CAPÍTULO 8

31 8 13
                                    

-Entonces aquí nos encontramos, amarrados y envueltos en esta silla. -le digo a la niña de coletas que nos encontró a Tommy, a Leonard y a mí, amarrados con listón de regalo y con un moño en la cabeza junto a una caja de peluches, bueno obstruyendo el camino a llegar a ella, razón por la cual la pequeña, creó que nos dijo que se llama Grace, está escuchando la triste historia de cómo acabamos en tal lamentable estado.

-Se oyen de temer tu prima y sus amigas. –dice la tierna niña mientras intenta deshacer el nudo que nos une a la silla. -Si los ayudo, me darán el elefante, ¿verdad? -digamos que la chantajee, no es que ella sea una niña que no ayudaría por que le nazca hacerlo, sino que la incentivé para que nos ayudará y no saliera espantada a ver a tres hombres amarrados a una silla intentando en vano levantarse o deshacer el nudo.

-Sí, el elefantito gris o el más grande es tuyo si nos ayudas. -le digo con una sonrisa al empezar a sentir que se a floja el listón a mi alrededor.

Ya una vez libres, me dirigí hacia la caja para pagar por el gigante elefante gris de nuestra pequeña heroína, una vez hecho esto y explicado a su madre que la niña se ganó el elefante por un concurso que se hace aleatoriamente en estos días y es raro que pasen dos veces en el mismo día o misma semana, está claro que mentí y la pequeña me siguió el juego, no creó que una mamá deje que un extraño que su hija desamarro con otros dos extraños le regale un elefante además se lo merece la niña ese elefante y no somos malos tipos ni pervertidos solo tres chicos agradecidos de no pasar el resto de la tarde en la tienda de regalo hasta que las chicas se apiaden y vengan a desamarrarnos.

-Entonces, el pago está hecho por nuestra libertad. -bromea Tommy cuando llego enfrente de ellos.

-Creo que no hubiera sido necesario si alguien hubiera ayudado a zafarnos de ello en vez de inventarse una historia malévola sobre nuestras atacantes, ¿no lo crees Matt? -pregunta Leonard volteándome a ver con burla en sus ojos.

- ¿Qué? Querían que supiera que las tres solo tuvieron que voltear a vernos, que mi prima con jalarte la oreja ya estabas suplicándole que te dejara. -digo volteando a ver a Tommy. -y que Fresia... -me interrumpe Leonard antes que pueda atacarlo a él.

-Al menos Fresia me estaba torciendo el brazo cuando me hizo sentarme y no como tú que mi prima solo se acercó, te empujo y te ordeno no moverte, a nosotros si nos infringieron dolor. -reclama Leonard, volteándome a ver mientras que las personas a nuestro alrededor lo miran con cara de preocupación y siguen su camino de manera rápida.

- ¿Feliz? Casi todos los que se encuentran en la tienda saben que tres chicas nos pudieron doblegar y a mi...-y ahora me interrumpe Tommy, mientras trato de calmar mis nervios ya que no me gustaría que se esparciera tal acontecimiento entre los clientes y menos por parte de la clientela femenina, que ya se está riendo, no tan estridente pero lo suficientemente alto para oírlo, creo que a las tres chicas que parecen que combinan sus atuendos, no les podré pedir salir.

-Y a ti solo te tiene que mirar Delfina para que hagas lo que ella te dice. -empieza molestarme Tommy con lo de siempre y antes de que siga con su discurso, salgo del lugar para ir a mi casa, estoy harto de oír su nombre y verla, este día necesito un descanso de Delfina, es solo una mocosa, nada más, aja, cómo no.

 -empieza molestarme Tommy con lo de siempre y antes de que siga con su discurso, salgo del lugar para ir a mi casa, estoy harto de oír su nombre y verla, este día necesito un descanso de Delfina, es solo una mocosa, nada más, aja, cómo no

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Secreto de La BuganvillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora