CAPÍTULO 7

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Eran las cuatro de la tarde en el bar "La Andalucía" con un ambiente tranquilo con menos clientes de lo que se acostumbra en las noches, ya que su modo de operar es en el día un café y ya en las penumbras con la luna y las estrellas de testigo se convertía en un bar con música más alegre y ambientada para pasar el rato y encubrir ciertos negocios de nuestro querido capone. Santino Torres, un joven ambicioso, rencoroso, el perfecto antagonista que, con solo verlo, lo dejas pasar y te quedas embobada por su apariencia física, la cual sacaba ventaja como las demás características que juegan para su favor, un buen actor junto con su pandilla que han hecho que más personas paguen por sus platos rotos y sus especiales víctimas siempre han sido el escuadrón de Fresia Buganvilla, apellido que llevo a la deshonra a su familia.

- ¿Dónde estaban? -pregunta Santino a los gemelos que acaban de entrar, sentado en la barra redonda donde está el padre de Aldrige secando unos vasos de café mientras que su hijo, que es un soplo fresco para el grupo inclusive para el lugar por su alegría y a veces su ingenuidad al pensar que su amigo dejará la rencilla que tiene contra Fresia.

-Por ahí, por allá. -contesta Chucky, mientras se sienta en un banco que está alejado dos bancos de Santino, ignorando la mirada furiosa de Torres por estar divagando en vez de decirle en donde estaba, pero eso conseguiría que le preguntará porque estaba ahí y con quién y de ahí nada lindo saldría de esa discusión y pondría en duda su lealtad, cosa por la que tuvo momentos antes esta conversación con Adams.

-Y maracuyá. -se ríe Lenny rompiendo el sepulcral silencio que ocasiono esa respuesta incorrecta pero la de siempre de Chucky y como siempre sus tres amigos lo fulminan excepto que ahora su papá tiene la mirada que algo más está pasando y debería de poner atención y es cuando se da cuenta que Chucky no tiene ningún rastro en su cara que denote fastidio si no alegría, burla, algo raro en él.

-En la posada del delfín y estaba molestando a la rubia cuando llegan los tres mosqueteros y las demás. -delata Corinne a su hermano pasando unos segundos después del comentario exasperante de Lenny. -Un café irlandés, Al. -pide al papá de Aldrige que se va a preparar la bebida intentando suprimir una risa consiguiendo irse con una sonrisa y murmurando "ya te ahorcaron Chucky, tu propia sangre" mientras se acomoda en los bancos que están en medio de su hermano y su jefe, desde los doce sabe que Santino Torres no es ningún amigo para ellos sino simple peones a diferencia de los dos tarados que tiene que tratar, uno por sangre y otro por tener un lugar donde estar sin que nadie la moleste, bueno algo así.

-Por ahí, por allá..., sabes que no me gustan esas contestaciones y mucho menos si es para esconder tal cosa, ¿que querías con Kenna Adams? -expresa irritado tratando de ver al causante de su ira pero lo único que consigue es ver a su gemela jugando con el banco que tiene en medio de los dos, haciéndolo mecer con sus piernas mientras se ve las puntas de su pelo rubio como si fuera la cosa más importante del mundo.- ¡Corinne!-levanta la voz.-por favor me dejarías charlar con tu hermano a solas, creo que Al ya tiene tu café y Lenny ya se fue, lo acompañas.-ordena exhausto de aguantar la paciencia y no conseguir nada del idiota que tiene de mano derecha y que ni siquiera trate de verlo o siquiera prestarle atención por andar jugando con su llavero.

-En dos horas o menos esté lugar se llenará dudo que consigas mucho de la conversación que quieres, sí, fui a la posada y sí estaba con Adams, pero solo discutíamos como siempre y estaba vez fue porque entre en su territorio, sin permiso y ¿a qué fui? Bueno vi a una chica guapa entrar y pensé que le podría hacer el favor de que me tenga como su guía. -termina con una sonrisa coqueta mientras se levanta de su silla haciéndole frente a su amigo que a veces parece que los quiere tratar como perros y con la correa corta.- Pero si te lo digo es porque eres mi amigo y quiero decírtelo, no porque seas mi jefe o te deba algo, mucho menos eso, así que si me vas a manipular por la renta que pagaste, déjame decirte que tu sólo te ofreciste y yo no tengo nada que pagarte o devolverte jugando a tu imperio de la mafia.-declara firmemente, acordándose de las charlas que tuvo con Kenna altas horas de la madrugada confesándole porque sentía que le debía mucho a Santino y ahí fue cuando le abrió los ojos de que su amigo lo trataba de manipular, tardó bastante en creerlo y eso le costó bastantes días sin hablarle a Kenna hasta dejarla sola.

El Secreto de La BuganvillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora