—Me duele — susurro él azabache
—¿Qué te duele? Estar lejos de mí — apareció él rubio agarrando al azabache por detrás
—o-oi suéltame
—Tú olor es tan rico
—Sueltame
—Vamos al baño a hacerlo — susurro en el oído del azabache
—No — kageyama se sonrojo —Aun me duele el trasero no quiero hacerlo nunca más
—¿Qué dijiste? — kageyama tembló, él rubio se enojo por lo que su compañero dijo
—Déjame
—Vamos a los baños, antes de que empiecen las clases
—N-no
—No te estoy preguntando rey
—Yo.. No quiero adiós — logro safarce del agarre del rubio y se fue
—Hola — él azabache tembló, estaba orinando cuando escucho la voz del rubio detrás de él —Te echare una mano—Suel.. Tame— él rubio había agarrado el miembro del azabache
—Ya que estamos solos, también me ayudaras en algo
—No.... Quiero
—Yo te ayude ahora haz lo tú
—No pedí tú ayuda idiota
—Vamos rey, ayuda a este plebeyo
—No— él rubio agarro al azabache y se lo llevo a uno de los baños, cerro la puerta y le bajo los pantalones
—Si haces ruido nós escucharan — le susurró al oído —Deja que me ponga el condón — kageyama se estremeció
—No lo hagas tsukishima — kageyama empezaba a temblar
—Ya lo hemos hecho varias veces, esta bien te prepararé no llores — le metió dos dedos en el Anastasio él azabache tapó su boca para no dejar salir ningún sonido
Le metió la mano completa al azabache
—Oh, vaya pero mira nada más, en fin ya es hora — agarro su miembro y lo paso por las nalgas del azabache quien se estremeció —Te amo — le susurró al oído y se la metió —Rey... Me estas apretando, como es posible si te metí mi mano completa
—Calla-callate termina y déjame
—No te enojes, mí rey empezaré
—Maldición — kageyama se sobaba su parte baja, él rubio se lo hizo y luego lo dejo, kageyama caminaba hacia su aula las clases habían acabado y se perdió la ultima
Agarro sus cosas y se dirigió al club —¿Qué are? — susurro
—¿Tanto te duele?
— Otra vez, maldición — kageyama miro enfadado al rubio
—Perdón por dejarte solo mí rey
—......
No dijo nada
—No te molestes, te amo
—No digas esas estupideces
—No son estupideces rey
—¿Por qué siempre debo encontrarme contigo?
—Es el destino, no podemos alejarnos, fuimos hecho él uno para él otro
—En tus sueños idiota
—Mí rey no te hagas él difícil
—¡¡Ah!! Vete
—Te cargare
—No lo hagas
—Pero quiero hacerlo
—No me importa
—Hoy me quedare en tú casa
—No
—Deja que te cargue
—No
—No seas tan terco
—Él terco eres tú tsukishima vete
—¿Quien es? — pregunto él rubio, al ver que el teléfono de kageyama sonó y este lo agarro
—Es yachi — hablo él azabache presionando el teléfono para responder
Tsukishima solo lo miro, en el rostro del azabache se formó una sonrisa que él rubio no había visto antes, era una muy linda muy calidad, hermosa por supuesto se enojo, kageyama reía mientras hablaba por el teléfono