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—Yamada está en el piso de arriba.—recibió la mujer a los menores con un saludo inclinando su espalda, la tradicional reverencia.

—¿Yama-chan?—llamó Inoo mientras entraba en la habitación con preocupación al ver a aquel pequeño tumbado bajo las mantas.

Estaba acostumbrado a verlo corretear y dar gritos de felicidad. Verlo así, se podría decir que le entristecía.

—O-Oh...Inoo...—susurró el menor saliendo de su guarida llena de mantas pues estaba que moría del frío. Síntomas de la alta fiebre.

Su cara estaba roja, ardiendo, pero cuando vio a Yuto, al mismísimo Yuto Nakajima en su propia habitación, al lado de Inoo, notó como la fiebre se le disparó a 100°C mínimo. ¿Exagerado? Nah, ¿Enamorado? Sí.

—Hey...¿qué tal estás?—dijo el alto pelinegro con normalidad mientras miraba a Yamada nervioso intentando hablar sin tartamudear. Y es que era una realidad, aquel pelinegro le traía loquito.

Tan diferentes...Yamada solamente mide a penas 1'64, tan extrovertido y feliz... El Sol y la Luna, la noche y el día...Totalmente polos opuestos. Pero dicen que los polos opuestos se atraen. ¿No es así?

—Se-senpai...—murmuró el menor esbozando una pequeña sonrisa. A pesar de su estado, no dejaría de sonreír para su enamorado.

—Trajimos ésto. Por si puede hacerte sentir mejor.—Yuto tomó una pequeña bolsa plástica entre sus manos mientras me la tendía.

Dediqué una mirada confusa a ambos. ¿Por qué me habían comprado algo? ¿Por qué gastaron su dinero en mí? No. Claro que no lo aceptaría.

—¡Galletas!— Claro que si lo aceptaría.

—Las escogió Yuto.—respondió Inoo mientras el nombrado se encongía de hombros.

—Chicos...disculpen pero necesito irme por media hora, me surgió un problema.—soltó dicha excusa para dejar a los tórtolos a solas.

Y tras irse, Yamada se colocó mejor en la cama apoyando la espalda en los cojines.

—Senpai, no estés de pie. Siéntate.—palmeó el lado de la cama mientras el mayor algo indeciso, acabó optando por sentarse allí, a escasos centímetros del menor.

¿Desde cuándo el enano olía tan dulce? Se cuestionaba el pelinegro. Probablemente fueran las galletas. Se auto-respondió.

—¿Qué tal Mi-Mika?—me atreví a preguntar algo avergonzado mirándolo a los ojos.

—No sé de ella desde la salida del instituto.— miraba todos los dibujos y posters que habían colgados por la habitación del menor.

—¿Te gusta ChoiceA?—cuestionó el pelinegro a lo que el rubio asintió rápidamente.

—¡Son geniales!—dijo animado mientras comía las galletas.

¿Por qué a Yuto le resultó tierno que el menor hiciera aquello? Sí solamente comía galletas que le había comprado en la tienda de al lado.

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—Me alegro de que estés de vuelta a la clases. Realmente te extrañábamos, Ryosuke Yamada.—estrechó su mano con el alumno mientras éste volvía a su asiento con Inoo.

—¡Estoy tan aburrido!—dejó caer su rostro sobre su puño derecho.

—Hey...Yamada, ¿no me vas a decir nada de mi nuevo corte de cabello?—dijo molesto Inoo, pues no le había dicho nada.

—¡Bonito!—exclamó sonriendo ampliamente.

Aunque realmente, solo se había recortado el flequillo y las puntas... Aquí les encanta exagerar a todos por lo que podemos ver.

—Yamada, Yuto te está esperando en la salida desde hace tiempo. Dijo que quería decirte algo.—alcé mi mirada y guardé todo con rapidez e ilusión.

Y como si fuese el mismo Rayo McQueen reencarnado en persona, salí directo allí.

Jadeaba levemente con la lengua afuera pues había bajado tres pisos de escaleras. He de recalcar, que casi me caía contra el suelo. Ya me veía en el dentista a por dientes nuevos porque los míos estarían clavados en el suelo.

—P-perdona...por la espera.—dijo el pequeño pelirrubio intentando controlar su respiración.

El mayor le entregó un pequeño sobre.

—¿Quieres venir al concierto de ChoiceA? Es este sábado.—respondió el alto.

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EN SERIO, OS AMO, muchísimas gracias, de verdad. Gracias por votar en serio y gracias por todo :(((

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