Tengo un parásito dentro de mí. Uno verde, feo y largo que se arrastra a sus anchas dentro de mí, que me causa retortijones y dolores, que altera mi frecuencia cardiaca. Un parásito que viaja a mi cabeza cuando le apetece, y monta campamento allí. Gasta su estadía en susurrarme cosas al oído, jugar con mis recuerdos e instalarme pensamientos estupidos en los que nuestra realidad se tergiversa y de alguna manera salgo vencedora.
Tengo un parásito dentro de mí. Uno verde, feo y largo, que me tortura y persigue. Uno que parece alimentarse de mis sentimientos. ¿Podré ser yo alguna vez? Porque yo ya no soy yo, soy él.
Tengo un parásito dentro de mí. Uno que me impulsa hacia lo malo y lo oscuro, lo tenebroso, lo incorrecto.
Uno que me impulsa a jugar contigo de la misma manera que juega él conmigo.
¿Te soy sincera? Empieza a gustarme. Pasar de ser la aplastada a ser la bota que aplasta me hace sentir como si el mundo estuviera girando en la yema de mis dedos. Es casi erótico. Pero también es trágico.
Me he dado cuenta de que tú eres quien yo solía ser. Una persona merecedora de amor que de repente se encuentra con alguien que va a amarlo de la manera en que una licuadora amaría un trozo de bistec.
No te puedo decir que lo siento, aunque sea consciente de que lo sentirás.
¿Qué me queda? Espero que tras vengarme; satisfacción.
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Blindfolded
Short StoryUna recopilación de pequeños homenajes al autoengaño, la traición, la nostalgia, la tristeza y a veces la dulce venganza.