Capítulo 5

0 0 0
                                    

Martes, 27 de septiembre del 2016

Deniz

Hazel y yo nos dirigíamos hacia la academia. Ambas trabajábamos de profesoras de guitarra en una academia de Londres.

-Ahora tenemos que pasar juntas el mayor tiempo posible. Te he echado demasiado de menos, hay que recuperar el tiempo perdido-me dijo.
-Claro que sí, tengo todo el tiempo para ti.

Yo también la había echado tanto de menos. Era mi única amiga. Me sonó el móvil; era un mensaje de Alec.

ALEC: ¿Has llegado ya al trabajo?
DENIZ: Casi.

-¿Lo amas?-me preguntó Hazel cuando vio la notificación de mi marido en mi móvil.
-Claro...-dije insegura.

Si me casé con él y tuve a Trevor con él sería porque lo amaba, ¿no?

-¿A qué viene esa pregunta?
-No sé, Deniz, no te veo cariñosa con él.

ALEC: ¿Estás con Hazel?
DENIZ: Sí.
ALEC: Vale, recuerda el contrato de confidencialidad, cariño.
DENIZ: Claro.
DENIZ: Oye, amor, una pregunta.
ALEC: Dime.
DENIZ: ¿Yo era cariñosa contigo?
ALEC: Jajaja, muchísimo, mi vida. A todas horas.
ALEC: Pero tú no te abrumes, solo recuerda el contrato.
ALEC: Te quiero.
ALEC: Te amo.

Mientras tanto...

Alec soltó su móvil en su mesita de noche y se acomodó en la cama para contemplar el cuerpo desnudo de Leonor.

-Su amiga está con ella, joder-masculló él-. Y le va a sonsacar cosas.
-Tranquilo-Leonor le dio un corto beso en los labios para tranquilizar a su amante-, a Deniz no le conviene hablar.
-¿Crees que romperá el contrato?
-Que no le conviene.
-Mañana comeremos con el pazguato de mi hermanito.
-¡Ese hombre!-se escandalizó Leonor-. Otra vez no, por favor.
-Descuida, ella no se acuerda de nada y él la odia porque piensa que le ha engañado. Ha salido todo perfecto, ahora Deniz es para mí. La amo tanto.
-No sé que le viste-Leonor se levantó y se puso la camisa de Alec.
-¿Celosa?-Alec rió escandalosamente.
-Yo no. ¿Celoso tú de Jordan?
-Para nada, princesa.

Syed

Kenzo había venido a visitarme. Él sospechaba que me pasaba algo. Y entonces se lo conté.

-Kenzo, ¿a ti la mujer de Alec no te resultaba familiar?

Él hizo una mueca y negó con la cabeza.

-Deniz Coleman.

Mi hermano volvió a negar.

-Echa la vista hace diecisiete años atrás.
-Pero, vamos a ver, ¿tú te crees que yo soy mago o algo?-rió.
-Kenzo...
-A no ser que sea esa tía de la que te enamoraste hace años que, no veas el coñazo que me diste con ella. Que se fue a Barbados y.... ¡ostias, no jodas! La que no te volvió a escribir en la vida. Y, ¿ahora viene casada con Alec y un hijo suyo? Que putada, ¿no? A mí me pasa eso y me mato.

Será cabrón...

-Gracias, muchas gracias. Lo estás arreglando-dije irónicamente.
-Ya veo que no la has olvidado.
-La odio, la odio, Kenzo, la odio tanto...
-Eso con una buena botella de vino se soluciona.

Media hora más tarde...

-La amo, la amo, Kenzo, la amo tanto...-lloriqueé terminándome la segunda botella de vino.

Montones de vasos de tubo vacíos con las dos botellas de vino vacías estaban desparramados por la mesa.

-Olvídala, tío-masculló Kenzo de una forma inteligible tumbado en mi sofá ya más dormido que despierto-. No merece la pena.
-No-dije yo a media lengua también-, no la merece. Ni la pena ni un mísero segundo de mis pensamientos...pero la hija de puta está aquí-apreté con ímpetu mi dedo índice contra la parte izquierda de mi pecho-. Está en mi corazón... si es que queda algo de él... porque ella se lo llevó consigo y lo destruyó en pedazos... Ya no soy el que era.
-Olvídala, tío...-volvió a mascullar Kenzo ya casi inconsciente.

POR Y PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora