Capítulo 11 .:¿Cómo fingir que no te tuve así?:.

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—¿Qué tienes Gwen? —pregunté concentrándome únicamente en su mirada, la cual indicaba que algo estaba mal, ella me acarició la espalda y me atrajo hacia ella de modo que nuestros cuerpos se pegaran aún más, por lo que pude sentir mi pecho estrujándose con el suyo, algo que me provocó un cosquilleo en esa zona, pero el gesto de lado que hizo me hizo pasar aquella sensación a segundo plano —¿Gwen qué pasa...? —volví a preguntar también acariciando su cintura en el abrazo en el que estábamos unidos, ella separó los labios y con una voz baja y triste contestó:

— ¿Cómo voy a fingir que lo más real de mi vida no paso Peter?

Parpadeé y me quedé helado, sin saber que responderle, pero al parecer aun no debía hacerlo porque ella continuó hablando inmediatamente.

—Voy a tener que decir que pasé la noche en casa de Michel soñando contigo cuando en realidad no soñaba... sino que me acostaba, que me acostaba contigo Peter...

Su carita de preocupación empezaba a lastimarme.

—¿Cómo voy a ocultar que no me besaste como me besaste? ¿Cómo voy a ocultar que no me acariciaste y que me tocaste de esta manera? ¿Cómo voy a negar que esto pasó, que te tuve así?

Mi remordimiento me atacó, mi preocupación se elevó y mis ganas de querer ayudarla se intensificaron, y lo único que logré hacer en ese momento fue escucharla, porque eran tantas las cosas que se revolvían en mi cabeza que lo primero que tenía que hacer para ayudarla era escucharla, y es que ella siguió, pero diferente, porque compuso una voz que me sedujo, y lo que hizo también.

—¿Cómo voy a negar que te devoré la boca?

Dijo tocando mis labios con la yema de sus dedos, estimulándolos, porque estos me cosquillearon.

—Que tus palmas y tus dedos no me sujetaron y me recorrieron.

Dijo acariciando la mano que yo tenía sobre su cintura, haciendo que moviera levemente mi mano sobre su piel.

—¿Cómo voy a decir que no estuve sobre tu torso?

Ahora pasó sus manos por mis pectorales, a lo que tuve que reprimir una sonrisa, todo esto claramente lo estaba haciendo a propósito para excitarme, y sí que lo estaba logrando.

—Que estos cuadritos que tienes bien marcados en tu abdomen no fueron míos...

Esta vez, tanto por lo que había dicho como por lo que hacía en mi vientre... no pude reprimir esa sonrisa, fue una sonrisa doble, ¿Cómo no sonreír así si de ella se trataba?

—Qué no acaricié tu ancha espalda.

Dijo tocándome por encima de donde estaba la columna, haciéndome tener de un escalofrió.

—Que tu cuerpo desnudo fue mío...

Seguía diciendo con esa voz y esa mirada para seducirme, haciéndome sentir de nuevo la urgencia de tocarla y besarla, y ahora ese deseo se incrementó porque sus manos traviesas se resbalaron hasta mi trasero y lo apretaron, obteniendo en mí un gemido totalmente involuntario e incontenible en respuesta, ahora los dos sonreímos, pero la sonrisa de ella era una mezcla de triunfo y felicidad, después continuó volviendo a su mirada traviesa

—Peter... ¿Cómo voy a negar que no sentí tu esencia...?

Se mordió el labio y volvió a apretar mi trasero. Otro gemido salió de mí y un cosquilleo comenzó en mi entrepierna. El recuerdo de esa ocasión apareció mi mente, me había avergonzado pero ella me dijo que le había gustado... todo lo que había sido y todo lo que ahora era... ella siguió.

—¿Cómo decir que no estuve rodeada por tus fuertes brazos?

Dejó mí trasero y ahora acarició mis brazos, algo que hizo que mis nervios lo lamentaran, pues el tacto era mucho mejor en la zona que acababa de abandonar.

La noche de Peter y GwenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora