Capítulo 6

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Martes, 2 de octubre del 2016

Syed

        -¿Qué era eso tan importante que tenías que decirme?-le dije a Alec sentándome delante de él.
        -Tan importante como la relación familiar-me comentó luciendo su típica sonrisa picarona.
        -No pillo.
        -Iré al grano, hermanito pequeño. Desde que volví a Londres te noto diferente conmigo.
        -¿Para bien o para mal?-me hice el tonto.
        -Si fuera para bien ni te lo habría comentado.
        -Espera, espera... ¿dices que me notas raro contigo?
        -Sigues siendo tan inteligente como te recordaba.
        -Alec... te equivocas, no me pasa nada contigo-mentí descaradamente.
        -Eso no es lo que mi sexto sentido me dice... tampoco es lo que me dice mi mujer.

Mi mirada se enturbió y mis labios se apretaron formando una fina línea. Deniz se había atrevido a hablarle de mí.

        -¿Qué te dice tu mujer?
        -Que eres raro-rió-y que no me tratas como se tratan los hermanos.
         -¿Eso te dijo?
        -Sí, Syed, eso me dijo. ¿Y sabes que fue lo que hice yo?

Lo miré impasible esperando una respuesta.

        -Discutir con ella para defenderte a ti, querido hermano. Decirle que antes de que me fuera a Barbados no eras así. Y decirle que aun así sigues siendo mi hermano favorito.
        -¿Debo sentirme halagado?-le espeté.
        -Déjame decirte que sí. Puedes sentirte halagado por haberme hecho discutir con el amor de mi vida. No me hagas hacerlo más.
        -¿Tengo yo la culpa? Nadie te pidió que discutieras con ella.
        -Lo que te quiero decir es que no se que ha cambiado en ti y que quiero que vuelvas a ser el de antes.

Oh, no, el de antes ni en sueños.

        -¿Deniz te ha dicho algo más?-le pregunté con interés.
        -No. ¿Debería saber algo más?-enarcó una ceja.
        -Solo pregunto. Tengo que irme, Alec-me levanté-. Siempre es agradable tu compañía.
        -Syed, te quiero y siempre me tienes para lo que sea, nunca lo olvides. Me gustaría también tenerte a ti como en mis viejos tiempos-me dijo.
        -Tú también me tienes a mí, aunque no lo parezca-le dije antes de irme.

Deniz

Escuché el click de mi puerta y me giré para ver a Hazel entrar a mi habitación y lanzarse a mi cama.

        -La acababa de hacer, Hazel-resoplé.
        -Acabo de ver salir a uno de tus cuñados.
        -¿A cual?-mi nerviosismo salió a flote.
        -A Syed.

Mis vellos se erizaron al escuchar su nombre. ¿Qué era esto que estaba sintiendo? ¿A qué se debía mi perseverante interés en estar cerca de él? Además de que me odiaba y de que lo conocía desde hace cinco minutos, era el hermano mi marido.

        -¿Deniz? ¿Deniz?-Hazel me sacó de mis pensamientos-Un, dos, tres, tierra llamando a Deniz.
        -Perdona, ¿qué decías?
        -Por quinta vez-rodó los ojos-. ¿Crees que el dinero da la felicidad?
        -¿A qué viene eso, Hazel?-me dio por reír.
        -Solo responde.
        -A ver, ayuda. Pero no te hace completamente feliz.
        -Pues yo pienso que el dinero es lo que más hace feliz a una persona.
        -¿Cómo dices?
        -¡Claro! Yo me casaría con un chico rico tan solo por su dinero-dijo convencida, como si fuese lo más normal del mundo. Yo aluciné.
        -Eres una convenida-ambas nos reímos. En eso entró mi hijo:
        -Mamá, ¿me puedes dar algo de dinero? Voy a ir al cine con mis amigos.

Cuando vio a Hazel, se quedó mirándola de arriba abajo completamente prendado. Este chico...
Hazel era guapa y llamativa; rubia de ojos azules. Era normal que Trevor se hubiese quedado impactado con ella.

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