Capítulo 4

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Miércoles, 2 de junio del 2004

Syed

Un año. Había pasado un maldito año desde que se fue la innombrable. Aún recuerdo cuando al día siguiente me bloqueó sin piedad. Y hasta hoy le escribía a casi todo el mundo menos a mí. Había sido un estúpido pensando que me amaba como yo a ella. Mi cabeza me decía <<la odias>> y mi corazón me decía <<la amas. La amas como el primer día, con locura y revivirías cada momento a su lado>>. Pero no podía amarla. Debía odiarla con todo mi ser, Deniz Coleman tenía que convertirse en mi criptonita. Debía fundir todo el amor que sentía por ella y convertirlo en odio. Encerrar en un baúl su recuerdo y tirarlo al mar.
Apreté con furia la lata de cerveza haciéndola una bolita y la lancé por el barranco.
Aquella lata representaba nuestros recuerdos.

Lunes, 26 de septiembre del 2016

Todo estaba listo para la llegada de mi hermano Alec: música, adornos, flores, balcón y una mesa envidiable de comida. Todo a su altura, parecía que el local estaba alquilado por él mismo.
Estaban Kenzo, Stella y mis padres. Faltaba él y, estaba a punto de llegar. Lo echaba bastante de menos, hacía veinte años que no lo veía en persona. Me alegraba que hubiera decidido volver a establecerse en Londres.

-Mirando a la nada pensando en todo-Stella me sacó de mis pensamientos.
-Lo extraño-sonreí con nostalgia.
-Dicen que viene con mujer y un hijo.
-¿Cómo?-fruncí el ceño.

Eso no lo sabía yo.

-Lo que oyes.
-¡Que ya viene! ¡Que ya viene!-exclamó mi madre nerviosa asomada a la gran ventana.

Seguidamente, corrió hacia la puerta y la abrió. Todos nos precipitemos hacia la puerta para darle la bienvenida, la cual consistió en un fuerte abrazo. Había cambiado mucho, lo encontré prácticamente irreconocible. Antes, su percha de billonario y la mía de pobre contrastaban más pero, desde empecé a trabajar y a ganar un buen sueldo estábamos casi al mismo nivel aparentemente.

-Por fin en casa con mi gente-dijo mientras mis fundíamos en un abrazo. Oh, su voz, también había echado de menos eso.

Después de lágrimas de emoción y abrazos, le presentamos a Stella.

-Yo también tengo a dos personitas que presentaros-dijo Alec volviendo a abrir la puerta-mi mujer y mi hijo.

Entraron un chico adolescente y una mujer... parpadeé repetidas veces. Sentí que todo mi mundo se paralizó. Que me asparan ahora mismo si la mujer de mi hermano no era Deniz. La mujer que me juraba amor infinito se había casado con mi hermano y había tenido un hijo con él.
Y, ¿qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Saludarla, sonreírle y decirle "cuánto tiempo"? Miré a Stella que, estaba igual de chocada que yo.

-Es mi hija, Syed...-murmuró. A penas le salía la voz.

Yo asentí impasible.

-Trevor y Deniz-los presentó Alec.

Empezaron a saludar a la familia, Kenzo no se acordaba de ella, era evidente. Pero, ¿yo? Yo no había dejado de pensar en su maldito ser cada maldito día. Su hijo llegó a mi y me sonrió dándome una palmada en la espalda. Detrás vino ella, dedicándome su sonrisa. Ay, esa sonrisa, que tanto me robaba el sueño. Le extendí la mano para hacer el paripé.

-Deniz Coleman-sonrió estrechándome la mano.

Me dio un vuelco el corazón al volver a sentir su tacto después de diecisiete años. ¿Realmente estaba preparado psea verla de nuevo? Evidentemente no.

POR Y PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora