9: Noche de parejas

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Cuando conoces a alguien especial, la vida después está llena de primeras veces. El primer beso, la primera noche juntos, el primer fin de semana juntos. Para mí, todo eso ocurrió 48 horas después de conocer a Pablo.

Amaia y Alfred llevaban toda la mañana esperando a que hubiera señales de vida en la habitación de Raoul. Llegaron al punto de acercarse a la puerta y poner la oreja para ver si escuchaban algo.

- Oh, venga, tienen que salir ya. Es lunes. – Alfred miró a Amaia con preocupación, la pareja había estado todo el fin de semana ahí dentro, y no era normal.

- ¿Crees que habrán salido en algún momento? No sé si es bueno o malo.

- A lo mejor no hay nadie. – El chico abrió los ojos, ya maquinando algo en su cabeza. Cuando Amaia volvió a poner la oreja, la puerta empezó a abrirse. Alfred y Amaia salieron corriendo por el comedor, la chica saltando al sofá, y Alfred llegando a la puerta de la cocina.

Por desgracia, Raoul y Pablo les habían pillado de lleno.

- Buenos días. – Dijo Raoul, con una media sonrisa.

- Voy a hacer que no he visto nada. – Dijo Pablo riendo.

- ¡Gracias! – Le gritó Alfred, ya dentro de la cocina.

- ¿De verdad te tienes que ir? – Raoul y Pablo avanzaron hasta la puerta del piso, el primero haciendo un mohín.

- Sí, tengo trabajo, y una reunión. – Le acarició la mejilla.

- ¿Te puedo llamar después?

- Yo te estaré mandando un montón de mensajes. – Ambos rieron, y después se dieron un beso. Antes de salir, Raoul le cogió de la camiseta y le plantó otro.

- Adiós.

- Adiós. – Se dirigió también a Amaia, que estaba en el sofá con una revista, y le hizo un gesto con la mano.

- Hasta luego Pablo, no te había visto. – Le dedicó una sonrisa un poco fingida y se escuchó la risa de Alfred.

Una vez la puerta se cerró, la pareja se acercó a Raoul.

- Dos días seguidos, tío.

- Buah, la habitación debe oler como una jaula de conejos en celo. – Amaia exageró, haciendo reír a los chicos.

- Va, dinos cuantos, Amaia dice que ocho, pero yo creo que más de diez.

Las mejillas de Raoul se enrojecieron, y negó con la cabeza.

- Cero.

-¿Qué? – La pareja se miró, por una parte no se lo creían, pues habían estado metidos en esa habitación, a solas, dos días. Pero por otra... era Raoul, y siempre les sorprendía.

- Que no hemos hecho nada. Nos estamos conociendo, y a los dos nos ha ido mal en el pasado por haber ido demasiado rápido. – Agoney apareció en su mente. – Así que hemos hablado y vamos a ir despacio. – Concluyó, alejándose de ellos.

- ¿Fue idea suya? – Raoul asintió y Alfred lo entendió.

- Pero que me gusta mucho, y me da igual ir despacio. – Por una vez quería ir sobre seguro, intentar que funcionara de verdad. – Además, no pasa nada por tardar en tener sexo, ni que fuera lo más importante.

3 semanas después

- No creo poder aguantar más sin hacerlo con él. – Raoul tenía una mueca de incomodidad en la cara. Estaba sentado en la mesa de siempre, del bar de siempre, con Ricky al lado y Amaia y Alfred enfrente. – Es que... es que me pone cachondo pero nunca llegamos a hacer nada.

PAUSADACómo conocí a vuestro padre // RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora