❝Guerra de hermanas❞ ¿Rasslie o Raren?

23. "¿Fin De La Guerra?" ✓

Narradora.

Lesslie se tentaba en corresponder el beso. Pero terminó alejando a su hermano mayor.

Notó esa mirada de incertidumbre sembrarse en ese par de ojos color café. Pero él no entendía lo que ese simple beso había causado en la pequeña. No entendía que aquel beso había confundido más a la menor. Él no sabía que a ella le dolía ser besada sin que la otra persona sintiera algo en concreto por ella.

Lesslie bajó la mirada.

Ella se había rendido en la guerra.

Ella había aceptado que en el corazón del mayor, ella solo era su hermana. Lesslie aceptó que la mediana, Karen, era la dueña de aquel noble y bello corazón.

Negó con la cabeza y suspiró. No quería mirar a su hermano.

¿Cómo es que al final había terminado enamorada de su hermano mayor?.

—Esto no está correcto— habló por primera vez en minutos, ahogando un sollozo que amenazaba con salir de esos rosados labios. Ella sabía que enamorarse de tu hermano o hermana no era algo correcto. Pero aún así lo había hecho. Y ahora pensaba en algo importante, sus Polinesios, ¿Como vería ahora a sus Polinesios?. No, no podría hacerlo.

El mayor en cambio se sentía confundido por las acciones de la menor.

—¿Qué no está correcto?— preguntó mirando con atención a su hermana menor.

—Esto Rafa —se señaló a si misma para luego señalar a su hermano con el dedo índice— Yo ya acepté que perdí la guerra. Rafa —hizo una pausa y alzó la mirada— yo ya lo acepte. Tú no me amas, y nunca lo harás. Rafael, me rindo, acepto mi derrota. ¡Perdí!, ¿Bien? —dejó escapar una risa y desvío la mirada. Dejó de reír y su sonrisa se desvaneció— ¡Dios, Rafael!, Yo te amo, te amo con locura, pero esto está mal. Esto no es correcto.

El mayor suspiró y parpadeó un par de veces. Aún sentía confusión apesar de la declaración de la menor.

Lesslie volvió a reír y miró nuevamente al mayor.

—Pero cueste lo que cueste acabaré con ese sentimiento —se acercó al mayor y susurró lo siguiente:— Cueste, lo que cueste—hizo una pausa y su mirada se dirigió a los labios de su hermano mayor— Se feliz Rafa, se feliz con Karen —sonrió y se alejo del confuso chico. A pasos rápidos se dirigió a la puerta principal y abrió la puerta saliendo nuevamente de la casa.

Mientras tanto, Karen había observado toda la situación. Desde el beso hasta el fin de las palabras de la menor.

Lejos de sentirse feliz por haber ganado la dichosa guerra, se sentía mal por la menor.

—Mi Yiyis..— susurró observando como la menor se perdía en la puerta principal. Suspiró y subió hacia su habitación. Karen estaba segura de algo, Lesslie no había llorado porque no quería verse débil frente a Rafa. Y le dolía ver así a su hermana menor. Ambas podrían ser rivales en la cancha del amor, pero ahí, ellas eran hermanas que se ayudaban la una a la otra y Lesslie necesitaba de ella.

Al estar en su habitación tomó su celular y bajó las escaleras con rapidez.

—¿Karen?— escuchó la voz del mayor.

—¿Qué sucede?—preguntó la mediana mirando con atención la puerta, por la que minutos atrás había salido la menor entristecida y con el corazón roto.

—¿Vas a salir?— preguntó suavemente mirando la televisión.

—Si. Vuelvo en un rato— y sin decir nada más abrió la puerta y salió rápidamente.

Se hacía a la idea de donde había ido. Pero no estaba en su totalidad segura.  Así que tenía que probar.

Detuvo un taxi que pasaba por una de las calles de la gran cidudad de México, se adentró en el coche, y dio las indicaciones hacia un parque que estaba a unos minutos de su hogar y al cual Lesslie amaba ir para caminar por ratos o simplemente para pasar el rato.

Pasaron los minutos en el transporte y al llegar bajo rápidamente del coche, claro no sin antes haber pagado. Visualizó a varias personas, totalmente desconocidas, pero nadie con cabellos desordenados y rojizos.

Caminó totalmente desorientada.

Suspiró al ver que ahí no se encontraba Lesslie. ¿Entonces en donde está?, Se preguntaba la de cabellos morados y azules.

Caminó por algunos minutos por el parque, obsevando a las felices familias jugar en los juegos del mismo parque, hasta que de casualidad a lo lejos observó a una chica sentada en una banca, dándole la espalda dejando ver así sus cabellos rojizos a la perfección.

Tal vez es Lesslie. Pensó Karen y decidió acercarse a pasos lentos.

Con Lesslie.

Detuvo su coche en un parque al cual le encantaba venir a caminar o distraer su mente.

Bajó del coche y caminó por el parque, pensando así en todo lo que había dicho minutos atrás.

Realmente lo había dicho sin pensar. Porque en esos momentos se dejó influenciar por el enojo, y por la decepción.

Había aceptado su derrota.

Ni ella misma se lo creía. Había luchado por Rafa para nada. Ahora se daba cuenta de eso.

Suspiró y siguió caminando mirando el suelo que era cubierto por ramas y escasas hojas.

Al levantar la mirada observó una banca totalmente sola y decidió descansar ahí.

Se sentó y miró su alrededor con atención.

Una lágrima traicionera bajo libremente por su mejilla, seguida de otra, otra y otra.

“—pero cueste lo que cueste acabaré con este sentimiento.”

“—Se feliz Rafa, se feliz con Karen.”

De todas formas ya había perdido la guerra.

Suspiró y limpió las lágrimas que aún se encontraban en sus ojos.

Pasaron los minutos y personas se iban, otras venían. Ella sólo podía observar desde la banca todo su alrededor hasta que alguien se sentó a su lado.

Su mirada curiosa se dirigió a la persona a su lado y para su sorpresa encontró ahí la cabellera alocada de su hermana, y ese par de ojos oscuros que tanto la calmaban y hasta cierto punto le causaban miedo.

Suspiró y miró de nuevo al frente.

—Ganaste. ¿Estás feliz, no es cierto?— dijo con cierta amargura en su voz. Sonrió y siguió mirando las hojas de los árboles mecerse con suavidad de un lado a otro gracias al viento.

—No, no gané. Y no, no me siento feliz. No cuando mi Yiyis está triste— “Mi Yiyis”. Sonrió al escuchar el apodo con el cual la llamaban por tantos años.

—Acabemos con esto, ¿Si? —soltó de repente— acabemos con esta guerra —nuevamente miró a su hermana mayor y le sonrió con total sinceridad— ¿Qué te parece?— alzó su dedo meñique, en señal de esas tontas promesas que se hacían las personas uniendo sus meñiques.

La decisión estaba en las manos de Karen. Ella elegía..

¿Terminar o no terminar la guerra?..

***

¡Chan, chan, chan!..

Aquí les dejo el capítulo y me retiro lentamente :)

Chao..