Prólogo

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Estoy temblando de una forma terrible, Agustín tiene más o menos 5 horas en revisión. Emilio que se encuentra en la silla de al frente tiene la vista puesta en la nada. Mi celular esta descargado y no puedo comunicarme con nadie.

— Amelia.

Veo que Emilio se levanta de la silla. Sin saber por qué, también me levanto.

Unos de los doctores que nos atendieron, está parado al frente de nosotros.

— ¿Son amigos del joven Agustín?

Emilio asiente.

— Bien. Tengo que informarle que Agustín está muy grave.

Siento la presión en mi pecho, sin poder aguantar las lágrimas comienzan a salir.

— ¿Qué tiene?

Casi ni se le podía entender la pregunta de Emilio.

— Necesitamos un cardiólogo. —mira su reloj—. Y urgente.

Un... un cardiólogo.

Ahora si deje de respirar. Me siento de nuevo en la silla y tapo mi cara con ambas manos.

— ¿Un cardiólogo? —habla Emilio.

No quería escuchar nada más.

— No quiero adelantarme, pero —hace una pausa—, necesitaremos hacer un trasplante de corazón.

Y eso fue todo. Mi mundo se derrumbó.

AgustínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora