llegado en el otro autobús y lo seguí camino a casa, camino en el cual ninguno de los dos hablo. Yo pues estaba cansada y distraída, parte de ello a causa de aquel chico que sin tener idea del porque, había algo en él que me llamaba la atención.

Hope🍃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora