Dos días más pasaron en el futuro, días relajantes para Ahome y un tanto estresantes para Sesshōmaru; ya que le resultaba difícil mantener las manos quietas cuando aquella pícara mujer se paseaba tan ligera de prendas. Pensaba imponerle el uso de kimonos y vestiduras más acorde a su época y posición futura; pero suponía esa una batalla perdida ya que no era él quien hacía las reglas ni tampoco quien las imponía, no por el momento.
Al regresar al Sengoku, se encontraron con todo tranquilo, demasiado tranquilo. En la aldea fueron recibidos por la pequeña Rin, la sacerdotisa anciana y la familia de Sango. Bebieron té reunidos con algunos bocadillos traídos por Ahome de su época mientras repartía los regalos para cada quien. De quien no sabían nada era del hanyou InuYasha; tenía por lo menos cuatro días desaparecido y ya habían descartado la posibilidad de que estuviera con Kikyō por que era ésta última quien lo buscó en la aldea. Siendo sinceros la única preocupada era Ahome, no por amor pero si por cariño. El comportamiento de su amigo era por más extraño; el nunca dejaba sola la aldea, por más muerto que estuviera Naraku, los peligros seguían siendo recurrentes. El verla pensativa molestó al macho más temperamental del universo, claro que el no diferenciaba entre cariño de amigo y el de amante.
Salió de la cabaña con el objetivo de no verla un momento, pero para mejorar su humor, como siempre Yakken había llegado gritando junto a Ah-Uhn
-¡Amo Sesshōmaru! ¡Amo Sesshōmaru! ¡Por fin regresó amo bonito!- si no hubiera estado rodeado de tanta gente, el nombrado estaría rodando los ojos. Como orden tácita, el sapo sólo recibió una mirada carente de emociones que significaba "habla o morirás" -a-amo necesito decirle algo amito.- Sesshōmaru solo giró sobre sus talones dirigiéndose al bosque sabiendo que el molesto sirviente lo seguiría
-habla.
-s-si amo. Hace un día, llegó al castillo este pergamino, no me atreví a leerlo, mi señor.- Yakken sacó de sus ropas un inmaculado rollo dorado de papiro, el Lord del Oeste lo tomó sin saber que el mensaje que contenía cambiaría el rumbo de sus planes, y al solo leer quien lo enviaba lo supo: "Sube al castillo de la Luna urgentemente. Tu Madre"
El mensaje tan corto lo dejó inquieto, desde que se encontraron nuevamente su madre se volvió demasiado comunicativa. Sin esperar más se elevo por los aires pensando las mil y un posibilidades hasta ver la preciosa y cuidada estructura. Encontró su objetivo en su lugar habitual, el gran trono.
-Sesshōmaru cachorro insolente, ¿cuándo será el día en que tomes el maldito papel que te es correspondido?
-Irazue. ¿Qué sucede ahora?- sabía que odiaba de sobremanera que no la llamara "madre" y reprimió una sonrisa cuando la vio arrugar el entrecejo.
-soy tu madre irrespetuoso, y lo que sucede es que el oeste es un completo desastre y eso no es culpa de ningún otro más que tuya, si dejaras de jugar al nómada sabrías lo que el Este planea. Es mi deber dejarte avisado, (me gustaría haberte encontrado en tu castillo), que los dragones tienen pensado revivir a nada más ni menos que mi querido esposo, tu padre Touga. Y no me hace ninguna gracia, muerto esta bien; si quisiera verlo, abriría las malditas puertas del inframundo yo misma.
-¿estás segura de tus palabras, madre?- impactado era poco, tenías por lo menos ciento cincuenta preguntas, ¿por qué revivir a su enemigo más fuerte? ¿Porqué casi avisar a su pareja milenaria? Aunque por supuesto no exteriorizaría ninguna.
-créeme que no estarías aquí si así no fuera. Resuelve ésto para seguir luego con tu emparejamiento, creo que ya encontré a mi nuera y quiero que se conozcan lo más pronto posible para preparar el apareamiento.
-deja eso. El Oeste ya tiene señores.
-¿de qué hablas? No pienses que confío en tu juicio, conocerás a mi pretendiente porque fue elegida por mí, ya te lo había dicho aquella vez en el palacio; tiene clase, modales y es la Youkai más bella; codiciada por todos lo puntos cardinales y ¿qué crees? te eligió a ti. Así que te espero en una luna justo aquí para la reunión de los ancestros. Ahora, ¿quieres té querido?- como respuesta obtuvo la visión de la ancha espalda de su único hijo, a los pocos segundos ya no vio más nada de aquel extraño sujeto. -esto sin duda alguna será interesante. Ya lo vi todo ¿por qué una sacerdotisa, hijo? Y no cualquiera, la gran "Shikon-no-miko" ¡ah! quisiera saber que planeas cachorro.- claramente hablaba sola, hasta que noto la presencia en su espalda -¿acaso en el palacio del sur no enseñan que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, Hitomi?
-perdone, suegra. No fue esa mi intención, solo tenía curiosidad por mi prometido.- aquella bellísima Youkai de la más pura y fina cuna salio del precario escondite en el que estaba mostrando su maravilloso metro ochenta, con cabellos lacios casi violetas a juego con sus orbes celestes. Curvas bastantes deseables en una Youkai no era algo que se veía todos los días, y una dulce actitud era lo que completaba el combo ganador.
-habrás oído entonces que tienes competencia por los afectos de Sesshōmaru y si bien yo te escogí, será él quien decida por lo que debes conquistar su corazón limpiamente. - su casi madre en ley tenía razón, había escuchado de su contrincante, cosa que nunca había previsto considerando lo dicho por todo el mundo acerca de Lord Sesshōmaru, que su frío corazón nunca sería invadido por lo conocido como amor, y lo había aceptado ya que después de todo fue criada con eso en mente: el matrimonio es puramente política.
-¿cómo haré tal cosa si no conozco?
-cierto, cierto. Lo harás a la brevedad, más pronto de lo que creí de hecho, solo déjame tantear el terreno enemigo.
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Dime Si Aceptas
HumorÉl requiere de su ayuda, ella solo lo quiere a él. Si quieren saber de que de trata este lindo Sesshome, deberán entrar... (Historia rosa) ALERTA LEMMON EVERYWHERE *Cabe aclarar que ninguno de los personajes de esta historia, o ninguna otra bajo m...