Trato.

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No me siento bien, camine hasta casa y mis piernas están débiles ¿recuerdan que estoy enfermo? Tal vez lo olvidaron, no soy alguien importante. 

Es de esas noches donde de nueva cuenta todo se cae. Estallidos por doquier resuenan en mi cabeza, es un gran caos y ya nada tiene sentido ¿por qué me esfuerzo en llegar a casa? Debería simplemente tirarme en la calle y esperar a que la noche me tragase ¿entonces porque ansío llegar a casa? Quiero ver a Hazel, no decir nada y que ella lea el mensaje en mi rostro; me abrazara y acariciara mi cabeza. Eso, es lo único que quiero, mi poca familia que me queda. 

Finalmente llego a la triste y gran mansión. Pareciera que tiene el ceño fruncido todo el tiempo y esperara por una respuesta de la razón de su existencia ¿No soy yo proyectándome? 

Saco torpemente las llaves de mi chaqueta "He sido ofendido" la mano me tiembla ¿enserió esperaba tener un amigo? Soy tan patético. Su semblante era un poema que tenía todas las letras del desprecio marcadas. 

— ¿Por qué me duele tanto la soledad? ¿Por qué soy humano? 

Meto la llave y logro abrir la puerta. Sólo deseó ir a mi recámara y maldecir al mundo, a las asquerosas personas que juzgan sin saber nada al respecto. Lo peor del caso es que pareciese afectarme, ¿Cómo se eliminan estos sentimientos innecesarios? Me queman, muero lentamente. Y algunas veces me quedo pensando si mis actos son realmente los correctos, pero eso sólo me conlleva a llorar durante la madrugada para así tener los ojos hinchados la mañana siguiente. 

— ¿Estás bien?— esa dulce voz. Obvio es Hazel. 

—Sí, sólo algo cansado— no puedo verla. 

—Nico. 

No sé cómo suceden las cosas. Ella me rodea con sus brazos, es tan cálido, el amor de la familia fluye. Aunque no sea mi hermana del todo, no importa, ella lo es, lo poco que me queda... Eso que me mantiene vivo. 

No decimos nada, sólo acepto su abrazo en un mutismo total, sólo esta presenté el silencio; aquel relajante zumbido nos rodea. 

—Descansa, Nico— me suelta y sonríe. 

Ni siquiera tengo valor, la fuerza para decir palabra. Soy sensible, siempre lo he sido. Sigo siendo Nico diAngelo, el mismo niño de siempre. 

"¿Comprendes la belleza de la oscuridad? 

 ¿Qué puede haber de hermoso en tal misterio? 

 El misterio mismo ¿no lo comprendes? Lo que se esconde entre las sombras, temeroso... No vemos más allá y se nos hace muy fácil alejarnos temerosos. 

 Es defensa personal, temer a lo desconocido, para no arriesgarse. 

 Entonces ¿para qué vives? ¿Para mantenerte seguro en una fortaleza llena de luz? Incluso esta te puede dejar ciego; crearas tu propia teoría de la realidad y caerás repetidas veces en el mismo pozo por la ceguera. 

 ¿No se crea cada quien su realidad? Algunos se resguardan entre las cuevas, otros en fortalezas. 

 ¿No sería maravilloso tener la oportunidad de mostrarle a alguien más tu propio mundo? 

Buscando una... segnaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora