Crazy [ADAPTACIÓN] ➠ 'renmin'

XLII. storm.

A los tres minutos de haber comenzado el viaje a regreso, comenzó a llover.

─ Espero que la lluvia no se ponga más densa ─ Dije mientras el rubio le ponía el techo al auto.

─ Espero lo mismo ─ Dijo un poco a secas, vi como estaba un poco nervioso, por eso preferí no prender la radio.

A medida que avanzábamos nos metíamos en lo peor de la tormenta, como boca de lobo, no podía verse la continuación de la carretera, solo el tramo donde estábamos presentes.

Ninguno decía nada, veía a Ren Jun muy tenso.

─ ¿Habías manejado en lluvia?

Negó con la cabeza, al principio lento y luego un poco más rápido.

─ Eso no importa, le prometí a tu madre que llegaríamos a las ocho o antes.

Algo no está bien, esa no era la expresión de Ren Jun cuando manejaba; siempre iba algo relajado y con los brazos estirados, recargado en el asiento, ahora no; ahora estaba muy tenso, pegando su cuerpo al volante, apretando este con los dedos muy fuerte.

─ ¿Ti-tienes pu-puesto el cinturón de seguridad? ─ Tartamudeó; era el chico más seguro de este mundo y acababa de tartamudear.

─ Sí... Ren Jun.

La lluvia se soltó con todo sobre nosotros, sentía el temblor de las manos del rubio, a medida como se movía el carro un poco en zigzag; gracias a la lluvia, nuestras voces se anularon por completo, no podía escucharlo ni él a mí, solo los fuertes truenos.

─ Ren Jun... ─ Traté de llamar su atención, pero nada, estaba concentrado en el camino, hasta que un rayo cayó y eso provocó un ligero volantazo por parte del conductor.

─ ¡Ren Jun! ─ Miré por la ventana; no se veía nada más que una densa lluvia y el piso mojado de la carretera.

Luego regresé mi mirada al rubio y vi algo que jamás había visto... de los ojos del moreno bajaban lágrimas, definitivamente algo no está bien.

─ ¡REN JUN, PARA YA!

Negó con la cabeza de nuevo ─ ¡Debo entregarte a las ocho o jamás te volverán a dejar salir conmigo! ─ Eso es lo que le preocupa.

─ ¡No voy a dejar que expongas tu vida así! ¡Detente por favor! ─ Puse mi mano en la suya que sujetaba el volante; de la desesperación, sentí ganas de llorar, ver a Ren Jun en ese estado me rompía.

Cayó otro relámpago; Ren Jun frenó en seco en una pequeña desviación cerca. Él estaba jadeando, temblando. Tomé sus manos y las quité del volante.

─ No voy a dejar que conduzcas así.

[ ~ ]

Llegamos a un pequeño hotel en una extraña ciudad. Pedimos una habitación y decidimos quedarnos allí, a pasar la noche porque ya había oscurecido.

Entramos en la habitación, el rubio aún no decía nada, tenía la cabeza baja y estaba muy serio.

Dejé la pequeña maleta en una silla, él lo hizo igual, volteé a ver y solo vi como dejaba la habitación.

─ Ren Jun...

Llamé a mi madre, dijo que le pareció la mejor decisión y que me esperaba mañana, después de eso, decidí salir tras él.

Estaba en el pasillo, mirando hacia la carretera y en como caía la lluvia sobre esta. Me paré a su lado.

─ ¿Tu madre se enojó?

─ No, dijo que le pareció una buena opción. ─ Quiero saber que pasó allá, pero ¿cómo lo pregunto?

─ Creí que podía hacerlo ─ suspiró ─ pero no... ni siquiera con un incentivo como tú... simplemente no pude, no quería que me vieras así...

─ ¿Así cómo?

─ Llorando, temblando, patético.

─ ¿Patético? Ren Jun, jamás pensé eso, solo eras tú reaccionando normal ante una situación así ─ Se quedó callado, puse mi mano sobre la suya.

─ Mi madre murió en un accidente de tráfico, en una tormenta exactamente igual... ─ Volteó su mano y la entrelazó con la mía, después continuó: ─ Iba en el asiento trasero, ella iba manejando. ─ Sentí como apretó más fuerte mi mano.

Entonces eso era lo que había pasado, había sido un trauma después de todo; me sentí mal por él, solté su mano para abrazarlo; siempre lo había visto tan alegre, tan fuerte, ahora saber que eso fue lo que pasó con su madre.

─ ¿Cómo eres tan fuerte?

─ Así era ella, fuerte, confiada y optimista, solamente quiero ser como ella ─ Lo abracé más fuerte y correspondió mi abrazo.

─ Gracias por compartirlo conmigo.

─ No, gracias a ti por escucharme.

Miré sus ojos, él hizo lo mismo conmigo; sentí que la fuerza abandonaba mi cuerpo, me preparaba para dejarme llevar por él, creí que nuestros labios se encontrarían en cualquier momento.

─ Vamos a la habitación, no quiero que tengas un resfriado.

Pero sus sentimientos ya no eran los de antes y esos pequeños sueños ya no iban a pasar.

Puso su mano en mi cabeza, como siempre, y entramos en el cuarto.

─ ¿Tu madre te dijo que llegáramos a alguna hora en específico?

Negué con la cabeza mientras observaba que solo había una cama en el cuarto, esto quiere decir que ¿¡Ren Jun y yo dormiremos juntos!?

Él no usa pijama, duerme en boxer.

─ Bueno, entonces llegaremos para la hora de comer ¿no?

─ S-sí.

─ Está bien, descansa Nana.

─ Es-espera, ¿y dónde dormirás tú?

Frenó justo antes de entrar al baño. ─ Dormiré en la bañera, siempre quise hacer eso. ─ Contestó sonriendo.

─No necesitas...

─ Tranquilo Nana, tú descansa a gusto. ─ Se metió en el baño y me quedé con el «no me incómoda» en la punta de la lengua.

(...)