—Tampoco hace falta ponerse así Yamada, no hicieron nada.—dijo Inoo mientras se quitaba los zapatos en la entrada. Sí, mi madre me había dado permiso para que Inoo se quedase a dormir en casa.
—¿¡Cómo que no!? ¡Parece que no le importo!—bramé enfurecido mientras subía las escaleras -haciendo bastante ruido- hasta mi habitación.
—Qué debería de hacer con este enano y con el idiota de Yuto...—susurró para sí mismo el pelicastaño mientras subía las escaleras.
Me dejé caer sobre mi cama, prácticamente me lancé sobre ella. Quedé tumbado boca a bajo sobre ésta, con mi cara hundida en la almohada. Soltaba pequeños quejidos zarandeando mis piernas y brazos cual niño pequeño enfadado por no conseguir su dulce favorito.
—Yamada...eres listo. Ya sabes cómo es Yuto.—sollocé bajo la almohada como respuesta.
—¡Llevo muchos años tratándolo como si fuese un maldito Dios! ¡Y nunca ha hecho nada por mí!—exclamé algo arrepentido por haber usado ese tono con Inoo.
—Eres un caprichoso Yamada. Acéptalo, el amor no es cosa suya...—respondió el otro joven mirando a su amigo en la cama.
—¡Al menos a mí no me han sido infiel!—y esa fue la gota que colmó el vaso. Y es que, Ryuka, la exnovia de Inoo, le fue infiel después de tres años de relación, aunque lo más triste, es que fue con el hermano del joven.
—¿Sabes qué? Ni si quiera debí haber venido.—respondió algo decepcionado del comportamiento inmaduro de Yamada.
Joder. ¿Por qué siempre tenía que hacer eso? ¿Por qué descargaba mi furia con los demás? ¿Por qué soy así? ¿Por qué Inoo me sigue soportando a pesar de todo? ¿Por qué tengo tantas ganas de llorar ahora mismo? Y... ¿Por qué Yuto no me ama?
El pequeño se tiró toda la noche haciendo pucheros y berrinches por su amor no correspondido y por la para que había metido con su mejor amigo...No debió de hacerlo. Pero es así, impulsivo. Y eso nadie podrá cambiarlo.
A pesar de ser algo inmaduro e impulsivo, Yamada, Ryosuke Yamada, tenía un corazón de oro. Era una persona muy sensible, noble y honesta. Aunque todo aquello ya lo sabía Inoo, así que no se enfadaría por el comentario reciente, digamos que en cierta parte, "está acostumbrado". Así era el comportamiento de su enano. De mejor amigo.
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.—¡Vas a llegar tarde!—gritaba algo desesperada la mujer al ver que su hijo ni si quiera se levantaba de la cama.
—Cinco minutos más...—pero cuando su madre levantó las persianas. Yamada se escondió bajo las sábanas cual vampiro, lo cual a su madre le causó enojo.
—¡Señorito Ryosuke!—cuando consiguió incorporar a su pequeño, se sorprendió en demasía al ver aquellas negruzcas y prominentes ojeras bajo los avellanados ojos del pelirrubio.
—¿Te quedaste con el móvil? ¿O a caso con el portátil?—interrogó la mujer preocupada por el nefasto aspecto de su hijo.
—C-creo que me encuentro m-mal...—respondió débilmente comenzando a tiritar de frío.
En efecto, el termómetro lo marcaba. El joven estaba con fiebre.
—Iré a preparar un paño caliente.— 0 medicinas. En su familia no tomarían ninguna pastilla o medicamento a no ser que estuvieran el borde de la muerte. En algún aspecto, no las veían necesarias si existía el reposo y la tranquilidad.
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.Holiiiiiiii bbss, ¿qué tal vuestro día? ¿Os gusta la historia? Sé que es feo pedir, pero más feo es robar, así que...¿me dejarías un votito porfi?
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Please, love me | 愛する
Storie d'amoreYamada, un adolescente enamorado de...un bloque de hielo. No habría mejor definición para Yuto. Mientras que el pobre Inoo hace lo imposible para juntarlos, pero...¿acabará lográndolo? Atención: - Contiene lemon (+18) - Es una historia sobre amor b...