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Ok— ya habíamos empezado a mover nuestras pertenencias a la casa nueva, La Muerte directamente me llevó hasta la segunda planta y entramos a una habitación que quedaba al fondo del pasillo. Con mucho orgullo señaló un pizarrón que colgaba en la pared y abajo una mesa larga de madera en la cual yacían páginas de papel en blanco y botes pequeños con bolígrafos, marcadores y lápices. Todo estaba muy bien organizado.

—¿Cuando hiciste todo ésto?— inquirí con una pizca de asombro.

—Ehm— hizo un gesto con la mano para restarle importancia— como ya sabes estos días no muere nadie así que no tengo muchas cosas que hacer— Dicho ésto su teléfono empezó a sonar y salió de la habitación para contestarlo, me acerqué a la mesa para ver todo de cerca y en una esquina de la misma estaba escrito en letra cursiva y muy elegante:

Pertenece a: La Muerte Tu Diosa y Mateo Putito Galván.

—Nuestro trabajo está por comenzar— anunció y me volteé para verlo con una sonrisa maquiavélica.

—¿Que te dijeron?

—Uno de Los Superiores acaba de informarme que uno de los integrantes de Los Sanadores se pasará por las calles de San Francisco.

—Oh...¿Que tenemos que hacer?

—Necesito tu mejor actuación— se cruzó de brazos y alzó las cejas.

—¡Ya dejen de chingar con la actuación!— me quejé abriendo los ojos de par en par— ¿Que me han visto cara de William Levy o qué?

—Callate— su aguda voz femenina salió a relucir y no pude evitar reírme— tienes que fingir que mueres.

—¿De casualidad no tienes tu hoz por ahí para que me la metas en el corazón? Digo, para que se la crea y lo atrapemos más rápido— propuse saliendo de la habitación.

—Si tuviese mi hoz por aquí te la metería por el culo para que dejes de hablar babosadas— espetó caminando detrás de mí, bajamos las gradas y llegamos a la entrada.

—¿Vendrá pronto?— pregunté asomando mi cabeza por la puerta entre abierta.

—Sal a la calle y finge morir, con eso seguramente lo atraerás. Que se vea natural— me ordenó y me dió una nalgada para que saliera. Caminé hasta estar en medio de la calle.

—¡Oh por Dios!— exclamé con un tono cansado mientras doblaba mis rodillas para parecer débil— me estoy muriendo, rayos— me enderece y apoyé mis manos en mis caderas— si tan solo hubiese alguien que me sanara para no morir— dije canturreando. Y en ese momento sentí que el tiempo se detuvo.

Algo parecido a una burbuja gigante apareció sobre mí, miré hacia atrás un poco asustado y La Muerte veía todo con la cara del Pikachu asustado. Hice todo tipo de gestos para que me ayudara pero con el dedo me indico que me estuviera quieto y así lo hice, volví mi vista al frente y lo que ví...me dejó totalmente embelesado.

Era una chica demasiado hermosa, su cabello era de varios colores en tonos pastel, su piel blanca y tersa, su rostro portaba un maquillaje muy dramático pero a la vez elegante y sus ojos...había algo en ellos que sin darme cuenta no podía dejar de admirar. Era un poco más baja que yo y vestía un traje pegado de color azul marino que cubría todo su cuerpo.

Se acercó hacia mí con una expresión de indiferencia y cuánto estuvo lo suficientemente cerca bajé la mirada para encontrarme con sus ojos, hicimos contacto visual durante un par de segundos y después se puso de puntillas y posó sus manos sobre mis hombros para tratar de estar a mi altura. Entonces me besó.

En realidad sólo pegó sus labios a los míos pero sentí una explosión en mi estómago...¿Serán los frijoles que me comí ayer? Putamadre.

—¡Aléjate abusiva!— escuché que gritó La Muerte y me volteé, venía corriendo a toda velocidad con una escoba en sus manos y cuando la alzó la burbuja se reventó y me dió un gran golpe en la cabeza. Todo pasó tan rápido.

—Ay— caí al suelo de rodillas.

—Ups, error de cálculo— dejó salir una risita y tiró la escoba, la agarré y la alcé para devolverle el golpe pero lo esquivo— ¡Ja! Mira como te vacilo— se jactó dando pasos rápidos.

—¿Por qué me besó?— pregunté aturdido tratando de levantarme.

—Supongo que así es como cura— se llevó la mano a la barbilla pensativa.

—¿En serio?— alcé mis cejas asombrado— ¡Ayuda! ¡Me muero!—lo intenté pero no apareció nadie

—No volverá a aparecer, estúpido— chasqueo la lengua— vamos— caminó hacia la casa y lo seguí.

Volvimos a la habitación y empezó a anotar algo:
"Sanador 2.
Nombre: Besucona (temporal)
Género: Femenino.
Edad: Me vale vers pero calculo que unos 20.
Método de sanación: beso."

Ya era un avance, teníamos a dos integrantes del grupo de sanadores y yo...yo quería volver a ver a esa chica.

—¡Mateo! ¡Necesitamos hablar!— reconocí la voz de Jolene proveniente desde abajo.

—Voy.

—¡Mateo!— volvió a llamarme.

—¡Que ya voy!— me quejé.

—Entonces iré donde uno de los superiores y le informare acerca del asunto—me indicó y asentí.

Cuando baje a la sala algo no me daba buena espina, Jolene y Marti se encontraban sentados en el sofá con una postura rígida viendo hacia la nada.

—¿Qué...?

—Se rompió el condón.

—Tendras un hermanito.

Dijeron al unísono.

Mierda, un niño podría ser soportable pero ¿Dos?, ¡¿Dos niños cerca de mí?! Iugh, .matenme por favor.

Ya volvi aguacates

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Ya volvi aguacates. Espero les guste el capítulo ❤️

Pobre Mateo, ahora aparte de criar a su domingo siete también tendrá que convivir con un niño más, esperemos y no los incite al suicidio.

Les presento a Stary Mol, espero que entiendan porque el baboso de Mateo quedó flechado *-*

Les presento a Stary Mol, espero que entiendan porque el baboso de Mateo quedó flechado *-*

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Hola, Tío Muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora