Amor y otras formas de masoquismo

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Al amanecer, la dulce mujer empapó sus mejillas en llanto, mientras el cretino que ultrajaba su belleza cada vez que quería, aun dormitaba abrazado al aroma de su musa.
-¿Cómo puede ser tan bello al dormir y guardar tanta malicia en su alma?
Pensó la tierna fémina en silencio, pues ella sabía que una noche de sexo y alcohol no compensaba la ausencia eterna de su supuesto "amor", que en una ciudad de lujuria no era otra cosa sino un pretexto para enredarse entre sábanas y copas que a la luz de la luna y en el silencio de un cuarto de hotel se desvanecería a la mañana siguiente.
Mientras sintiéndose nada, Mariana se vestía, Ezekiel lanzaba una mirada mitad lujuriosa y mitad burlesca. Con la sonrisa sarcastica que lo caracterizaba y con el whisky aun desprendiéndose de su aliento le dice:
-¿Te vas así sin despedirte? Debería sentirme utilizado y torpe ante tus encantos.
Aun con las lágrimas brotando de sus ojos, Mariana toma valor para no derrumbarse en llanto, pues siempre tan ingenua había sido para caer ante los juegos de palabras y los sarcásticos comentarios de su "amado".
-Espero que ese silencio sea por la resaca, en otro caso me enojaré mucho. Dijo Ezekiel.
-¡Maldita sea! ¡Pero que estúpida fui! Verme envuelta contigo, un conquistador de capa caída que se sumerge en un mar de alcohol y se refugia en el calor de vaginas fáciles que humedeces con tus palabras (...) Gritó Mariana enfurecida.
Existió un silencio incómodo en la habitación, mismo que no duraría mucho, pues Ezekiel no solo se caracterizaba por ser un desvergonzado encantador de mujeres, también era diestro al hablar y por tanto, mientras la resentida mujer ardía en verdades, él tenía la respuesta perfecta en sus labios.
-¡Exacto! Exclamó.
-Soy todo un conquistador, no necesito rosas ni esa basura cursi para probar tus labios, dormir bajo tus sábanas y repetirlo luego de hacerlo con otras. Mis palabras son todo lo que tengo y lo que mantiene a tus bragas en el piso. Y sí, "de capa caída" porque el recuerdo de una mujer me ha llevado a buscarla en otras.
Ezequiel entonces se levantó del lecho, se acercó a Mariana y la empujó hacia la cama.
-Pero sabes, tú y yo estamos igual de jodidos. Dijo éste mientras sonreía.
-Yo me he convertido en un "prostituto" entregándome al placer, al ser usado cada noche y amanecer en camas diferentes todos los días. Al pensar que juego con el corazón de quienes me acompañan, cuando en el fondo me siento solo. Pero tú estás más jodida que yo porque lo sabes y aún así vuelves a mí.
Entonces ambos comprendieron que el amor los mantenía cautivos, a ella con un hombre que no la amaba. Y a él con un amor imposible que le quitó las ganas de amar.

Poesía Y Versos De Un Corazón EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora