Almas Reencarnadas [Harco]

¿Frederick a despertado?

Alejandro miró a Hermione sin creerse lo que le estaba diciendo. Era imposible que hubiera hecho eso en su vida anterior. Intentó recordar algo desesperadamente pero pronto se dio cuenta de que era inútil. Ese recuerdo se negaba a llegar a su mente y deseó que se debiera a que Hermione estuviera equivocada.

- Me creo la parte de que pertenezco a la realeza pero es imposible que tratara mal a mi pueblo. No puede ser cierto. ¿Dónde lo leíste?

- Verás, la región en la que vivías y reinabas estaba compuesta por muy pocos habitantes por lo que hay muy poca información sobre ella. Y menos aquí, donde solo se estudian los sucesos más relevantes de la historia muggle.

- Entonces, ¿dónde encontraste la información? –preguntó Alejandro

- Encontré una sección donde habían unos cuantos volúmenes escritos por un mago. Este se había dedicado a estudiar a todos los reyes muggles existentes, desde los más poderosos hasta los de las regiones más pequeñas. –explicó Hermione.

- ¿Y me encontraste?

- Explicaba muy poco. Decía que en aquella región tuvieron un gobernante cruel y que toda la población tenía la esperanza de que cuando el hijo subiera al trono sería todo mejor.

- ¿Ese era yo? –preguntó Alejandro

- Tú eras el hijo. Alejandro Williamson. Según el libro, cuando subiste al poder tu gobierno fue peor que el anterior. Tus desorbitados impuestos llegaron a la gente a pasar hambre y algunos murieron. –explicó Hermione mientras veía como Alejandro se ponía pálido sin poder evitarlo.- Tu gobierno fue corto y todo mejoró con la subida al poder de tu hijo.

- Pero no puedes estar segura de eso. –dijo Alejandro desesperado. - Hay muchos reyes que se llaman Alejandro. Yo no recuerdo mi nombre completo. Puede que incluso no sea ni de la realeza.

- Al principio también pensé que no podías ser tú, pero junto a la explicación venía la imagen de un cuadro hecho a la familia real. –explicó Hermione. - En él aparecías tú junto a tu esposa. Indudablemente eras tú.

- Es imposible.

Alejandro se derrumbó en el sofá. Así que no solo había gobernado a su pueblo como un verdadero déspota sino que además se había casado y había tenido un hijo tras la muerte de Frederick. Era demasiada información en muy poco tiempo. Hermione se sentó a su lado.

- Quería investigar antes de decírtelo para ver si encontraba más información porque no creo que tú fueras capaz de hacer eso.

- Gracias por creer en mí pero hasta que mis recuerdos no vuelvan del todo no puedo saber lo que realmente sucedió.

- Alejandro, no quería contarte nada de esto porque sabía cómo ibas a reaccionar.

- Tenía derecho a saber la verdad.

- No la verdad a medias.-dijo Hermione.- Llevo días escabulléndome a la biblioteca sin que tú ni Harry me vierais para intentar encontrar más información pero todo ha sido en vano. Me prometí que si no encontraba nada más te lo ocultaría.

- ¿Pero por qué?

- Por qué no quería que sacaras conclusiones precipitadas. Prefería que lo recordaras tú mismo llegado el momento porque a diferencia del libro, tus recuerdos no podían estar equivocados.

- Da igual cuanto tarde en recordarlo. Si lo dice en ese libro debe ser porque es verdad.

- Alejandro, mírame. – Hermione le cogió del mentón y le giró el rostro hasta que sus ojos se encontraron.- Tienes un don especial para leer en la gente, eso es algo de lo que me he dado cuenta estos días. Te es fácil ver cuando alguien miente o cuando alguien es bueno o malo. Pero no eres capaz de usar ese don contigo.