De un Ángel.

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Una combinación extraña de aquellos acontecimientos que me hacen sufrir, se reproducen como una película de terror vivida y jamás olvidada, enredada con la magia de la noche y los sueños que manejan telarañas de los mensajes ocultos de nuestro ser, que nadie logra entrever por completo gracias a su complejidad. 

Bianca y María. Mujeres que son tan importantes en mi vida por sus títulos de "familia" hermana y madre para ser más claros ¿dónde estaban? Danzando en el mundo de los muertos, tal vez no querían estar conmigo... Bianca me dijo cosas que me hirieron, justo antes de morir y aún así, la amo por ser como una madre para mí durante tantos años -Nico, por favor ¡vete! Ya no quiero estar cuidándote ¡por favor te lo ruego! Cuídate tu mismo- esas palabras me penetraron en mis ideales del futuro tanto que creo así es como vivo mis días, no quiero que nadie se preocupe por mi... Pero por una u otra razón ¡joder! Soy un ser que está lleno de amor por esos seres que tanto me importan y daría mi vida por ellos, sí, yo moriría por Hazel aunque sólo es mi media hermana y por Percy, a pesar de que desconozca mis sentimientos hacia él, pero él está con Annabeth y eso basta para mi, si es feliz eso es suficiente, el dolor se diluye pero no desaparece por mis sueños de alguna vez poder tenerlo. 

Entre distorsiones de mi cerebro dañado aparecen los materiales, elementos, juntos en un mismo acto, lugar que es algo así como mi propio infierno... Estoy seguro que hay un lugar muy especial para mí en donde los muertos residen; llamas rodean una casucha que tiene un enorme monumento que pareciera afectado por lluvia ácida y su rostro ya es algo muy abstracto por esta causa, el suelo vibra y pareciera que en cualquier momento todo fuera a derrumbarse, inestable y mal construido, olor a muerte, una peste insoportable a la cual de alguna manera lo percibo como algo que conociera tan bien que me he adecuado a algo tan indeseable. Es entonces cuando de entré las llamas aparece un chico alto de cabello negro y ojos verdes muy expresivos con esa sonrisa tan coqueta que ni él sabe controlarla y lo que causa en las personas, camina seguro hacia mí y tengo esperanza de que las cosas no puedan ser tan malas... Mi corazón late con imperiosidad ¿por qué no? ¡Me puedo permitir tener algo! 

Él se desvanece en una nube azul y comprendo que es algo que no es mío, nunca lo será, sólo queda el dolor para que este cuadro este completo y es su única finalidad. 

—Nico— abrí los ojos ¿de quién era esa voz? —ya te darán de alta, pero debes cambiar tus hábitos alimenticios. 

— ¿Qué horas son?— me sentía demasiado desorientado y en mi boca estaba ese sabor agrio de mi pesadilla. 

—La una de tarde, si...— la morena saco su celular de su bolso —La una con cinco minutos— Hazel me sonrió de oreja a oreja. 

— ¿Trajiste ropa?— me senté en la camilla y fue cuando vi una pila de rudimentaria negra. 

—Sí, y creo que debemos agregar otro color a tu ropa— bajo la cabeza y la movió a los lados —Pero de eso hablaremos en otro momento, Nico— tomo una de mis manos y dirigí mi vista a ese detalle para encontrarme con su piel tan oscura contrastar con mi palidez ¿en qué momento adopte este estado enfermizo? ¡Oh! Cuando mi padre decidió no informarme de que tenía una enfermedad y sólo me dejo ir, seguro todo comenzó por ahí. 

— ¿Nico?— asentí con la cabeza —tengo que salir y Jason se ofreció a llevarte a casa en su auto  ¿recuerdas a Jason? Es muy amable y servicial, creo que realmente quiere ser tu amigo. 

— ¿Ese rubio bronceado?

—Sí, ese mismo— Hazel río de una forma bastante adorable —Saldré con Frank y por mi te llevaba a casa... Pero ese "rubio bronceado" insistió en que era mejor evitarte fatiga y llevarte en auto. 

—Lo que sea— levanté mis ojos y vi a Levesque —estaré bien, si confías en él, supongo que todo irá perfecto. 

—Cuídate— depósito un beso en mi frente —Te veo en la noche, Papá no está en casa. 

Buscando una... segnaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora