Escuché el timbre de mi celular.
—Hola
—¡Maricón! —Alguien gritó desde el otro lado. Solo puse los ojos en blanco al reconocerlo.
—¿Qué quieres cara de chorizo? —Bufé, fingiendo molestia.
Escuché una carcajada al otro lado del teléfono.
—Quería saber si no te llevaste mi vieja laptop.
—¿Qué? ¿Cómo me llevaría eso? ―Dejé de hablar por el celular y me concentré en no chocar con algún auto. Me coloqué nuevamente el celular y solo escuché un balbuceo—. ¿Qué? ¿Qué dijiste? No te escuché —Solo escuché un bufido por parte de Rubén.
—Te pregunté, si por casualidad, no lo metiste en tus maletas.
—No, claro que no. Oye ¿ya pagaste a la cacera?
—Sí, ya le pagué y le avisé que hasta el próximo periodo regresaremos. Pero en serio ¿no lo tienes? —«Este bruto».
—¿Revisaste en el closet? Normalmente metes todos tus materiales ahí.
—¡Lo encontré! —reí ante su reacción―. No me di cuenta que lo metí en la maleta.
—Bueno, adiós, cara de chorizo.
—Adiós culero —Solo reí y colgué.
«Algunas cosas nunca cambian».
Me concentré por completo en el camino y entre a la colonia. Bajé la velocidad y me dispuse a ver los alrededores mientras manejaba a tal velocidad. Algunas cosas habían cambiado y otras no. Miré la hora en el tablero del auto y aceleré un poco. «No debo llegar tarde al almuerzo».
Ya cerca de mi casa bajé la velocidad y estando frente me aparqué.
—¡Hijo! ¡Bienvenido! —Era mamá, estaba esperándome fuera de casa.
—¡Mamá! —Me dirigí hacia ella para abrasarla. Nos abrasamos fuertemente y le di un beso en la frente.
—Hijo cuanto tiempo sin verte. Estas más alto y te ves como todo un hombre. No es porque seas mi hijo, pero estás muy apuesto —mamá rio—. ¿Hay alguna afortunada por ahí? —Solo me limité a reí a carcajadas mientras ella aun abrazándome me llevaba adentro de la casa.
—No mamá, aun no pienso tener novia. Además, estoy en mis últimas materias de mi carrera y deseo graduarme rápidamente. Así luego de trabajar unos años, adquirir mi propio negocio —Mamá entristeció un poco.
—Y yo creí, que por fin iba tener a mis propios nietos —Mamá dejó escapar un suspiro.
—Oh mamá, ten paciencia, los tendrás, pero no ahora —Le sonreí y mamá me devolvió la sonrisa.
Ambos almorzamos, había extrañado su toque culinario. La había extrañado mucho desde que me mudé con Rubén.
—Hijo, ¿piensas quedarte aquí o vas a quedarte en el hotel? —Preguntó mi madre mientras batallaba con un brócoli que no cedía ante mí tenedor.
Sonreí.
—Pues pensaba quedarme en el hotel, por mientras, pero si quieres dejarme aquí, no me enojaré —Suprimí mi sonrisa, esperando su respuesta.
—¡Claro que te puedes quedar aquí! —Sonreí, ella todavía no cambiaba y eso me alegraba bastante.
—Ya vengo mamá, iré a dar un paseo —dije, me levanté del comedor.
—A donde iras... —dijo confundida, una rápida mirada de mi parte, llena de picardía, entendió—. Está bien hijo, ten cuidado.
Salí de la casa y me dispuse a caminar. La sección de la colonia casi ya no estaba desolada. Los altos pastos ya no estaban y en su lugar se encontraba algunas casas de dos pisos. Caminé hacia aquel lugar que me traía muchos recuerdos y me detuve.
El almendro ya no se encontraba en aquel lugar. En su lugar estaba siendo ocupada por una casa en plena construcción. No me acerqué y me limité a observar a la distancia. Sentí un pequeño golpe en el corazón, pero le resté importancia, me di la vuelta y regresé a casa.
Me paré frente a mí casa y la miré por un momento. Luego seguí mi camino, con tranquilidad así podía mirar a mí alrededor. «Vaya, ha cambiado un poco». Pensaba mientras seguía admirando a mí alrededor.
Después de unos minutos en la calle principal paré por un momento y miré al parque a la distancia. El parque tenía más visitantes que en el pasado. Había más flores y muchos niños jugaban en ella.
Tomé el camino hacia aquel lugar y luego de llegar me quedé pasmado a lo que vi.
Asombrado caminé con la mirada clavada en un enorme árbol. Me paré bajo el enorme almendro—. Vaya, has crecido... ¿Cuánto ha pasado? A si... cuatro años —Sonreí. Me dediqué a ver el gran almendro, tenía unas cuantas florecillas y unos frutos. Estaba feliz pero luego entristecí un poco—. Daniela... —Bajé la mirada, pero luego una ráfaga de viento meció las ramas y las pequeñas florecillas cayeron sobre mí —Eso devolvió mi sonrisa.
—¿Hola? —Una voz tímida y femenina me distrajo.
Me di la vuelta y enseguida miré una chica, supuse que era de mi edad, veinte años. Ella no era muy alta, su piel era trigueña y su cabello era largo y negro. Pero lo que me llamo la atención fueron sus hermosos ojos marrones brillantes.
Esos brillantes ojos estaban escondidos detrás de unos lentes de marco grueso de color negro. Bajé la mirada hacia sus brazos, ella sostenía un libro. Al parecer estaba buscando algún sitio para leer y luego me di la vuelta para ver el almendro.
«De seguro este es su lugar favorito». Sonreí y me di la vuelta para responderle.
—Hola —La miré directo a los ojos y luego ella nerviosamente aparto la mirada mientras mordía uno de sus labios. Varios recuerdos vinieron a mí, todos eran de Daniela realizando ese mismo gesto.
—¿Estas bien? —La chica me interrumpido, ella al parecer estaba algo preocupada. Le sonreí.
—Si... —Un silencio pesado nos rodeó.
La brisa acarició mi espalda, solo miré sobre mi hombro y luego la brisa se convirtió en una fuerte ráfaga. Era tan fuerte que sentía que me empujaban hasta que comprendí.
—¿Cuál es tu nombre? —Le preguntó luego de volverla a ver, pero ella se sorprendió y me miró directo a los ojos, pero tímidamente esquivó la mirada.
—Diana... Me llamo Diana. —Le sonreí y ella contuvo una sonrisa.
—Un gusto conocerte Diana. Mi nombre es Daniel —Ella me miró directo a los ojos y la mirada la retuvo por más tiempo. Yo amplié la sonrisa y ella por fin sonrió.
Luego otra brisa meció el almendro y variasflorecillas cayeron sobre nosotros. Ella estaba encantada por las florecillas yyo estaba contento de verla feliz...
FIN
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Buenas.
Eh aquí el verdadero final...
Gracias por leer hasta el final, gracias por votar y también gracias por comentar. Esta historia como dije anteriormente fue inspirada en un árbol de mi jardín pero te contare una cosa más: la muerte de Daniela fue tomada de un hecho real. Si, un queridísimo primo mío murió a causa de leucemia y murió de tal manera. Cuando recibí la noticia fui muy escéptica y me mantuve callada porque no lo creía, si fue... no lo sé, fue más que triste.
Pero bueno, espero... que, de todas maneras te haya gustado la historia y te agradecería que la recomiendes.
Muchas gracias.
Atte. Ya me conoces. :)
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La chica bajo el almendro
Ficțiune adolescențiUn chico común, regresaba de hacer una compra también común, pero en su camino, encuentra a una chica misteriosa bajo un almendro. No sabe quien es o que esta haciendo ella ahí, así que trata de ignorarla pero la curiosidad le gana. ...