Estornudé y me sacudí la nariz con un pequeño pedazo de papel higiénico.
—Ah... rayos —Me levanté del sofá y fui al baño para conseguir más papel.
—¿Estas bien hijo? ¿Quieres que te traiga más jarabe? —Mamá preguntó muy preocupada desde el comedor.
—¡No mamá, estoy bien! —Le grité desde el baño.
Conseguí más papel y regresé al sofá. Me senté y me relajé para ver la televisión.
Había pasado casi cuatro días tumbado en la cama con una horrible inflamación en la garganta y una maldita congestión nasal. Mi cuerpo había estado prendido en calentura y mi apetito había disminuido.
Desperdicié toda mi semana de vacaciones en esa maldita y mil veces maldita gripe. Solo me quedaba el fin de semana y no tenía ni ánimos de salir.
Durante esos cuatros días, la lluvia regresó a la ciudad. Fue torrencial y devastador. el viento había hecho estragos en la ciudad y varias ramas de algunos árboles fueron arrancados por ese viento.
Yo como estaba enfermo, me limité a ver a la lluvia desde mi cama a través de la ventana. Traté de curarme y cuidarme durante esos días, mientras pensaba en ella, en que le habría sucedido y si en realidad era un fantasma.
Era increíble que por estar parado dos horas bajo ese almendro hasta las ocho de la noche, me causaría esa horrible y mil veces maldita gripe.
Bufé cansado de solo recordarlo.
Cambié los canales del televisor una y otra vez, nada me llamó la atención. Seguía pensando en Daniela.
«¿Fue una broma? O definitivamente es un fantasma». Necesitaba distraerme, porque no paraba de pensar en ella.
Estaba un poco dolido después de aquello, pero decidí ignorarlo y continuar disfrutando el resto de la semana. Bueno, disfrutar los únicos dos días que me quedaban. Decidí ver algo educativo y me dispuse a ver National Geographic.
Al momento de colocar el canal...
—¡¿Me están jodiendo?! —Dije sin pensarlo dos veces.
—¡¿Hijo que pasó?! ¡¿Y ese vocabulario?! —Mamá gritó asustada.
—¡Ah! Lo siento mamá, no es nada, perdona —estaba avergonzado, no solía maldecir frente a mamá—. No me hagas caso. Es... la tonta gripe —ella no dijo nada, aun dudosa siguió viendo sus catálogos en el comedor que por cierto estaba situada detrás del sofá.
—¿Estás seguro? —Mamá insistió.
—Si mamá, no me hagas caso.
El canal, "el bendito canal" estaba transmitiendo un documental sobre la "Terminalia catappa". Según lo que decía el documental, tiene varios nombres: Almendro malabar, almendro de los trópicos, almendrón o falso kamani.
Ese canal en lugar de distraerme, me estaba ayudando a recordar a Daniela. Solo con decir "almendro" la imagen de su rostro venía a mi cabeza.
—¡Hash! —Solo dije eso y apagué el televisor.
Mamá no dijo nada y se limitó a mirarme. Salí de la casa y me quedé parado bajo el techado mirando a la distancia.
«¡Mierda! ¿Alguien más quiere recordarla?». Increíblemente estaba irritado.
—Mamá voy a caminar un rato —dije. No esperé repuesta y salí a caminar.
«Rayos». No podía creer que con solo ver las imágenes de ese árbol, el almendro, me alteraría instantáneamente.
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La chica bajo el almendro
Roman pour AdolescentsUn chico común, regresaba de hacer una compra también común, pero en su camino, encuentra a una chica misteriosa bajo un almendro. No sabe quien es o que esta haciendo ella ahí, así que trata de ignorarla pero la curiosidad le gana. ...