CAPÍTULO 12

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Al día siguiente, me encuentro con Matthieu en la cocina con una taza de chocolate caliente en la mano, con una tranquilidad, que a veces me gustaría tener.

-Buenos días, ricitos. -lo saludo de buen humor, mientras me sirvo mi café.

-Hoy, nos levantamos de buen humor, ¿algo especial paso anoche? –inquiere con una sonrisa socarrona, con la vista a la pared.

-Sí, ayer me pude reconciliar con tu prima y ya somos otra vez amigas. –menciono contenta, entretanto preparo mi café y busco algunas galletas en las puertas que se encuentran arriba de la cafetera.

-Ah, sí vi. -suspira mientras se recarga en el mesón, viendo hacia la pared donde están los estantes mientras bebe de su café viendo con una complicidad que no sabía que teníamos.

-Entonces, ¿Cuál es el misterio? -le preguntó acomodándome a su lado, pero sin dejarlo de ver.

-No quiero arruinarte tu felicidad, pero con tu vídeo, cada cosa se acomodó perfectamente, tenía mis sospechas, pero con esa última acción afirmaste mis suposiciones. –anuncia acabándose su taza de café, para así voltearse a verme, encarando mi confusión escrita en mi rostro. –Lo sé, se de Kenna y Chuck, obviamente con eso va incluido la amenaza de Santino. -suelta de forma seria, haciendo que casi suelte la taza de café, sino fuera que sus reflejos son rápidos ya estaría el café desparramado en el suelo.

- ¿Cómo lo sabes? ¿Cuándo te enteraste?¡Kenna te dijo!, ¡No! Dudo mucho que Kenna fuera habla de ese tema contigo, ni te platica de sus conquistas, menos de Chuck. -empiezo a cuestionar de manera rápida, cabizbaja, caminando de un lado a otro, sin darme cuenta que la taza de café hace minutos que se encuentra en el fregadero.

- ¿Conquista? Chuck, ¿Desde cuándo sale con Chuck? ¿Cuándo se le ocurrió esa idea? ¡¿y por qué la dejaste?!-demanda una vez que me toma de los hombros para que lo vea, dándome cuenta que hable de más, pero si no fue Kenna ¿Cómo se enteró? ¿Y exactamente quién le dijo sobre la amenaza que me dio Santino? Aquella noche el quiosco estaba tranquilo, sin un alma en los alrededores o eso creí.

- ¿Qué tanto sabes? -le pregunto directa, necesito saber el nivel de daños, para saber si puedo manipular la situación y hacer que se olvide del tema de su prima con Chucky o si sabe algo más o cualquier cosa que contribuya la situación.

-Mira, lo que sé, es que un día encuentro a mi prima junto con los hermanos Doskas y resulta que se había citado con él. Y con lo de Santino, sé que se enteró de ese furtivo encuentro, así que si es cierto lo que me dices que salieron esos dos, Chucky no le pudo haber dicho, ya que, si fuera así, él no te hubiera amenazado. En conclusión, Corinne lo habrá mencionado y Santino se habrá sentido atacado, ya sabes, por su paranoia y su creencia que nuestra vida gira entorno de hacerlo sufrir. -pone en blanco los ojos. -Y me enteré de la amenaza ya que fui a pasear al quiosco y los vi. –termina de hablar, acomodándose en el sofá de la estancia, mientras que lentamente me voy sentando en la mesa frente de él. - ¿Qué piensas hacer? –inquirió seriamente, haciendo que la parte superior de su cuerpo se incline hacia mi dirección como si le fuera a confesar un secreto.

-No es obvio, ¿lo de ayer no quedó claro? -pregunto a la defensiva, sin entender su punto.

- ¡Buenos días! -saluda optimista Tommy, llegando a la estancia y detrás de él, los demás. -Sí que son madrugadores. -dice sentándose a lado de Matthieu, con una sonrisa en el rostro, que se desvanece de poco en poco al notar nuestros rostros y la tensión que se siente en el ambiente. - ¿Interrumpí algo? –pregunta juguetonamente, elevando sus cejas y estirándose lo más que se puede en el sofá, en consecuencia, su brazo derecho está recargado en el respaldo del sillón y su pierna derecha termina rozando la mía.

El Secreto de La BuganvillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora