Buenas noches

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─Buenas noches─

Convencer a Howard Stark padre de que mantenía una relación con Howard hijo sería una tarea complicada sin el respaldo siempre conveniente de Peggy como testigo, Jarvis sabía que el padre de Howard era un lobo viejo y astuto que podía oler una mentira a kilómetros y más si se trataba de su pequeño y único hijo, por eso llevaba una hora pensando en una historia creíble de cómo se enamoraron.

Él estaba enamorado de Howard, desde el primer momento, esa parte era fácil de exponer, pero jamás pasaron a algo más romántico por su miedo a decirle algo al Omega sobre sus sentimientos y el poco interés que Howard había demostrado por la idea de tener una relación formal con alguien. ─Señor me retiro─ informó la secretaria de la oficina de Howard que generalmente le rendía cuentas a él.

─Descansa Clary y saluda a Jack de mi parte─ habló con amabilidad, le gustaba estar pendiente de las personas que trabajaban con ellos, era parte del éxito.

─Gracias Jarvis, no vuelvas a casa muy tarde─ aconsejó ella saliendo de la oficina, lo cierto era que no quería volver a casa esa noche, era viernes y Howard brillaba por sus luces, desde la tarde que fue a comer con un par de inversionistas no supo más de él, era habitual en él, le gustaba hacer sus negocios fuera de la oficina, pero ahora se sentía como un novio celoso que quiere preguntarle dónde y con quién ha pasado la tarde.

─Enloquecí─ murmuró para sí cubriendo su rostro con ambas manos, la última semana fue una tortura, en apariencia no cambió nada entre ellos, hacían todo exactamente igual que antes de la idea de casarse, pero era precisamente eso lo que revolucionó sus ideas, quería avanzar con el Omega, robarle otro beso, explorar su cuerpo con algunas caricias... revelar a todos que es suyo...

Cerca de las diez de la noche, Jarvis volvió a su modesto apartamento, estaba agotado, meditó la idea de darse un baño o ir directamente a la cama, se decidió por la primera opción, dormiría mejor. Justo cuando salía del baño alguien llamó a su puerta, los golpes insistentes le hicieron pensar que se trataba de Angela, su vecina que solía olvidarse las llaves y le dio una copia para tener una reserva.

─¿Olvidaste las llaves Angie?─ preguntó abriendo la puerta.

─¿Quién es Angie y por qué tienes sus llaves?─ era Howard quien estaba de pie frente a su puerta con clara expresión de disgusto.

─Howard ¿qué haces aquí?─ preguntó dejándolo pasar, si tan solo hubiese avisado que llegaría nunca lo recibiría en bata y con el cabello goteando.

─No quería ir a casa y pensé que podría quedarme con mi prometido, aunque parece que espera a una tal "Angie"─ mencionó lo último molesto y Jarvis sonrió, el Omega resultaba adorable cuando se ponía celoso.

─¡Me descubriste! ¡Pensé en pasar toda la noche con mi amante!─ soltó en tono sarcástico antes de cruzarse de brazos.

─¿Por qué tienes el cabello mojado?─ preguntó Howard notando lo atractivo que le resultaba un Jarvis en bata, sabiendo que bajo ella solo le esperaba su desnudez.

─Me di un baño al volver del trabajo, tengo puesta una bata porque apenas salía del baño cuando llamaste a la puerta ¿Contento?─ el Alpha no esperó una respuesta y se marchó a su habitación apurándose a ponerse el pijama y volver con una toalla en el cabello.

─Muero de hambre─ se quejó el Omega husmeando la nevera de su prometido, halló lo necesario para hacerse un sándwich y pronto estaba comiendo sin tener consideración por la casa ajena.

El Alpha lo observó con curiosidad, Howard es el tipo de persona que siempre lo tuvo todo y por lo tanto no suele pedir por lo que desea, simplemente lo toma sin considerar a los demás, algunos le llaman egoísmo, a Jarvis le parecía que el menor era un niño mimado. ─¿Dónde estuviste toda la tarde?─ preguntó a su prometido intentando que sonase menos a un novio celoso y más a alguien que pregunta por pura curiosidad.

─Estuve con los inversionistas, querían ver la ciudad... fuimos de un sitio a otro, y al final los dejé en su hotel, estoy aburrido y cansado de ir por allí a los sitios para turistas, nada que no vi mil veces antes─ informó terminando su sándwich con una sonrisa satisfecha ─¿Esa es tu habitación?─ señaló de donde Jarvis saliera momentos antes, no esperó una respuesta y fue hacia allí sacándose la ropa por el camino sin importarle que el Alpha lo viese o el desastre que estaba haciendo en casa ajena.

Howard llegó hasta la habitación en ropa interior y buscó en el armario una de las pijamas del Alpha, la observó con detenimiento sabiendo que no le quedaría nada bien, era grande para él, por suerte halló una camiseta vieja y algo larga que le serviría, se vistió con ella y se metió a la cama sin importarle si al otro le parecía dormir con él.

El Alpha entró a la habitación con la ropa sucia de Howard en las manos, lo halló en su cama usando una de sus camisetas, suspiró intentando calmarse. No, no estaba enojado, fantaseaba con la idea de tener al Omega en su cama, vistiendo su ropa, invitándolo a rodearlo con sus brazos y no soltarlo jamás. Sacudió la cabeza buscando no enfocarse en todo lo que desearía hacerle a su prometido ahora que lo tenía a su merced. Decidió que lo mejor sería intentar que la presencia del Omega no afectase su cordura.

Dejó la ropa sucia en el cesto del baño y se encargó de secar sus cabellos por la siguiente media hora, esperando que así Howard durmiese profundamente ─Ven a la cama─ ordenó el Omega haciendo que se sobresalte, creyó que estaría en brazos de Morfeo.

─Me seco el cabello, duerme Howard─ respondió, realmente lo que hacía en este punto era alborotarlo, pues hace mucho que su cabello estaba seco del todo.

─Edwin ven a la cama, tengo frío─ se quejó y Jarvis supo que no tenía más opción que ir a su lado, Howard comenzó a usar su nombre cuando se bajaba de la nube de jefe en que vivía y se volvía en simplemente, su prometido.

Volvió a la habitación entrando a la cama intentando que aquello no fuese incómodo, apagó la lámpara de noche y fue en ese momento que Howard se abrazó a él ─Mejor─ lo escuchó susurrar acurrucándose contra él. Suspiró profundamente intentando calmar sus emociones y sentimientos, entonces pasó sus brazos por Howard atrayendo su cuerpo pequeño y delgado hacia sí, quizás era su mente enamorada, quizás solo la novedad, pero Jarvis tuvo la sensación que Howard encajaba perfectamente en sus brazos.

─Descansa─ murmuró Jarvis besando la frente de su prometido, aquella sería la primera de muchas noches que pasarían así, abrazados, durmiendo tan juntos y felices de compartir la cama con el otro.

N/A: Como gustó tanto escribí algo más de estos dos ¡Gracias por leerlo y por sus comentarios! Siento no etiquetar a nadie pero estoy casi dormida, quizás lo haga mañana ¡Nos vemos! 

Inevitable |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora