Mi amiga la socióloga me enseñó,
me enseñó a aprender y a aprehender.
Mi amiga la socióloga me enseñó, me enseñó a cuestionar, a autoreflexionar y a deconstruir.
Mi amiga, la socióloga, me aprendió a enseñar que enseñar es un aprender.
Mi socióloga la amiga, me permitió ver la no obviedad de las cosas obvias y no tan obvias.
Mi socióloga la amiga de mi amiga la socióloga me ayudó a comprender que hasta su saber, del que yo aprendia, era cuestionable, deconstruyible y determinado social, espacial y temporalmente.
La amiga socióloga de mi sociología la amiga dice que el conocimiento esencialmente verdadero no existe, y que cualquier individuo que crea lo contrario será esclavo de todo aquello que no conoce.